¿Para qué el contacto humano si tenemos suficientes redes sociales para evitarlo?

Foto de Adam Cohn

Foto de Adam Cohn

He llegado al convencimiento de que existe un grupo siniestro disperso por el mundo que se dedica a inventarse redes sociales. Su objetivo es claro: enredarnos a todos para que no hagamos otra cosa de provecho en nuestra vida, para que no nos quede ni un minuto de tiempo para pensar, para reflexionar, para disfrutar la belleza y contemplar el mundo, para bebernos unas cañas con los amigos…

Esta banda perniciosa opera de la siguiente manera: envía pseudosociólogos a bares, restaurantes, cines, bulevares, plazas, iglesias… a todo lugar donde la gente se reúne y convive, como ha hecho desde tiempos inmemoriales. Contabilizan el número de personas allí congregadas y lo envían a un centro de procesamiento, donde, mediante complejos algoritmos, un grupo de personas se reúne durante horas, tomando cerveza, departiendo amigablemente, tocando la guitarra, hasta determinar que semejantes concentraciones de individuos son intolerables y que es necesario crear una nueva red social en Internet para evitar el desagradable trato humano.

Al año siguiente realizan el mismo operativo y llegan a la misma conclusión: hay que inventarse otra red social. Y así, sucesivamente… Y no piensan detenerse hasta que que toda la población mundial aproveche los 86.400 segundos de su día interactuando unos con otros mediante ordenadores, teléfonos móviles, tabletas, televisores… aunque para ello tengan que inventarse una red social diaria.

votar

El decálogo del periodista

Tim Radford escribió un interesante artículo en The Guardian sobre los «25 mandamientos del periodista«, que según el autor se resumen en uno: «Consigue que te lean«. Cuenta Radford que empezó a escribir espontáneamente una lista de preceptos, llegó a los 25 y nunca se molestó en condensarlos en 10. Yo le voy a «dar una manito» con el decálogo. Me he tomado algunas libertades al resumirlos.

1. Cuando escribes, la persona más importante del mundo es tu lector. Aunque tú tengas la obligación de escribir, los demás no tienen obligación de leerte.

2. Evita la pomposidad, la jerga, lo extravagante: palabras simples, ideas claras, frases cortas.

3. En caso de duda, parte de la base de que el lector no sabe nada, pero sin insultar su inteligencia.

4. Evitar decir demasiadas cosas: una historia, una idea principal. Y no empieces a escribir hasta que decidas cuál es esa gran idea. Resúmela en una frase y pregúntate: «si la escuchara mi madre, ¿le engancharía? Muy posiblemente termine siendo la primera frase de tu escrito. Si atinas en esa primera frase, el resto del artículo se desarrollará con fluidez.

5. Cada palabra tiene un significado preciso. Respétalo. Consulta el diccionario a la mínima duda.

6. A veces, los clichés son útiles. Pero úsalos con moderación. Lo mismo se aplica a las metáforas.

7. Lo que más interesa al lector es lo que le toca más de cerca, aunque en el mundo estén pasando cosas más importantes.

8. Lee. Lee mucho. Lee de todo: desde cómics, a clásicos de la literatura universal, pasando por la Biblia.

9. Evita las afirmaciones y los superlativos absolutos. Es abrir una puerta al error.

10. Busca siempre la verdad, y si no la alcanzas, al menos trata de ser justo y equilibrado.

¿Añadirías algún otro mandamiento? ¿Cuál es para ti el principal mandamiento del periodista?

votar

De periodistas, curas y militares

El "jefe" Diego

El "jefe" Diego (foto de El_Enigma)

Un mes después de su secuestro, el político mexicano Diego Fernández de Cevallos, más conocido como el «Jefe Diego», apareció el jueves ante las cámaras del canal Milenio TV, en el programa de Ciro Gómez Leyva.

No vi la entrevista, pero pude escuchar algunas declaraciones en el programa de radio de Carmen Aristegui en MVS. Habló de su cautiverio, del trato que recibió, de las «atrocidades» que sufrió… y de la cobertura periodística de su caso.

En un momento de la entrevista, el «Jefe Diego» se refiere al periodismo como «una de las profesiones más nobles que puede tener el ser humano».

Te puedo decir mirando a las cámaras que para mí hay tres actividades, tres profesiones y tres vocaciones del más alto nivel en todos los órdenes: el sacerdocio, la milicia y el periodismo. Pero cuidado con qué tipo de sacerdocio estemos hablando, o de qué tipo de militares o de qué tipo de periodistas.

Las palabras de Fernández de Cevallos me hacen pensar sobre la responsabilidad que tenemos los periodistas cuando informamos, y de la gran influencia que podemos tener. Del compromiso con la verdad de nuestra pluma, de nuestra cámara, de nuestro micrófono… depende que esa influencia sea buena o mala.

votar

Copia y pega: entrevista a un futbolista derrotado

Partido Real Madrid-Atlético de Madrid

Foto de Rosa Jiménez Cano

Tras muchos años escuchando a los jugadores de fútbol declarar después de los partidos, creo que ya no hace falta que los periodistas pierdan más tiempo. Todos dicen lo mismo. Por eso, he diseñado una plantilla de entrevista a jugador derrotado basada en la que le hicieron ayer en la Cope a Fran Mérida después de la derrota del Atlético ante el Real Madrid en el Calderón. Los huecos se rellenan con el equipo de turno y se publica. Copiar y pegar. Nadie se va a dar cuenta. En cursiva, los tópicos más recurrentes.

