Resurrección

Esta ha sido la Semana Santa de la resurrección, después de varios años de pasión, de sufrimiento por el calvario de la crisis. La reactivación económica se ha visualizado en una Semana Santa, donde ha vuelto a escenificarse la sonata y fuga de la carretera. La gente ha vuelto a irse de vacaciones por unos días, lo que se presume como un guiño de optimismo para encarar el futuro más inmediato. Se ha reactivado el consumo, y en consecuencia el sector de la hostelería ha visto cómo las cosas han vuelto a ser casi como eran hace unos años. La ocupación hotelera ha tenido unos niveles que ya se habían olvidado; la movilidad interior también ha sido notoria y lo hemos comprobado en las calles de las grandes ciudades, mientras que la carretera ha vuelto a revivir esas escenas de lentas procesiones con muchos vehículos, importantes retenciones y atascos a la salida y a la vuelta, y con ello, la cara negativa y trágica de los accidentes de tráfico, de las muertes sobre el asfalto, que lamentablemente, contribuyen a demostrar estadísticamente que se ha vuelto por los fueros de la siniestralidad que provoca tan alta densidad de circulación.

El turismo también se ha incrementado, y de forma muy especial en nuestra Comunidad. Esto es un buen incentivo, sobre todo si tenemos en cuenta que el próximo año, Madrid será la sede de una cumbre mundial del turismo, que es el foro donde se cuece, se negocia, se contrata y se marcan las tendencias de un sector tan importante para la economía, y una bendición para un país que empieza a salir de la crisis.

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