peor que la kriptonita (debilidades del género ‘superhéroes’ a propósito del Thor de Straczynski)

Acabo de leerme la etapa del guionista/escritor Joseph Michael Straczynski al frente de Thor (con el ilustrador Olivier Coipel -y otros asistentes puntuales- de dibujo estiloso, de trazo conveniente al personaje, a veces impactante, y narrativamente decente. No más. Ni desastroso, ni desde luego inventivo (mucho menos, renovador, por supuesto). Ya saben; el superhéroe Marvel que en unas semanas estará de moda .

El Thor de Coipel

Esta época, este equipo, se decía había entrado en el personaje para ponerlo patas arriba, revitalizarlo, darle nuevos bríos y devolverle su identidad dentro de la editorial: estamos hablando del héroe más poderoso de la casa, un Dios, que, parece ser, llevaba dando tumbos bastante tiempo. Straczynski parte de un punto cero (responsabilidad de otro equipo creativo) donde todo el panteón nórdico ha desaparecido. Muertos. Y por tanto estaba en disposición de hacer «tabula rasa».
El escritor, lo reconozco, tiene ideas, y sin duda traza argumentos con cierta solidez; un desarrollo coherente de una idea general con su presentación, su nudo, su desenlace (bueno, no, se largó harto de interferencias editoriales: su idea no llega a puerto). Thor resucita, más o menos porque sí y punto pelota, en consonancia con su naturaleza «mítica», y con su poder va trayendo su reino, Asgard, y a todos sus hermanos divinos, a la vida. Y, toque supuestamente original, se vienen a la mismísima tierra, al desierto de Oklahoma, a la verita de un pueblo de carretera. A partir de esta premisa la obra se enfanga en tópicos (bien manejados, pero nada más) y sobre todo presenta una alarmante falta de ritmo.

El asunto no da para mucho (nueva casa, mismas conspiraciones del villano de turno, un par de golpes de efecto…), pero en manos del desproporcionado Straczynski todo se estira como chicle. La historia es pesada, los diálogos aburren no pocas veces, y todo termina por carecer de interés, más que nada por falta de pericia narrativa y de política de contención (¿tantos meses, tantas páginas para tan poco?).

¿’Más que nada’? No exactamente.

El problema está también en que hoy, parece, el género vive un anquilosamiento del que las grandes editoriales no se atreven a salir. Como mucho ofrecen productos entretenidillos que hacen evolucionar dramáticamente a sus personajes (caso del ‘Green Lantern’ de Johns, a quien ha sumido en una space-opera descomunal, quizá ya agotada, por cierto… yo me apeé hace meses) o aparecen autores con cierto oficio intentando capear los designios de los editores (que interrumpen las colecciones para pasearlas por macroeventos que afecten a toda serie de la casa). Brubaker es el ejemplo de autor con oficio, un paso por encima de Johns. A su sombra, nombres menores hacen cosas como este Thor o los trabajos en X-Men del televisivo Whedon.

Los superhéroes están cansados (detalle de portada de ‘Crisis de Identidad’, de DC Comics)

Y hay otros nombres o títulos que o no me han llamado demasiado, o simplemente no he leido: cosas como Kick Ass, la etapa de Morrison frenta a Batman… no diré nada de ellos por desconocerlos. Pero tras décadas y décadas, ¿queda algo que contar dentro del género? Bueno, posiblemente las obras que mejor han capeado las cosas son aquellas que practican en mayor o menor grado el metacómic: Omega, All Star Superman o  Planetary son, antes que circunstancias argumentales para personajes ya consolidados, una mirada a la naturaleza intrínseca del subgénero de los pijamas y calzones coloridos. Qué es lo superheróico, cómo afecta la lectura del género al lector, dónde radica la esencia del héroe…

All-Star Superman, de Morrison y Quitely: el Mito decantado

Hacerse estas preguntas pivotando sobre la natura profunda de este tipo de cómic aún depara contadas alegrías al lector. Pero los tiempos de maravillas y sueños, de Nuevos Dioses y Devora-mundos, de Zonas Negativas y Superhombres en inverosímiles duelos pugilísticos con «Mohaned alíes» ya no volverán. Ya ha sido. El sueño, sí, ha terminado, y parece que solo cabe recapacitar sobre el propio sueño.

Superman vs Muhammad Alí, de O'Neil y Adams: maravilloso imposible en los 70's

Evidentemente, como buena gallina ponedora de huevos de oro, las grandes editoriales no están interesadas en este camino (iniciado en los ochenta por Alan Moore y Frank Miller), sino en darle cuerda a sus héroes, intentando remozarlos en tramas que saben a refrito. Vano propósito, y más inútil aún si se le otorga el presunto honor a autores desprovistos de las mínimas nociones para hacer algo que, de ser leído, al menos entretenga.

