CALDERA DE TABURIENTE

Una noche en la cresta

En su viaje con una burra, Stevenson dejó caer monedas en el sendero para pagar una noche al aire libre que le maravilló. Nosotros hemos dormido en esta repisa a 2.087 metros, en la cresta volcánica de La Palma, tras ver cómo los vientos alisios metían el mar de nubes en la Caldera de Taburiente. ¡Clinc, clinc, clinc!

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Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
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