FÚTBOL

Así se celebra una derrota

El martes las madres bolivianas ganaron 6-0 su primer partido en la Donosti Cup y estallaron de alegría: cantaron en corro,  saltaron, hicieron el baile del pollo y el baile de la vinchuca, se abrazaron al Profe Azkargorta…

Ayer perdieron 12-0 por la mañana y 11-0 por la tarde, y salieron tristes del campo. Un minuto después cantaron en corro, saltaron, hicieron el baile del pollo y el baile de la vinchuca, se abrazaron al Profe Azkargorta…

Por la mañana, en Usurbil, cuando las catalanas del AEM marcaron el undécimo gol en un clamoroso fuera de juego, a Azkargorta se lo llevaban los demonios. Era el undécimo y quedaban tres minutos para acabar, pero protestó al árbitro como si le hubieran robado a Bolivia un penalti en la final de la Copa América. El duodécimo, justo después, también lo marcaron en un fuera de juego de libro. Así que las mujeres del Momim, al final del partido, fueron donde el árbitro para pedirle que descontara esos dos últimos goles y dejara el marcador en 10-0. No lo hizo, claro, pero ese detalle de rebeldía le encantó a Azkargorta, que escribió en su twitter: «Cada día estoy más orgulloso de estas madres y su espíritu, su gran capacidad de lucha y sus ganas de vivir. Han cantado a pesar del resultado».

El míster tiene una extraordinaria habilidad para saber cuándo comportarse como un Van Gaal que ha bebido seis redbulls, incluso con sus propias chicas, a las que corrige y abronca durante el partido todo lo que haga falta, y cuándo transformarse de golpe en un abuelito amoroso que mima a las jugadoras hasta emocionarlas.

Por la tarde, en Herrera, el Profe estaba afónico y puso a su lado a la utillera Karen para que ella gritara sus órdenes. Mientras tanto, una treintena de emigrantes bolivianos afincados en San Sebastián cantaban en la grada: «Azkargorta, Bigotón, te queremos un montón».

Cayó el primer gol, el segundo, el tercero. Entonces Griselda marcó para las bolivianas y aquello fue la locura… pero el árbitro anuló el tanto por fuera de juego, evidente también. La hinchada cantó a pleno pulmón: «¡Con goles y sin goles, Bolivia, te queremos!». Cayeron el cuarto, el quinto, el sexto… hasta el undécimo.

Al final los espectadores bolivianos bajaron al campo a abrazarse al míster y a las jugadoras, especialmente a la arquera (foto inferior), que había recibido once goles y había jugado medio partido lesionada, con la rodilla envuelta en vendas, sin poder chutar ni los saques de puerta.

«¡Vivan las mujeres!», gritaron las jugadoras del Momim cuando se sacaban fotos con las catalanas que les acababan de meter doce, por la mañana. «¡Vivan las madres!», gritaron las catalanas. «¡Y vivan las que van a ser madres!», respondieron las bolivianas.

Mañana, jueves 7, el Momim juega a las 18.00 en el campo de Puio (en la subida a Errondo), con opciones de pasar a cuartos de final. ¡Aplaudan, aplaudan / no dejen de aplaudir / los goles del Momim / ya van a venir !

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6-0: la victoria más feliz de las madres bolivianas

(Final del partido: Griselda, la 10; Yobinka, la 25, el Profe Azkargorta…).

Las centrocampistas buscan a Griselda, la 10, la más habilidosa. Le envían el balón a la banda izquierda, ella lo controla, dribla a dos rivales y entra al área. Cuando le sale al paso la última defensora, pasa la bola al otro extremo del área, por donde llega embalada María Esther, La Niña, la 9, su compañera en el ataque doble del Momim, que pega un zambombazo en diagonal y cuela el balón junto al poste.

(Pase de Griselda y ¡gol de La Niña! Foto de Fernando Martínez Sarasqueta).

La Niña se vuelve loca de alegría, corre por el campo, chilla, se quita la camiseta, pega saltos, recibe el abrazo tumultuoso de sus compañeras. «De pronto me dio miedo», explica al final del partido. «Pensé que el árbitro me iba a enseñar tarjeta por sacarme la polera».

No hay tarjeta. El árbitro está distraído, contemplando el baile del pollo con el que las bolivianas celebran el gol, -¡el pollo, el pollo con una pata, el pollo con una alita, el pollo con la colita!-, igual que se distraen las rivales del Gazteleku Bidebieta, igual que el público, entre el que hay varios emigrantes de Oruro y Santa Cruz que llevan siete años viviendo en San Sebastián y han venido al campo de Puio con una bandera boliviana y con la cara pintada de rojo, verde y amarillo. ¡Bo-li-via, Bo-li-via!

En el descanso, ya con tres a cero, los bolivianos de la grada se acercan al corro de jugadoras para felicitarlas. Azkargorta se enfada: «¡Eso al final, al final! ¡Chicas, no se relajen, empezamos la segunda parte como si fuéramos cero a cero!». El Profe, el Bigotón, ha enseñado a las mujeres a repartirse el espacio, ese inmenso campo de fútbol once en el que antes naufragaban y se perdían de vista. En estos pocos días de entrenamientos les ha gritado sin descanso, una y otra vez, una y otra vez, para que vigilen sus posiciones, para que las centrales no se queden atrás rompiendo el fuera de juego, para que la arquera se coloque más adelantada, más pegada a la defensa, para que formen un 4-4-2 en el que jueguen cerca unas de otras. Las chicas han aprendido los movimientos para sacar el balón desde atrás con apoyos, juegan pendientes de las compañeras, se organizan a voces, toman soltura. Se atreven a regatear. No tienen miedo a chutar. Y así llegan los goles.

