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El pájaro negro

(Imagen de Xiaofeng17)

Paseaba un domingo por el bulevar. El sol reverberaba en las hojas de los álamos, y algunos rayos se filtraban entre las ramas, haciendo un efecto óptico similar al de un proyector de cine antiguo. El trinar de los pájaros permeaba de armonía toda la escena. Así de ensimismado iba, cuando un excremento de pájaro, caído en perfecta línea vertical sobre sus gafas, rompió la armonía del momento. Iracundo, sacó un pañuelo del bolsillo y empezó a limpiar la lente. Levantó la vista, y a pocos metros, otro señor, bien trajeado, acababa de recibir un impacto similar sobre el hombro de su chaqué. No pudo reprimir la carcajada, una risotada estentórea que encontraba consuelo inmediato en el mal ajeno. Sintió entonces el revoloteo de otro pájaro, éste negro y preso dentro de su cuerpo, que certeramente depositaba otro excremento en el centro de su conciencia.

El pájaro del carpintero

(Foto de Mike Baird)

Iba caminando por la calle, con la cabeza llena de pájaros, cuando se me ocurrió que necesitaba una puerta nueva para mi estudio. No sé si fue alguna inspiración, pero levanté la vista y vi el letrero de una carpintería.

– !Qué ad hoc!, pensé.

Entré. En el mostrador había un pájaro. Algo atónito le dije:

– Oiga, perdone, vi el letrero de carpintería, pero creo que me he equivocado de sitio.

– No hombre, esto es efectivamente una carpintería. Yo soy un pájaro carpintero.

– Ahhh, no pensé que ustedes también ejercieran la profesión en carpinterías… muy bien. Verá, quería saber cuánto me costaría una puerta nueva para mi pequeño estudio. Una puerta estándar.

– Ufff, no quiero ser pájaro de mal agüero, pero eso le costará mínimo mil dólares.

– Oiga, pero eso es un robo. Usted me quiere desplumar.

– No señor, es lo que me cuesta. Como sólo uso el pico para trabajar, pues tardo más. Y yo cobro por horas.

– Ahh, ya entiendo. Es usted un pájaro… bueno, si es así, entonces me parece muy buen precio. Y ya que estamos, mato dos pájaros de un tiro y le encargo también una ventana y un cuchillo de madera.

– Lo de la ventana se lo haré con mucho gusto, pero lo del cuchillo no, porque ya sabe usted que en casa de carpintero, cuchillo de metal.

Le pagué por adelantado y me fui volando.