La portada de Frank Miller

«Una simple locura, sin principios serios y sin alcances; […] para diversión de los papanatas en los residuos de las escuelas»

Arsène Alexandre (1859–1937), columnista de «Le Figaro», a propósito del Impresionismo.

Lo  primero que quiero que tengas claro es que a Frank Miller se la pelas. Y yo. O no. Lo primero que hay que entender es que Miller sabe lo que hace y porqué lo hace. Evidentemente es un creador y es consciente de ello, crea para nosotros, pero el autor puede tener unos objetivos que no son un remolque de las expectativas de su público. Esto, que en otras artes es un elogio al artista, parece no ser asimilado por la cueva fandom del mundo del cómic. Parte de la cueva, al menos, la que ha macerado su «canon» en el tebeo comercial estadouidense donde el naturalismo gráfico es la base del dibujo del género, en la línea de Neal Adams, John Byrne, Barry Windsor-Smith, George Pérez o Michael Kaluta. Curiosamente siempre hubo otra línea no naturalista que fue alegremente rechazada, la de Kirby, Ditko, Simonson, Mignola… bueno, no rechazada, pero eran los «autores estilizados», los arties, digamos. Muy admirados, pero a menudo acompañados de sentencias como «sus limitaciones como dibujante las compensa con una estética, puesta de página, soluciones narrativas etc etc». Pero no, porque dibujar cómics no es hacer ejercicios de primero de Bellas Artes en las plazas del pueblo, sentado con tu cuaderno de bocetos copiando a sanguina un balcón, un vendedor de castañas o una fuente. El cómic no es eso, no es copia o naturalismo (que en todo caso, son opciones, para el punto de partida gráfico del autor de historieta).

Miller siempre jugó en esa liga de los «señalados». Los que hoy critican al último Frank Miller olvidan que ya en sus tiempos como autor de Daredevil le llovían por «Mal dibujante» y que toda su carrera arrastró ese tipo de san-benito como dibujante. No me explico al respecto: el dibujo de cómic es lo que es, e incluso saliéndonos de las márgenes del noveno arte, el dibujo es lo que es, y supera los códigos academicistas del realismo o la mera habilidad, claro, y se adscribe a una primera necesidad expresiva, desde hace muhcos años. Más de cien.

Attrazione

Munch, 1896

Miller, lastrado por una enfermedad severa, la ha montado, muy conscientemente, con su regreso tras bastantes años de ausencia. Y lo ha hecho rompiendo la baraja:

miller

El retorno del caballero que nos ciega

La realidad es que esta portada/contraportada me parece brillante, no por sus logros académicos, de perspectiva, proporción etcétera (vuelvo a Munch para abundar en el tema, y es verdad que ahí «falla»), lo es por actitud, porque con ella su autor ha logrado lo que pretendía: ser, con un único dibujo, el centro del universo de la historieta a nivel mundial. Cuarenta años rompiendo barajas obra tras obra (alguna fallida, claro, pero siempre en el ojo del huracán) y aquí lo tenemos de nuevo con un dibujo feísta, que se pasa por el arco del triunfo cualquier amago de corrección, cualquier «ética del buen dibujo», pero que vuelve a ser potente como un tsunami, provocador como Detritus, el personaje-cizaña de Astérix. Y del lector más anónimo al autor de Marvel más respetado, todo el mundo gira alrededor de ese Hombre de Acero que nos revela su pene tras el calzón, que exagera icónicamente sus puños como explicándose con el dibujo sin más, que es todo locura, un elogio de lo irracional. Locura en la praxis del oficio por parte de Miller; también locura y rabia y fuerza como icono, en el discurso que la propia imagen ofrece. Y es también un elogio de la debilidad, porque insistimos, Miller, muy enfermo, es un cuerpo muy vencido. Pero un alma muy rebelde aún. Los twitts que le acusan de acabado soportan un ideal conservador del arte, mientras que el bueno de Miller demuestra que está aquí para morder y reírse, para azotar, para follaros vivos, con su cuerpo debilitado pero con su espíritu aún en llamas de creatividad loca.

Por cierto, Atom muestra, sin desdecir del estilo alocado, unas proporciones mucho más «lógicas», nadie lo dice.

atom

Del mismo modo un nuevo dibujo (de Batman) filtrado muestra que el autor de Ronin sabe y aún puede, si quiere, moderarse:

batman miller

Se ha leído también que si no se supiera que lo ha hecho Frank Miller, muchas de las opiniones arrojadas -las positivas, claro- «tendrían a un sentido contrario». Pero no podemos desligar obra/artista. No podemos comprender a Goya ni a Boticelli sin conocerlos, esto lo sabe cualquier alumno de primero de historia del arte. Y por supuesto que no podemos opinar de una portada de cómic (si creemos en la naturaleza artística del cómic) sin entender lo que su autor pretende con ella. Porque no, claro, no hay un canon que aplicar ni una norma matemática. No es cuestión de medidas y plomadas, reglas de oro y recetas magistrales.

