GAUGUÍN: DOS VIAJES A TAHITÍ, por Li-An y Croix

Artículo publicado en Faro de Vigo el 15 de Julio de 2011

 

Los viajes de Gauguín filtrados en viñetas.

Un dibujante de origen tahitiano se ha fijado, en su última novela gráfica, en la figura de Paul Gauguin y su interés por su tierra natal, creando un relato que funde lo documental y lo imaginado.

el cómic...

... el pintor.

 

Li-An no es ningún recién llegado al mundo del cómic. Sus comienzos se rastrean en 1989, para el magazine “Circus”, y su obra la han editado grandes editoriales francesas como Delcourt. En su haber, pues, se pueden señalar series de corte comercial y exitoso, pero también cultiva una cara más, digamos, personal, con trabajos como “Fantasmas Blancos”, editada en España, o el libro que nos ocupa ahora, “Gauguin. Dos viajes a Haití”. Aquí, frente a obras pretéritas, el ilustrador asume también labores de argumento y guión, lo que no nos debe extrañar. Es evidente que, dado su origen tahitiano, Li-An sentía un interés personal en la figura de Paul Gauguin, que en 1891 decidió partir a Tahití para retratar un mundo aún virginal, edénico y primitivo. Su búsqueda pictórica le llevó a redescubrir allí la naturaleza del color, las posibilidades plásticas de una pintura sacudida pocos años antes por el Impresionismo.

Li-An muestra en este cómic la vida, casi documental, del pintor francés en su Edén personal, su primer contacto con este espacio exótico y sus habitantes. También con los colonos occidentales (embajadores, comerciantes y otras aves de peor calaña). “Gauguin” resulta una lectura interesante y entretenida en tanto que recreación precisa de los ambientes, las costumbres y la vida socio-política de la isla polinesa. Es un retrato fiel, plasmado con reverencia y cariño por quien reconoce en ello sus propias raíces, y lo recrea con un estilo de dibujo elegante, vibrante y expresivo en consonancia con la pintura del artista descrito. No se entienda aquí una aproximación a la pintura y estilo de Gauguin, sino una comunión plástica en tanto que Li-An emplea una expresividad natural, fresca, un trazo vivo y enérgico sin dejar de ser exquisito y cuidado. Como narrador, resulta funcional, correcto, con toques de estilo elegante antes que inventivo como esas páginas descriptivas, mudas, o aquellas en que aplica un esquema de viñetas alargadas emulando el cinemascope que todos relacionamos con el cine de aventura exótica, de largos y bellos planos generales en playas y tierras lejanas. Mención especial merece el coloreado de Laurence Croix, quien aúna la evocación de la luz propia del archipiélago y la naturaleza expresiva del color del artista postimpresionista. Es uno de los grandes méritos de este cómic, sin duda.

Tahití, Gauguín, la vida...

 

Sin embargo, “Gauguin” no se trata de una obra redonda: peca en ocasiones de diálogos forzados y situaciones tópicas, y sin duda resulta endeble en la zona más inventiva. Li-An, consciente de que ni las cartas del pintor expresan verdades absolutas (más bien todo lo contrario, el artista buscó conscientemente cierta mítica para referirse a su experiencia) como de los muchos huecos en la historia, ha optado por inventar unos sucesos de corte aventurero que no consigue amalgamar adecuadamente con el tono pretendidamente documental de la obra. Sin embargo, todo ello no dejan de ser pequeños peros en una lectura interesante y que, por su tema y por su acabado formal vistoso y elegante, es muy recomendable tanto para acercarse a la figura vital de Paul Gauguin como a un tipo de cómic pensado para todo tipo de lectores.

 

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  • Octavio Beares - hay tbos que no están mal, con sus cosas flojas y sus pequeñas virtudes GAUGUÍN- http://t.co/L6HuKVo

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