De polizón intelectual

A veces la vida te regala uno de esos encuentros inesperados que te alegran el día. Bajaba las escaleras en la estación de Alonso Martínez para tomar el metro que me llevaría hasta Serrano y en medio del andén le vi. También se veía a la legua que no le agradaba que le llamaran don Félix pero los que siempre hemos creído que los buenos profesores son un regalo no podemos dejar de anteponerles el “don”.

Casi tartamudeando, debido a la emoción o por no saber elegir entre «casualidad» o «coincidencia», mi saludo fue precisamente una “cacofonía” literal. Sonrió acostumbrado como estaba a la poca habilidad comunicativa de algunos de sus admiradores. Pero me reconoció como alumno suyo aventajado delante de las dos preciosidades que le acompañaban y en cuyo viaje me colé cual polizón, al menos durante un par de estaciones.

Así fue. Don Félix me comentó lo de Miguel. No había manera de encontrarle sustituto. Lo había hecho muy bien al frente del Museo y encontrar a alguien con pericia para continuar su trabajo no estaba siendo fácil.

Le hablé de las dos últimas entrevistas que le habían hecho. La de ABC en la que decía que a pesar de una primera reacción de fastidio le divertía ver a los niños que visitaban el Prado en grupos bulliciosos. La admiración de un niño ante una obra de arte es la mirada auténtica. Eso lo digo yo pero estoy seguro de que don Félix piensa lo mismo.

La otra entrevista es la que le habían hecho en La Gaceta en la que el entrevistador había querido llevarle a un terreno del que él se supo escaquear con ironía. “La Navidad ha sido siempre un rito pagano”.

Son, me decía, entrevistas que le hacen a uno porque va a presentar un libro. “No te lo compres, te lo regalaré yo”. Sus Nuevas lecturas compulsivas han visto la luz en Círculo de tiza, una pequeña editorial que trabaja muy bien. He echado un vistazo a la web y tiene buena pinta. Habrá que abordar sus libros, los de Azúa y los de la editorial.

Después de dos estaciones llega mi parada. De la tesis ni hablamos don Félix. He pedido una excedencia. Hay que presentar comunicaciones, hacer artículos científicos y a mí, como buen polizón, lo que me gusta es leer sus columnas sin pagar peajes. Vale que ha muerto Todorov pero todavía nos queda Azúa. Nos veremos en la presentación.