LOBO Ramón

De bigotillos, quejíos y repechos mataburros (Pamplona-Logroño)

1) Daniel Burgui se ha presentado en la salida de Pamplona vestido de época, bigotillo incluido, y luego ha escrito una crónica deliciosa sobre el Tour y la épica del mostacho. Si es que como no te voy a querer, Burguito.En los primeros kilómetros, a Gari y a mí también nos han acompañado Antxon Arza con su silla de ruedas motorizada, ideal para marcar ritmo, el bueno de Jorge Nagore con su melena emotiva, y Mónica Roig con su silleta de niño en la que aplaudía el pequeño Manel. Santi Becerra ha salido desde Logroño a buscarnos para echar una mano en los últimos kilómetros ventosos.

2) Ramón Lobo ha empezado a leer Plomo en los bolsillos y sube Alpe d’Huez soltando quejíos flamencos. Creo que el próximo sábado coincidiremos en una caseta de la Feria del Libro de Madrid, firmando libros, con Manuel Jabois y alguna otra estrella de Libros del K.O (supongo que los libros los firmarán Lobo y Jabois, pero yo veré si de rebote cae algún lector: me remangaré y luciré esta tremenda marca de moreno agromán, seguro que alguien se acerca).

3) Pamplona-Logroño: en el primer tramo hemos volado como rodadores holandeses; en Estella hemos comido bocadillitos de revueltos de hongos como familias francesas de picnic en la cuneta del Tour; a partir de Torres del Río yo he pasado  miserias como un esprínter culón belga en el Aubisque, en un tramo de repechos y más repechos y más repechos traidores -luego hemos sabido que los locales lo conocen como «el mataburros»-, con viento en contra, calor, sin agua y con los muslicos de plomo. Santi ha salido en bici hasta Viana para guiarnos en la entrada a Logroño. Y en la calle Laurel nos hemos reencontrado con Carla, Emilio y Alberto, los editores del K.O., pacientes conductores del coche escoba, proveedores de consuelo, champiñones a la plancha con gambas y cervezas (no, no estábamos para vinos). ¡Ahora salimos para la presentación, a las 19.30 en la librería Santos Ochoa! Y mañana, etapa larga hasta Burgos, con puertecillos, mucho viento en contra y un poco de temor. Menos mal que voy con Gari, que anda como una moto: cuando llevamos más de 80 kilómetros,  la carretera pica hacia arriba y sopla viento en contra, me pongo a su rueda y él me lleva, me lleva y me lleva, con una paciencia y un corazón que ya veré cómo conseguiré agradecer.  Por ahora, prometo no aprovechar su desgaste para atacarle el viernes en la subida de la Bola del Mundo.

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Kazetari alderraia naiz
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