OJO DE HALCÓN, de David Aja y Fraction

ojo-de-halcon-100-Marvel-Panini-portada-fraction-ajaLa crisis de los superhéroes y todo aquello.
¿Nos importa aquí buscarle solución al tema? No, o no ahora. Además, a las megacompañías cinematográficas que ostentan los derechos de aquellas viejas y encantadoras grapas les va muy bien con el actual estatu quo. Marvel (centremos en lo que estamos hablando)  tiene su legión de compradores, además, capaces de explicarte hasta la última viñeta de cualquier número del último crossover. Perfecto.
Pero a mí, que me gusta el género, sí me importa saber qué me gusta del género y que hoy prácticamente no encuentro. O no en niveles de excelencia (sí hay títulos amenos; también olvidables generalmente). Y tengo clara una cosa. El género, cuando es como este «Ojo de Halcón», me gusta mucho. Aún. En estos tiempos en que un tebeo de 24 páginas mensual parece una rara avis (mentira, hay en la librería decenas de ellos, pero la moda es decir que la novela gráfica ha acabado con todo… también con la grapa), me encanta encontrar editado algo que solo puede ser eso, un comic-book, porque como tal es planteado, como tal se aprovecha y como tal se disfruta (aunque se edite aquí en un tomito con sus seis primeros números).
Ojo de Halcón, menudo superhéroe. Un tipo vulgar, ni siquiera diría que demasiado atlético, seguro que hasta Sang Chí se lo come a leches (la leche del dragón-Fú, que para eso es karateka). Y tiene flechitas. Tiembla, Punisher. Escóndete, Estela Plateada.
Pero he aquí la gracia. Fraction ha entendido a este sin sentido de tipo vulgaris metido en medio de los mismísimos Vvengadores. Mientras Iron Man derrumba un avión con sus propulsores y Thor convoca al trueno a la orden de El Capitán América… Ojo de Halcón gana la muñeca chochona en el tiro de arco de la feria de tu pueblo. Pero venga, no seamos malos. es un signo Marvel, la fuerza del más pequeño puesta en valor. Y además, el arquero es un tipo majo, valiente, atlético y con una puntería fenomenal, que gasta un arsenal de flechas pop letales. Así que de algo ha de servir. Matt Fraction lo ha pillado. Servirá de poco, pero en el lugar correcto, sirve de mucho. Y el lugar del arquero es el barrio y a ras de suelo, y pasando de mallas ridículas: un tipo normal con un agudo sentido de la justicia y un currículum que le hace temible entre los gansta’ de la zona lumpen de la ciudad. A ver, se ha batido con El Coleccionista, con Ultrón, y ha estado en las Guerras Secretas donde Galactus casi se lo come, Doctor Muerte se convierte en Dios, Dios monta un circo y Ojo de Halcón… bueno, Ojo de Halcón nada. Pero estaba.

Así que aquí le tenemos, el bueno de Ojo desfaciendo pequeños entuertos llenos de acción, naturalismo (ya digo, ni trajes coloridos hay) y bastante sentido del humor y autoconsciencia. Y gotas de tensión sexual. Pues fenomenal.

2 páginas de equilibrismos Aja

2 páginas de equilibrismos Aja

Pero si la cosa crece exponencialmente es por el activo de su dibujante, David Aja, que no hace más que crecer a cada número. Desde unas portadas que ya avisan (esto NO es lo de siempre, ni es el cómic que tengo al lado en la librería) a esas páginas interiores que parecen no tener fin. Son todo imaginación, una fiesta de cómic reinventándose en el siglo XXI, cercano al espíritu de los francotiradores de la novela gráfica (¡SÍ!), con la lección bien aprendida de «Asterios Polyp»; «Lint» o «El Rayo Mortal», pero con maestros en el arte del buen cómic de superhéroes bien asimilados, de Steranko a Miller.

Perfectamente amasados en una personalidad que sabe jugar y disfrutar del juego, lanzarse a la piscina, probar soluciones, acometer ideas. Ahora una cosa que parece Chris Ware, antes un guiño al tiempo-cronómetro de un «Dark Kight», mañana quién sabe. La incertidumbre, el no saber qué pasará en un mes. El contar algo en 24 páginas sin que dé la sensación de frugal capítulo que necesitas ensamblar en una veintena larga que forman un arco argumental. Los personajes perfectamente construidos. El humor, carai. Todo en «Ojo de Halcón» nos deja con el buen sabor de boca del mejor tebeo de género pijama.

Hasta la ausencia de Aja se hace soportable, al sustituirle un elegante Javier Pulido. No es lo mismo, ni de lejos, pero mantiene la línea.

PS: y no hablo del color, pero excelente también.

Be Sociable, Share!

Etiquetas: ,

2 Comentarios Dejar comentario

  1. GabyG #

    Bueno, pues es atlético o no es atlético? 😉
    Antes que nada quiero decir que me gustó la nota bastante y coincido en que es uno de los mejores comics que lei en años, gracias en gran parte a David Aja, pero disiento en varias cosas.
    Cuando escribiste sobre Hawkeye que «ni siquiera dirías que es demasiado atlético» creo que es porque no leiste mucho sobre el…o no leiste sobre que se crió en un circo o sobre su etapa como Ronin o su entrenamiento a cargo del Capitan America, etc etc (pero despues escribiste «un tipo atlético» asi que bueno…jeje)
    No lo subestimes, que no tenga superpoderes o una superarmadura (y ojo que soy admiradora de Ironman y casi todo Marvel bueno o villano) no lo hace un tipo vulgar, al contrario, para mi, es mucho mas admirable lo que hace siendo sólo un ser humano.
    Espero que hayas leido todos los que siguieron hasta el 10, son uno mejor que el otro.

    • Octavio B. #

      Hola, gracias por comentar!
      Bueno, no entremos en el «Quién es más fuerte»… Hawkeye es un atleta claro, es un Vengador, aunque dudo que sus capacidades circenses sean las de un Daredevil, por buscar a un pijama raso al que compararlo… pero ya te digo, no era cosa de entrar en el marvelgame comparativo. La retórica en mi texto apuntaba nada más que a una idea, Ojo de H. es el patito feo Marvel, o uno de tantos, vamos. O un secundario si se prefiere… Dentro de un orden, pues ya lo escribo e el post, el ‘noble humano sencillo’ suele ser el mayor héroe en Marvel, ver si no al Capitán América 🙂

Escribir un comentario a GabyG