Parlamento municipal

Con la Ley de Grandes Ciudades, Ruiz Gallardón hizo que el Ayuntamiento de Madrid comenzara a parecerse más a una institución parlamentaria. Ya no era necesario ser concejal electo para formar parte del gobierno municipal, como no es preciso ser diputado regional para ser consejero autonómico, o no es menester ser diputado en el Congreso o en el Senado para ser ministro del gobierno de España. En el último gobierno del Ayuntamiento de Madrid hubo delegados que no habían sido elegidos como concejales.

Ahora Ruíz Gallardón da un paso más para que el nuevo Ayuntamiento de Madrid, surgido de las elecciones del pasado 22 de mayo, se parezca a un parlamento regional o a las propias Cortes Generales, salvo en lo que a las tareas de legislar se refiere. El nuevo alcalde anunció en su discurso de investidura, que delegará las funciones del pleno en la concejala Paz González, es decir que será ella la que presida las sesiones plenarias y el alcalde, como jefe del gobierno municipal, podrá responder a las preguntas de los distintos grupos políticos, lo que supone que la administración municipal funcionará orgánicamente como un parlamento.
Me gusta este nuevo modelo y deberían adoptarlo aquellos municipios que puedan acogerse a la Ley de Grandes Ciudades. De esta manera se dará fluidez a la dinámica plenaria; el alcalde dejará de ser una figura puramente institucional y podrá participar a requerimiento propio o de la oposición. A Paz González, hasta ahora delegada de Obras, le cabe la tarea de estrenar este nuevo sistema que, insisto, enriquecerá el debate municipal, a veces tan ortopédico y condicionado por la Ley de Bases de Régimen Local.

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