Las lágrimas de Naraguyá

Las lágrimas de Naraguyá es la última obra de Catalina González Vilar, escritora de reconocido prestigio en el ámbito de la literatura infantil y juvenil. La creadora de Lila Sacher (Lila Sacher y la expedición al Norte y Lila Sacher y los muelles del horizonte), en esta ocasión propone al lector una nueva novela de aventuras que se desarrolla en plena selva amazónica.

El profesor Florencio Méndez viaja a Perú fascinado por el trabajo de su maestro, el profesor Guills, con unas exóticas plantas carnívoras que crecen allí y del que lleva un tiempo sin tener noticias. De camino conoce y entabla amistad con Antoninus Kürst, alias “Meteo”, un joven prusiano fascinado por los meteoritos que le habla sobre “las lágrimas de Naraguyá”, una vieja leyenda india que supone el principal motivo de su viaje. Antes de llegar a su destino deberán lidiar con “el chino” y sus secuaces que campan a sus anchas en Ibunne la localidad más cercana al pantano al que se dirigen. Los protagonistas encontrarán aliados entre los lugareños como Celestino Cardoso y sus hijos quienes en su embarcación “Lobo de río” todavía mantienen cierta independencia con respecto a los contrabandistas. Para encontrar algunas pistas que les ayuden en su misión conjunta, encontrar a Guills y hallar los meteoritos, deberán trabajar mano a mano con la peor calaña y al mismo tiempo encandilar a Victoria Regia, hechicera del pueblo de cuya hija Muyuna se han enamorado varios hombres incluido el propio Meteo. 

González Vila ofrece una novela de aventuras clásica que recuerda a los grandes libros y películas sobre expediciones a la selva en busca de misteriosos tesoros. También propone una pareja de protagonistas que se complementan muy bien y que se ganan rápidamente la simpatía de los lectores: Florencio es un simpático profesor de botánica siempre dispuesto a buscar un enfoque científico a las cosas que les ocurren cuando no se pierde admirando la fauna y flora de los lugares en los que se desarrolla la trama; y Meteo, un personaje más impulsivo dado a resolver los problemas con los puños a la vez que enamoradizo.

La autora logra mantener la tensión a lo largo de las páginas y sorprende a los lectores con algún que otro giro inesperado. También despliega sus conocimientos de antropología social, especialmente cuando habla de los “Yucati”, al mismo tiempo que describe con gran detalle la selva amazónica, lugar al que viajó antes de escribir la novela. Puede ser un libro útil para fomentar el amor por la naturaleza y los lugares exóticos así como para alimentar el espíritu aventurero científico de muchos jóvenes que están cursando la etapa de secundaria.