Lectores

Hace un tiempo leía un hilo de conversación donde se hablaba del necesario eclecticismo en los lectores (inciso, he perdido el hilo de la charla y ni recuerdo quién la inició en su muro de Face, no puedo acreditarla). La cuestión pasaba por señalar a ese modelo de lector que se pretende conocedor del medio pero no pasa de la Marvel. O del manga, o de, en fin, una parte del todo. Y apostaba por el lector omnívoro que tantea géneros, estilos y latitudes, en vez de asentarse en una parcela determinada.

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Boggey, pulp(o)

Yo la verdad me considero como lector bastante ecléctico, no es cuestión de que sea crítico de cómics y defienda que así debe ser (para el que ejerce la crítica, desde luego abrir el abanico es muy bueno, si no necesario), más bien, en mi caso personal, se trata de una opción cultural. Desde mis querencias, procuro estar al día de lo que se cueza dándome un poco lo mismo que sea Bd tradicional, manga (todo un universo de ramificaciones, por cierto), “pijamas” o novela gráfica. Pero aunque la máxima del eclecticismo pueda ser la que más me define, no discuto que tengo una tendencia de lecturas clara. ¿No nos suceda a todos?
Del mismo modo, ese mantra, el de que debemos leer de todo, cada vez me parece menos acertado si la enfoco como modelo general. Porque mira, en cuestiones culturales cada vez defiendo más que cada cual lea, disfrute y se empape de lo que le de la realísima gana, si a cambio no pretende más que disfrutar su ocio. Es una falla del mundo del cómic, opino, pretender que lo slectores deban ser enciclopédicos y eclécticvos. Falla derivada, en mi opinión, de la posición del medio en la sociedad general. Porque como minoría, parece que el lector hasta ahora se “hacía fuerte” en la especialización, en el modelo de un lector que come de todo y además es glotón, que al final se quiere confundir con un experto. En cómics. Y bueno, esto no sucede en otras artes cuando estas son un acervo cultural general perfectamente integrado en la sociedad, opino. Siempre hay grados, pensemos en literatura: de lectores ocasionales que se acercan simplemente al best seller que machacan en el grupo Prisa día sí día también, al degustador de literatura en los márgenes, a todoterrenos que se conocen Borges y Vale Inclán y siguen los pasos de la novísima novela contemporánea. Y hay lectores de novela romántica, histórica o ciencia ficción. Hay, en fin, DE TODO.

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Audrey Hepburn, patriota

A eso debemos aspirar en la historieta, no únicamente al coleccionista semi (o pseudo) experto. Si a un lector lo que le gusta es meterse de lleno en el universo DC y se la trae floja quién es ese tal Giraud, que lo disfrute. Si lo que le gusta es el universo del fanzinismo y pasa del mainstream, ok. Si es un hacha y lee de todo y gasta la de dios en cómics al mes, oye, genial también. Otro tema es el muy español Defenderse Atacando, que demuestra en el fondo un sentimiento de carencia. Agredir a “lo otro” para defenderse: yo leo X, tú que lees Y y no quieres leer X, entonces eres malo. Y tonto, de paso. Y te huelen los pies, gilipollas. Basta menear un poco la red y dejar que los comentarios crezcan más allá de la primera docena para encontrar este modelito de lector pueril, agresivo. ¡Leamos lo que nos guste y dejemos vivir al tercero!. Pienso que lo mejor, efectivamente, es que nos atraiga la diversidad, pero no pasa nada porque un lector no aspire a ello. Yo (y tú) soy yo y mis circunstancias, mi entorno, mi edad, mis lecturas pasadas y presentes, y con todo ello formo mi gusto, definido. Sé que hay editores que coinciden mucho (pero mucho) con mis gustos, del mismo modo que confío en determinados sellos discográficos más que otros.

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007, mujeriego

Si como lector uno se queda en ese primer hecho, no lo veo mal. El lector no es experto de nada, es eso, un lector, llanamente. Gloriosa circunstancia, ¿porqué matizarla o degenerarla? Si le atrae Jorodovsky y nada más, porque resulta que viene rebotado del cine del argentino, pues perfecto. No se trata de “entendidos”, si no de consumidores de una determinada narrativa. Otro tema será que un marvelzomby o un lector solo de clásicos o únicamente de cómic alternativo canadiense se autodefina como gran entendido en noveno arte y ostentador de la esencia verdadera (generalmente, ostentada contra otro modelo de cómics, y desde hace diez años, generalmente contra la novela gráfica). Y al final eso es lo que veo, aún, y demasiado.

 

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El camaleón, riéndose de todo

Y ya que sale la manida novela gráfica, algo que en España podríamos decir que queda inaugurado en 2004 (once años ya y hay quien no se lo cree aún) con Blankets, más o menos, ahí sí veo un modelo de lector renovador, sano y maduro: lecturas como Persépolis (Marjane Satrapi), Las Meninas (García y Olivares) o Mr Wonderful (Daniel Clowes) han atraído a un “público” generalista, absolutamente alejado del “mundillo” y sus vicios (que yo mismo, como lector del mundillo, debo tener, me temo). Los nuevos lectores que está encontrando la novela gráfica en el siglo XXI son gentes “del montón”, que cantaban Sr. Chinarro, que no saben un carajo de Marvel porque no se ven representados en esas ficciones, ni tienen bendita idea de quién es Tezuka porque incluso pueden rechazar los modos formales del manga más “Toriyama” (por edad, por su bagaje cultural -que no es mejor ni peor, si no otro-). Pues ellos se lo pierden (a Tezuka, y a Kirby, y a muchos otros) pero no pasa nada. No atacan a nadie, solo… leen. De hecho ese lector sabe muy bien lo que quiere cuando entra en el mundo de la novela gráfica, lo busca activamente (muchas veces en librerías no especializadas) y lo consume. Alejados de modelos de correveidiles on line, ajenos a estúpidas polémicas, han reflotado moderadamente (al menos hace unos años, antes de la crisis) un escena que en los noventa languidecía. La del cómic, digo, más visibilizada en prensa y con nuevas editoriales intentando lograr un espacio, e incluso con editores literarios (Mondadori a la cabeza) que apuestan por este cómic. A ver qué queda de todo aquello con esta crisis del carajo…
Yo mientras sigo defendiendo al lector en su libre capacidad de optar por leer de todo o micro especializarse. Inclsuo al lector ocasional despistado, le pongo una alfombra, yo. No pasa nada, todo son tonterías. Lo importante es el cómic, que no decaiga la fiesta, a tope con las grapas y los lomos.

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