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8 Comentarios Dejar comentario

  1. A mí el «Thor» de Straczynski me pareció pésimo. Sí, pésimo, no exagero. Hay mucho marvelzombie que dice que es lo más y yo sinceramente no lo entiendo. Debe ser que los estándares de calidad que persigue el «marvelzombie medio» son mínimos, porque yo mientras lo leía (mes a mes) me aburrí como una ostra y al terminarlo me sentí timado (porque no acaba, y todo lo que llevaba meses, incluso años, planeándose, da carpetazo con unos miserables Muerte-bots… anda-no-me-joas).

    El género está en un momento especialmente malo y servidor va dejando series casi a cada mes. Sigo comprando el «Batman» de Morrison más que nada por curiosidad, aunque no me aporte demasiado y sea un refrito bastante confuso de anteriores ideas del escocés; el «Green Lantern» de Johns por ver hasta dónde lleva su epopeya cósmica (¿querías decir «space-opera»? porque lo de soap-opera no lo pillo…) y porque, qué diablos, «La noche más oscura» moló un puñao, y a los «Astonishing X-Men» de Ellis les queda un telediario (los de Whedon/Cassaday me parecieron, no obstante, fabulosos). Millar me tiene desencantadísimo con «Ultimate Avengers» (otra que número a número se enfanga más) y el Capi de Brubaker lo dejé tras «Renacimiento» porque se había vuelto muy aburrido…

    Peeeeero… más allá de limitadas y otras cosas puntuales (ahí estarían «All-Star Superman», «Planetary», «Sleeper» o los proyectos que con cuentagotas siguen saliendo de America’s Best Comics) aún hay dos series regulares con mucho trayecto a sus espaldas que consiguen mantener vivo mi amor al género: el «Powers» de Bendis/Oeming (que, aún con sus altibajos, me divierte muchísimo) y el «Invencible» de Kirkman/Ottley, que me parece tan bueno en lo suyo (los supers adolescentes) como «Los muertos vivientes» en su palo (zombis y apocalipsis deshumanizadores). Ninguna de ambas cabeceras tiene la trascendencia de los grandes clásicos del género (qué lejos quedan los tiempos de «Born Again», «Miracleman», «Arma-X» o el «Futuro Imperfecto» de Hulk), pero se leen siempre con gran satisfacción y consiguen despertar esa chispita de magia que los grandes iconos han perdido, quién sabe si para siempre…

    • octavio #

      space, sí, corrijo ya, lapsus… aunqeu bueno, algo de soap… los soap son los culebrones, jeje…

    • octavio #

      Bendis tachado. Ni en Powers, no puedo con este bluff
      Incencible, bueno, leí uno, no me interesó demasiado, aunque por lo menos es de otro nivel, sí…

  2. Yo con Bendis tampoco puedo normalmente, pero ya digo que en «Powers» (como antaño en «Alias») me gusta bastante. Dentro de la continuidad troncal de Marvel, en sus vengadores, sus dinastías y sus invasiones secretas sí que no puedo ni verlo.

    El «Invencible» al principio parece poca cosa, pero a partir del nº13 USA se dispara y es un no parar. Aventuras super-heroicas en estado puro, siempre con intrigas y tramas y más subtramas que se entrelazan y alternan sin que uno apenas se percate. Parece que Kirkman tiene un plan gigantesco y lo va desgranando poquito a poquito…

  3. Peor que la kriptonita (debilidades del género ‘superhéroes’ a propósito del Thor de Straczynski), http://fb.me/HNCffnFc

  4. Interesante reflexión sobre el ocaso de un género, porque los superhéroes dentro del cómic no son más que eso, un género (incluso diría que un subgénero del cómic de acción) que durante décadas ha acaparado el discurso y se ha usado como homónimo de todo el medio.

    Personalmente, desengañado de guerras civiles y ultimates varios, la única esperanza que me queda es que un día de éstos aparezca de la nada (o desde la independencia) otro Moore u otro Miller que se rebele a las intromisiones editoriales de las majors y le de la enésima vuelta de tuerca al discurso. Entre medias, sólo nos resta el entretenimiento con cuentagotas que proporcionan gente talentosa como Brubaker, Morrison o Ellis.

    • octavio #

      Posiblemente el último GRAN tebeo de supes sea el Superman all star de Morrison y Quitely, que paradógicamente devuelve al icono a su punto de partida, reivindicando su pureza cándida…

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