«¿Sabes con qué me ha salido hoy tu hija?
Con que había tenido un sueño muy bonito»
Lydia es una mulata estilosa que se sienta a mi lado en la estación de «La Granja». Vive con Washington desde que viniera a España hace unos meses. Él tiene una hija de un matrimonio anterior.
Washington ni se inmuta ante la pregunta porque está embelesado con su nuevo teléfono móvil «touch».
«Que le compraba unos zapatos de tacón»
Lo dice mientras termina de maquillarse la cara como si estuviera en el asiento de un descapotable.
Washington se vuelve y la mira.
«¿No tienes suficientes?»
Ella suspira.
El metro para en «Las Tablas» y los dos se bajan «agarraos», pero ella no es feliz.
Con que había tenido un sueño muy bonito»
Lydia es una mulata estilosa que se sienta a mi lado en la estación de «La Granja». Vive con Washington desde que viniera a España hace unos meses. Él tiene una hija de un matrimonio anterior.
Washington ni se inmuta ante la pregunta porque está embelesado con su nuevo teléfono móvil «touch».
«Que le compraba unos zapatos de tacón»
Lo dice mientras termina de maquillarse la cara como si estuviera en el asiento de un descapotable.
Washington se vuelve y la mira.
«¿No tienes suficientes?»
Ella suspira.
El metro para en «Las Tablas» y los dos se bajan «agarraos», pero ella no es feliz.