¡UNIVERSO! de Albert Monteys

Con el éxito del Monteys más social o del puramente humorístico (reciente tengo la lectura de Ser un hombre, cómo y porqué), casi me olvido de lo que me atrapó del creador de Tato cuando lo descubrí. Está claro que Albert Monteys es uno de los más potentes autores del cómic de humor de nuestro país, con una capacidad bufa brutal no solo en el planteamiento del gag y su resolución sino en cada trazo, en la expresividad de sus dibujos. Pero además resulta que hace muchos años, en una galaxia muy lejana, el dibujante barcelonés creó un personaje de ciencia ficción (y humor, la sonrisa está presente siempre en su obra) llamado Calavera Lunar.

calavera lunar

 

Cruce imposible entre los cromos Mars Attack, la tradición de las danzas macabras, el cine de serie B y los esqueletos mejicanos, solo ver a este astronauta con calavera flotante dentro de una pecera/escafandra ya me vuelve loco.

Era un gran tebeo. Pero ¡Universo! es mejor.

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A la alegría de volver a leer a Monteys haciendo ciencia ficción hay que sumar que aquí estamos ante una aventura con mucha chicha, rica en mensajes, irónica, donde se combinan perfectamente la pasión por el género y el cayo de todos estos años en la denuncia gráfica. Y vemos que lo mejor del barcelonés ha confluido en su proyecto, quizá, más personal, o al menos en uno donde se nota que se entrega a fondo, donde cada página es un logro y donde casi a cada página aporta nuevas ideas.

Lo primero que sorprende es su espectacularidad. Entre Kirby y Kubrik de un modo evidente en los guiños, ahí arriba y sin amilanarse, pero también con mucho de cine B y hasta, bueno… yo he recordado El Dormilón de Woody Allen en sus momentos más tranches de vie. Y mucho Calavera Lunar, cómo no… hasta tenemos un personaje que es un cabezón semi pútrido encapsulado en una pecera, casi un reverso tenebroso de aquel icono amable. Evidentemente Monteys no es un autor tanteando el género sino que lo lleva dentro, se nota que si durante tiempo ha mantenido una línea de actualidad porque la vida le ha llevado a ello (con paradas siempre en esa ci-fi que se nota que adora, recuerda Carlitos Fax), dentro de su cabeza el género también ha seguido creciendo. Por eso esta obra huele madura, rica y se ve fuerte. No hay tanteo sino plenos hallazgos: el tránsito inicial de un primerísimo plano a la nada a la creación de todo, fluye con natural armonía, lo cual no deja de asombrarme; el paso de dicho momento «kubrikiano» a «diecisiete mil millones de años en el fututo», es sin embargo abrupto y nos descoloca llevándonos a otra ciencia ficción más K. Dick. Contemos: en seis páginas el cómic te asombras unas cuatro veces. Esto no es de recibo y demuestra la altura de enorme narrador de Monteys y la categoría de ¡Universo!.

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Universe!, la english versión

A partir de este montante de noqueos por KO página a página, se construye una historia de saltos temporales y especulación con un ultracapitalismo obsceno de por medio, pero tan delirante que no pierde el poso del humor socarrón marca de la casa. Engarza tonos e intenciones casi divergentes y los sirve en un conjunto sólido, que no rechina ni se ve artificioso: te ríes porque te hace gracia (a ver…) y te hace pensar porque tiene «tela». Parece fácil que todo fluya. No lo es, es meritorio.

Y el cómic finaliza con un epílogo que descacharrará al lector de aquí y posiblemente dejará descolocadísimo al guiri, porque nos devuelve al Monteys más payaso y en primera persona. Un making off de la propia obra que, por supuesto, no sobra en absoluto, porque explica el proyecto con esa chispa tan suya.

Otro aspecto a tratar: en estos tiempos de cómic on line o webcomics en tanteo de nuevos medios (el digital, claro), creo que este es el tebeo que mejor entiende el medio electrónico para el que se ha creado, de los que he leído. ¡Universo! no se edita en papel, lo vende en formatos digitales y en tres idiomas (inglés, castellano y catalán) Panelsyndicate.com (precursora iniciativa creada para alojar Private Eye, otro tebeo digital, de Brian K. Vaughan, Marcos Martín y Muntsa Vicente). Y está pensado para su lectura en pantalla, tableta (es mi opción) o, supongo, hasta móvil. Pensado y bordado: su diseño de página cambiante logra una lectura dinámica; el color es brillante, de «fantástico» pero también de «brillo», de emanación, con tonos vivos, expresivos y cuidadísimos que dan un ambiente de maravilla permanente y que además llaman al ojo desde la pantalla.

Vamos terminando, la historia es mejor no desmenuzarla. Se trata de un relato autoconclusivo, envenenado, divertido, que además va a suponer el primero de una serie de cuentos sutilmente entrelazados (un personaje que se repite y cosas así). Lo puedes comprar al precio que te venga en gana, de cero € a lo que quieras (no lo lleves gratis hombre, o si lo haces y te gusta, al menos vuelve a descargarlo una 2ª vez, pagando lo que consideres que se merece), y te llevarás 38 páginas de autoedición para la era 2.0, que son todo magro, y del bueno.

Avisado quedas.

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