Los cómics son para niños

Decía Max hace muchos años ya (concretamente, en 1997, en el nº 2 de la revista «U»): «Ya se luchó para que [el cómic] no fuera esencialmente infantil, pero de juvenil no se ha conseguido subirlo a adulto.La gente de más de 30 o 35 años difícilmente lee cómics, (…) no encuentran material hecho por adultos para adultos«.

Yo, entonces, lucía veintiséis primaveras, lozanía y porte gallardo. Y sin  embargo entendía la idea, y me veía en cuenta atrás. Y veía que el fan se encerraba y no quería admitir este tema que era, me temo, palpable. Había portentosos logros formales,plásticos y narrativo, sí, pero la esencia, la historia, lo que se transmite… ay, el cómic no subía el escalón, o lo hacía como tebeo minoritario, de culto o alternativo. Claro que sí, podremos rastrear muchos ejemplos que serán excepciones a una regla. De hecho, el humor en prensa es mayoritariamente adulto, y más allá, muchos autores maduran al cómic desde la depuración del género puro, de Hugo Pratt a Tardi pasando por Oesterheald,, con historias de aventuras, policíacas, bélicas, históricas etc. destinadas a públicos adultos, sí. Pero faltaba algo. No sólo la superación de los géneros entendidos como marcos para estilizar clichés ya explotados por la literatura y el cine (algo que autores como Cosey o Spiegelman ya habían superado y serían otros ejemplos de lo excepcional en el panorama de la historieta). O del empleo del humor para la sátira (con nombres como Laizier, Feiffer o Schultz que son cualquier cosa menos autores de cómics para niños). Faltaba ir más allá, y sobre todo, faltaba la normalización; que no hubiera que escarbar en el pajar para encontrar la aguja, o retirarse a la tira de prensa (añadamos que, inexplicablemente, el humor aún no se contempla sino como forma «menor», no sólo en el cómic, ya saben lo que le cuesta a la comedia hacerse con un Oscar, y no me suena mucho escritor jocoso con el Nóbel bajo el brazo).

Corto Maltés de Hugo pratt: refinando géneros.

Y la actitud a la defensiva del fan fatal… no ayuda. Mucho tebeo que tenemos en la gloria es precisamente cómic adolescente o post adolescente. O directamente para niños. Y está bien, y seguimos valorándolo como magnífico, claro que sí, pero lo absurdo es pretender, mientras vamos ganando canas, adjudicarles valores más acordes a este crecimiento biológico por mera autojustificación: ¿no nos vale decir que ‘Spiderman’ de Lee/Ditko, o los ‘X-Men’ de Claremont y Byrne, o el ‘Blake y Mortimer’ de Jacobs, son joyas, tienen una fuerza que no se ve todos los días? ¿Y que además, son tebeos para chavalines?.

Más aún; el tebeo tenido por «adulto» en determinado ecuador de los ochenta, lo era por mera epidermis: salía pechuga, alita y lo que se tercie. El fin de la censura, el sexo expuesto. Vale. Pero su contenido, más allá de escenas de roce y goce, no era adulto a la manera que lo es una novela o una peli entendida como adultas por algo más que lo sexual.

Adulto por la gracia de… el ‘Nalgamen’

No podemos pretender «ensalzar» nuestras lecturas juveniles pretendiendo que son lo que no son, o negando que nos sorprendieron (y las entendimos, y las DISFRUTAMOS) con dieciseis, veinte años, sin que ello suponga un «no entendimiento», o que «en realidad» el magistral ‘Príncipe Valiente’ contiene la esencia filosófica de Aristóteles, vamos… porque no, y pasa, pasa demasiado; pasa en los aficionados, e incluso en el mundillo de los «plumillas», de cierta crítica que necesita de defensas inconsistentes para ensalzar sus querencias (cuando basta el análisis formal para hablar en términos laudatorios de, por ejemlo, ‘Capitán Trueno’).

Príncipe valiente de Hal Foster: para todas las edades

Que ‘Little Nemo’ es una cumbre del noveno arte, nadie lo va a poner en duda. Que es un delicioso cuento para niños, no debería tampoco someterse a tela de juicio. Uno ha leido que la obra de Winsor McCay poseía un sustrato psicológico, freudiano incluso, y miren, no. Sólo como ruido de muy lejano fondo bajo las muchas capas de lo meramente infantil, como ocurre a tanto y tanto cuento de Perrault, por ejemplo. Hay sustrato en toda obra, por muy infantil que sea. Le ocurre a Nemo como le sucede, en fin, a toda ficción expuesta al escrutinio del estudio. Pero ello no desvirtúa su natura como producto para niños. .
Yo con 16 me tragué al Miller de ‘Batman’ y ‘Daredevil’. Hoy leo entre líneas esas obras, conceptos que ayer, quizá, se me escapaban, pero el nodo principal, su discurso, francamente, lo entendí perfectamente entonces.