¡Seis goles! Griselda mete dos; La Niña, otros dos; y Lidia, extremo derecha, otros dos.

Lidia es madre de siete hijos. «Anoche estaba muy nerviosa», dice. «Quería meter un gol, al menos un gol en todo el torneo, por mi familia, mis hijos, mi país, por los auspiciadores que nos ayudaron a venir». Y  empieza la Donosti Cup marcando dos. «Le pegué fuerte, vi la bola en la red y no me lo podía creer. Salí corriendo pero no sabía qué hacer».

En el vestuario, tras el seis a cero, las jugadoras le cantan a Azkargorta: «¡Te queremos, profe, te queremos!». El Bigotón les da un discursito muy cariñoso y termina diciendo que para él fue un gran éxito llevar a Bolivia a un Mundial de fútbol, pero que el triunfo de hoy es la mayor alegría que le ha dado el fútbol en su vida. Las chicas se lo comen a besos y abrazos.

Las chicas del Momim esperan vuestros ánimos en los próximos partidos: MARTES 5, sesión doble: a las 10.00 en Usurbil, contra las catalanas del Aem; a las 19.30, en Herrera contra el Nicols. JUEVES 7: a las 18.00 en Puio, contra el Karisa.  Y si se clasifican, fase final el viernes 8.

Esta es Lidia, la pichichi del equipo: empatada en número de goles (2) y destacada en el número de hijos (7).

-¿Quiénes son y de dónde vienen?: Las madres guaraníes saltan a la cancha.

-Fotos de su baño en la bahía de La Concha: Las guaraníes conocen el mar.

-Llegada a Donostia: ¡Nos quie-ren, nos quie-ren!

 

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¡Nos quie-ren, nos quie-ren!

Cuando en septiembre de 2009 nos despedimos de Margoth Segovia en el Chaco boliviano, nos citamos para un reencuentro, ojalá, en San Sebastián. Las madres futbolistas guaraníes soñaban con participar en el torneo Donosti Cup. Algunas incluso hacían cálculos con sus embarazos: voy a dar a luz en diciembre, nos contó Inocencia, así que en julio ya podré estar jugando en San Sebastián. En ese momento pensé que sería muy difícil volver a verlas: muchas complicaciones, mucho papeleo, mucho dinero.

Ayer, casi a medianoche, un autobús con 23 madres bolivianas llegó al albergue de Ametzagaña. Bajaron agotadas: cada una de ellas viajó desde su aldea en el Chaco hasta la ciudad de Camiri, de allí fueron juntas hasta Santa Cruz de la Sierra, tomaron un avión a Madrid y otro bus hasta San Sebastián. Cuando le dimos un ramo de margaritas a Margoth, promotora de los equipos femeninos de fútbol en el Chaco, las demás compañeras empezaron a saltar, a cantar «¡Nos quie-ren, nos quie-ren!» y a desplegar la pancarta del equipo.

Margoth está a la derecha de la foto, de azul, con las flores. Al fondo quizá podáis distinguir a las tres personas con tanto talento como cabezonería que durante estos últimos meses han removido San Sebastián con La Paz hasta traer a las chicas del Momim, después de un intento fracasado en 2010: son Pilar Mateo, la doctorita, que impulsa proyectos sanitarios y sociales en el Chaco; Iñigo Olaizola, director del torneo; y Xabier Azkargorta, el entrenador que llevó a Bolivia al único Mundial de fútbol de su historia.

Azkargorta, que acaba de estar en Bolivia entrenando a las mujeres, dirigirá el equipo durante el torneo. Su primera orden, anoche, fue bastante extraña: «29 hamburguesas y 29 raciones de patatas fritas». La dio en el McDonalds del Boulevard, donde buscó una cena improvisada para las futbolistas, que llegaban tan tarde, hambrientas y con la ilusión de comer una hamburguesa.

Esta mañana las chicas, que no han podido dormir muy bien tras el viaje y el cambio horario, han cumplido el primer entrenamiento en Hernani. Ahora mismo andan de paseo por San Sebastián y mañana planean ir a la playa, por primera vez en su vida. El lunes debutarán en el torneo.

Este es el calendario de sus partidos en la Donosti Cup. Ojalá nos juntemos mucha gente para animar al Momim -bueno, y un poquito a sus rivales-. Nos vemos en las gradas:

LUNES 4, a las 11.00: DONOSTIA. Campo de Puio (subiendo al alto de Errondo). Contra el Gazteleku Bidebieta.

MARTES 5, a las 10.00: USURBIL. Contra las catalanas del AEM.

MARTES 5, a las 19:30: DONOSTIA. Campo de Herrera. Contra el Nicols.

JUEVES 7, a las  18.00: DONOSTIA. Campo de Puio. Contra el Karisa.

Después veremos si se clasifican para las fases finales del sábado 8.

Y os presento en exclusiva el arma secreta del Momim: la vinchuca que animará desde la banda. Es el insecto que transmite el Mal de Chagas, la enfermedad parasitaria que mata a cientos de personas en regiones pobres como el Chaco, contra la que ha luchado con un enorme éxito la doctorita Mateo, y que ahora es la mascota de estas mujeres que han superado la enfermedad y unas condiciones de vida muy duras para plantarse en Donosti a jugar al fútbol. Tremendas, las señoras.

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Escribo con los veinte dedos.
Kazetari alderraia naiz
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