Volver a atascarse

El mejor barómetro de la recuperación económica es la intensidad circulatoria. En Madrid ciudad, y en todas las carreteras de nuestra Comunidad, se está volviendo a intensidades de tráfico iguales a las de hace cinco años, cuando la crisis se olía, pero todavía no se palpaba. Fines de semana, «puentes» y horas punta de los días laborables, vuelven a conocer el frenesí del tráfico intenso, y las conexiones entre polígonos industriales de nuestra región, que hace poco más de un año ofrecían un panorama desolador, ahora vuelven por sus fueros. A más actividad económica, más actividad circulatoria, aunque echemos de menos épocas recientes de bonanza en la circulación, de reducción del número de camiones y vehículos industriales, sobre todo en las carreteras, pero volver a atascarnos tiene el sabor dulce de recuperar aquellos hábitos de utilización del vehículo privado, símbolo inequívoco de que ha mejorado la economía de muchos hogares y que la actividad económica se reactiva en las empresas, lo que genera un flujo notable de camiones, furgonetas y autobuses rodando por la geografía radial española. Es posible también que les lleguen tiempos mejores a las autopistas de peaje, algunas de ellas condenadas por la crisis a la soledad, e incluso a entrar en concurso de acreedores, aunque poco ayuda a esa recuperación la profusa activación de controles de velocidad en la mismas, situación ésta que desanima a quien entiende que pagando un peaje, tiene posibilidad de pisar un poco más el acelerador, pero si le cazan, y le sancionan, volverá a la autovía general, donde no tiene que pagar por circular a la misma velocidad que la permitida que en las de peaje. Volver a atascarse en el tráfico, empieza a ser bueno.

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