Frank Miller: «El retorno del señor de la Noche»… el heroismo, y tal
(Vale, ‘El señor de la Noche’, como ejemplo de cómic post adolescente, tiene un punto de provocación, lo admito, porque tiene mucha chicha… síganme el juego, oféndanse 😉 )

Sin embargo, no podía con Robert Crumb (pienso en sus cómics biográfios y hablo a un nivel de ‘experiencia personal’, igual usted con diez primaveras ya los asimilaba, yo, le aseguro que no). Supongo que Crumb  sí que exige una edad, una madurez, si no quieres quedarte en la superficie del culo-paja-droga-jijiji… Hoy me pirra, por supuesto.

Robert Crumb: el obsceno interior

Y de aquellos lodos, de autores adelantados, de fórmulas excepcionales, abreva la actual corriente autoral, la que se liga al fenómeno de la «novela gráfica» (y otro día habría que pararse en este asunto de la ‘NG’… otro día). Una ola de obras y sensibilidades que por fin ha normalizado el contenido, digamos, maduro, entro del cómic. Porque hoy, mirando la lista de novedades, sí que vemos que los tebeos se hacen «por y para adultos», como Max pedía hace quince años.

Marjane Satrapi: la sombra del autor, la luz de la memoria.

Y eso es un paso de gigante que, curiosamente, el aficionado/freak muchas veces parece rechazar enarbolando valores inflados para «sus» tebeos de siempre… ignorando -pretendiendo ignorar, más bien- que quienes sí defendemos «los nuevos tiempos» no estamos ‘contra’ nada, ni mucho menos contra todo el pasado del que hemos disfrutado posiblemente como nadie.

Quizá es que no nos avergüenza pensar que sí, que el cómic es, también, para niños.

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9 Comentarios Dejar comentario

  1. Ollo de Vidro (Belano) #

    Totalmente de acuerdo con el artículo, excepto con el invento ese de la NG como movimiento autoral ;p. Tan importante como reivindicar la valía de una obra es saber ubicar correctamente dónde residen sus valores. En tu texto está implícita una idea que me parece interesante: que una obra tenga como destinatarios principales a niños o jóvenes no implica que ese sea su único lector posible. Diferentes tipos de lectores hacen distintas lecturas de un mismo texto. El lector menos experto suele buscar las formas de satisfacción más directa: la peripecia, la inmediatez del dibujo, la claridad del mensaje… Otro tipo de lector puede buscar los siempre complicados mecanismos por los que se consiguen esos fines.

    ¿Se asume esto en otros medios con más facilidad que en el cómic? Probablemente sí (o es la percepción acomplejada y a-la-defensiva de un lector de cómic?). Todos sabemos cómo se han ponderado recientes películas de animación, mientras obras como El Principito, Huckleberry Finn o Alicia en el País de las Maravillas gozan de la consideración de clásicos literarios a secas. Y nadie discute que esas obras tengan en niños/jóvenes su destinatario natural o simplemente que son obras asequibles para ese lector menos maduro.

    Todas las etiquetas tienen un punto reduccionista y engañoso, pero yo creo que si el lector de tebeos hiperreacciona cuando alguien califica un cómic de «infantil» y «juvenil» es precisamente por un cierto complejo. Complejo que puede explicarse por un pesado prejuicio que a su vez tiene explicacioners históricas y bla bla bla. Pero si de homologar el cómic con otros medios se trata, quizá deberíamos simplemente tomar esas categorías como simplemente descriptivas, no valorativas.

    Que entiendo que es básicamente lo que dices en tu artículo…

    • octavio #

      pues sí, Ollo, de eso hablo.
      respecto a si la novela gráfica es estilo o formato, no creo que nadie pueda tener a día de hoy una respuesta categórica. Se está cociendo en presente, punto. Será estudiado. Se estudia.
      Pero negar ‘per se’ que un formato pueda derivar en una generación o influir en alguna manera en un estilo, es negar la influencia del comic-book (pequeño tamaño, cadencia mensual, veinte páginas de historia…) sobre la forma. O de la revista, jeje, «para adultos» de los setenta (¿generación Rambla?), o de la daily o la página dominical a todo color (que potenció el cómic realista a lo Foster, sin duda)…
      el asunto es que estamos demasiado cerca del asunto :), está creciendo aquí y ahora. Y lo que no dudo es que ahora hay una generación de autores de la que habo en el último párrafo, que sí que están haciendo cómic para ADULTOS: Satrapi, Blain, Blutch, Ware, Clowes, Burns. Sin menoscabo de muchos autores que vienen, desde décadas atrás, buscando ese camino.