Y por otro lado, por supuesto que no opinamos lo mismo de esto…

DK I

Miller, Jackson y Varley, El retorno del Señor de la Noche (como se llamó en la edición de Zinco)

…que de este chiste.

RISSO

100 Balas. Azzarello (guión) y Risso (dibujo), desconozco el capítulo concreto de esta imagen, los coloristas de la serie son Grant Goleash y Patricia Mulvihill, según la wikipedia

 

 

En fin… como siempre, todo el revuelo sirve antes que para juzgar a Miller, para conocer posiciones del lector y ubicar a cada quien en un lugar.

Y puede que DK III resulte una castaña. Pinta mal, un trabajo quizá no de encargo puro y duro pero sí de coyuntura para sacar más pasta (realizado casi en tercer plano por salud, asistido por dibujantes y guionistas). Lo comprobaremos cuando salga. Pero mira, es Miller, sin él el cómic no sería lo que es hoy. Es el autor más importante que ha dado el medio, posiblemente (o uno de los diez más importantes, seamos flexibles, tampoco importa mucho la boutade, me entiendes). Y hace bien en darle a la manivela de nuevo, para lo que le salga de los huevos (¿sacar pasta? ok, Miller, lo que quieras, estás de vuelta tras ir y volver unas diez veces, tú puedes) , y además, es evidente, va a lograr también ese objetivo, va  asacar bastante calderilla con DK III, olé él.

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3 Comentarios Dejar comentario

  1. A mí me vuelve loco el Miller dibujante, tanto el de Ronin y el primer DK como el del segundo o el de Holy Terror. Entiendo que haya gente a la que se le atragante, pero por falta de miras y no de talento del propio Miller. Cuando quería dibujar «bonito» le salió, asistido por Varley, un álbum tan fabuloso como Elektra Lives Again. Pero pedirle ahora a Miller una anatomía realista o un trabajo exhaustivo de volúmenes sería de necios: lo mismo que pedirle a Calpurnio que dibujase como Manara o a Mazzuchelli que lo hiciese como… bueno, Mazzuchelli en los 80. Eso no quita para que esta portada en concreto me parezca muy fea. Seguro que no es eso de lo que va la cosa (como bien argumentas en tu entrada). Pero es que me parece MUY fea. El Batman acuclillado me flipa. El Superman en la consulta del ginecólogo no. Ya es algo subjetivo, supongo. Y como tú dices, eso a Miller se la pela.

    Pero bueno, a lo que iba: que a mí las viñetas de Risso no me parecen ningún chiste. La influencia de Miller en el argentino (igual que en tantos otros dibujantes) es obvia, como también lo es que el trabajo de ambos es incomparable (Miller está en el Olimpo del medio, ya lo sabemos); pero no entiendo el ataque. Igual me he perdido algo entre líneas, no sé.

  2. Vengo de la entrada de Mad Max..A mí también me gustó mucho la peli.
    Mmmm..

    A mí la portada no me gusta. El dibujo o la representación que hace de Superman tampoco… y creo que sí podemos opinar de una portada de cómic sin saber lo que el autor pretende… A ver si solo vamos a poder opinar sabiendo. Que me cuente Kurt Busiek qué pretende Miller con esa portada, o incluso que sepa de qué va la cosa porque estoy familiarizado con Miller y sé que es un cartoonist porque él mismo reconoce que no va a ser Alex Raymond no me impide seguir opinando que no me gusta ese dibujo o esa representación de Superman.
    Lo del autor más importante que ha dado el medio…bueno, como bien dices, es una boutade… Pero confieso que hace más de 20 años para mí sí lo era (jaja)…
    Desde luego, se encuentra entre mis favoritos y vale, sí, entre mis diez más importantes, no solo como autor y guionista, sino como dibujante.
    Es más, desde hace mucho, me gusta más como dibujante que como guionista…Pero el hecho de que Miller sea uno de mis dibujantes favoritos no quiere decir que me tenga por qué gustar todo lo que hace, y como ya digo, esto no me convence.
    Tampoco me convence el Revolution 9 en el Blanco… pero bueno, me da lo mismo.
    Un saludo.

  3. Octavio B. #

    Hola, vuestros comentarios se habían perdido en la carpeta de aprobación en medio de mareas de spam, perdonad.

    Por lo demás, gracias por comentar, y bueno, decir que no es un ataque a Risso en general, y puedo entender la pareja de viñetas como guiño, o como simple plagio y demostración de falta de estilo. Que Miller crea estilo, y eso hay que entenderlo más allá de la bellaza gráfica de su portada, vamos, que esto es cómic, no ilustración, y el dibujo es un medio de transmisión narrativo. Eso lo veo en Miller, no en cualquier imitador de los rasgos superficiales del de Daredevil.
    A mí Risso me gusta muy poquísimo, por si sirve de pista 😉

    Y por supuesto que a cada cual le gusta lo que le gusta, faltaría. Pero una cosa es lo qeu gusta y otra las cualidades de lo observado, que no dependen del observador. Ese es el tema final de este post.

    Un saludo.

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