      • Ollo de Vidro (Belano) #

        Lo de la NG era una broma y una referencia a tantos litros de tinta dihital gastada en otros foros/blogs sobre el tema. Más que nada porque al final no sé si te había aclarado o no la duplicidad de nicks Ollo/Belano.

        • octavio #

          OSTRAS, Y CAIGO AHORA DE QUE AQUÍ LO INSERTAS EN EL NIK…¡JOJOJO, LO MÍO CON EL DESPISTE ES DE TRACA!!!

          PUES NO, NO ME LO HABÍAS ACLARADO. Corroboro, pues, que el diálogo procede (y enrrique) con quien lo merece, porque la dialéctica batalla con «Belano», tan alejada de las memeces de otras firmas, fue un goze 100% 😉 (ademais, acostumado a un Ollo de Vidrio en galego, vamos, nin de gorra chego a adiviñalo eu só)

          mmm, ambos niks están muy bien, por cierto…

  2. ¿Los cómics son para niños? http://fb.me/BUZwpMIc

  3. RT @gentedigital: ¿Los cómics son para niños? http://fb.me/BUZwpMIc

  4. octavio #

    (bueno, estoy encantado a medida que descubro cosas del blog…puedo editar mis comentarios, meterles negritas y enlaces… esas cosas que veía con envidia en otros bloggers… ya, lo sé, soy un zopenco digital, pero dejadme contento con mis cosicas)

  5. Skarloc #

    Excelente idea de separar blogs! (todavía no me había pasado por aquí). Y excelente post!

    Me parece una interesante reflexión, la verdad es que yo he llegado hasta casi sonrojarme con algunos argumentos que pretendían, no ya decir que algunos tebeos eran adultos, sino que prácticamente su público objetivo era una “tercera edad” versada en filosofía y ciencias varias. 🙂
    Es cierto que si nos ponemos, podemos encontrar a Freud en cualquier sitio, cuando él probablemente sólo pasaba por ahí. 🙂

    El problema es cuando algunas obras, envueltas en una estructura formal claramente infantil o juvenil, parecen guiñar el ojo continuamente al adulto, y en última instancia la comprensión completa va dirigida a éste. Ejemplo: un capítulo reciente que vi de Bob Esponja. En serio, su mensaje final pasaba por la complicidad de aquel que ha trabajado para una multinacional, o al menos para una gran empresa, y conoce los tics de su gestión en recursos humanos.

    Por otro lado tenemos que recordar que toda narración infantil o juvenil está realizada por adultos. En mi caso siempre he sentido debilidad por la fábula y sus variantes. En principio relatos divulgativos o didácticos (que sólo por ello suelen ser repudiados normalmente por la crítica), cuyo público objetivo es infantil. Mi interés radica en la capacidad de simplificación y abstracción del autor (cual modelo matemático), en combinación con la narrativa, creando obras que pueden llegar a ser muy precisas en su ejecución. Cuando además se mezclan con el humor (ejemplo Groo, o Asterix -Obelix y compañía-, el resultado es, para mí, fascinante.

    En cualquier caso, creo que tenemos suerte de ser coetáneos a esta “Actual corriente autoral adulta”, y de sentir que el cómic está vivo como medio y puede sorprendernos cada nueva obra, gracias a autores que se han enriquecido de otras artes, pero que han preferido el comic como expresión.

    • octavio #

      magnífico comentario, sharlok!!!

      y Bob Esponja, ah, ese terminará por caer en «El Octavio Pasajero», sin duda, qué grannnnnnde es 🙂

      Yo además creo qeu podemos entender que hubiese una generación (por ejemplo, la Metal Hurlant francesa) que eleva el arte del cómic, las posibilidades gráficas y narrativas, y también que lo vista de suave (o duro) erotismo. Extraños dibujos, potentes composiciones… y ¡pezones a gogo! (por no hablar de las pichas del Richard Corben)
      Que eso, claro, puede hacer que Zora y los Hibernauas (nos salimos del Metal H. hace rato ya, claro) no sea para críos, vale. Pero que «cómic maduro», como lo es «Agujero Negro» de Burns, vamos, no lo es, ni de bendita coña. Supongo que me explico, ¿no?

      Y otra cosa: cómic maduro no es lo mismo que ‘calidad en sí mismo’. Un tebeo maduro, como muchas pelis muy maduras, puede ser malo. Y pequeño Vampiro de Sfar, una gozada que debe figurar en la librería de tu hijo o sobrino. Para críos y excelente…

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