– (Nombre del jugador), ¿se ha acabdo muy rápido la esperanza, no?

Creo que el gol nos ha hecho mucho daño y ha sido una pena porque, en el caso de haber metido el primero, creo que podríamos haber apretado. Ellos creo que ellos tampoco han llegado demasiado. Pero creo que con el 0-1, pues nos ha hecho mucho daño y la eliminatoria se nos ha puesto muy cuesta arriba.

– ¿El vestuario está muy tocado, o prácticamente se asume de manera entera este asunto?

Hombre, perder contra el (nombre de equipo) en el (nombre de estadio local) nunca se asume, 10 minutos después, y obviamente estamos un poco tocados, pero bueno, creo que a partir de mañana hay que levantarse con la cabeza alta y hay mucha temporada por delante, muchos objetivos y hay que ir a por ellos.

– ¿Queda mucha temporada por delante, pero lo que queda va a estar difícilísimo. no?

Hombre, sabemos que no va a ser fácil, hay equipos ahí compitiendo y bueno nosotros tenemos que darlo todo, es nuestra obligación y yo confío en que este equipo va a levantarse y va a tirar para adelante. Creo plenamente en los jugadores y en que todos vamos a remar p’alante.

– ¿No habría hecho falta un poquito más de, no sé, de garra, de espíritu, de furia, de meterle un poco más en aprietos, me ha parecido un poco light el partido, ni chicha ni limoná?

No sé, no sé, yo sinceramente he tenido la sensación de que dentro del campo el equipo ha dado la cara y bueno, creo que no hemos jugado nuestro mejor partido con el balón, pero creo que el equipo se ha desgastado y lo ha dado todo. Somos conscientes de que se podría haber hecho mejor pero como te digo el gol nos ha hecho mucho daño, ellos no son un mal equipo, ellos son inteligentes, han intentado dormir el partido y bueno… Creo que el primer gol es el que nos ha matado.

Y te pregunto a ti, ¿cuáles son tus tópicos futbolísticos favoritos?

votar

Renace Allendegui (influencias IV)

Como seguramente os habréis dado cuenta, este blog ya no es lo que era. Espero que para mejor. Ha cambiado el diseño, ha cambiado la versión de WordPress y ha cambiado de casa. Ya no vive sólo en un apartamento frío y oscuro sino que se aloja en Gente Digital, bien cobijado, con el calor humano que se irradia cuando se está rodeado de gente. Gracias Leandro por hacer esto posible. Empezamos nueva aventura.

Y la empezamos hoy, no por casualidad, sino en un aniversario icónico, trascendental para la historia de este blog. Hoy hace 64 años nacía en Altura, Castellón, mi mayor influencia literaria. La persona que sembró en mí la semilla del periodismo, que me imbuyó la pasión por escribir y me enseñó a afrontar los gajes de la vida con humor. La persona que me introdujo a algunos de mis autores favoritos, como Larra, Quevedo o Azorín. Que me leía desde mi infancia las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Que me regaló mis primeras antologías de La Codorniz y Hermano Lobo. Que me enseñó a disfrutar de Mingote, Gila, Chummy Chúmez, Forges, Summers y tantos otros. Que alquiló la primera película de Louis de Funes que vi en mi vida…

Hoy mi padre cumple 64. Muchas felicidades y gracias por todo.

PD: Como en toda mudanza, se pierden cosas. En este caso, todos los suscriptores en el Reader de Google, por ejemplo. Así que, si os da pena perderos Allendegui, podéis resuscribiros. Muchas gracias y perdón por la erosión del dedo índice que supondrán estos clicks adicionales.

votar

Chuletones y cigarrillos

Foto de Paul Swansen
Foto de Paul Swansen

Cada vez es más difícil fumar en España y muchos empresarios hosteleros están que echan humo por ello. Parece que la medida puede ser contraproducente. ¿Cuánto contaminará el humo que echan los hosteleros? ¿Afectará a los pulmones?

Escuchaba hoy en la radio que algunos dueños de bares y restaurantes optan por convertir sus locales en sociedades gastronómicas privadas para así hacerle una gambeta a la prohibición del tabaco en los espacios públicos.

El argumento de un hostelero de Zaragoza, con marcado acento maño, me pareció contundente, rayando en el axioma: «¡Cómo te vas a comer un chuletón y no fumarte un cigarrillo!». Creo que los carniceros deberían empezar a regalar paquetes de Marlboro con cada kilo de ternera.

votar

La serendipia de la mala patilla

La serendipia de la mala patilla

La serendipia, o el descubrimiento de las cosas por azar, ha sido la madre de grandes descubrimientos, como la penicilina o el Principio de Arquímedes (principio, porque fue el principio del odio al de Siracusa por millones de estudiantes de siglos venideros que tendrían que estudiarlo en clase de Física). Pero la serendipia, pese a sonar muy rimbombante, está al alcance de cualquiera. No hace falta tener un premio Nobel o estar tocado por algún tipo gracia especial; basta con ser un poco torpe. Sí, torpe. Una pequeña dosis de torpeza puede ayudar a hacer grandes descubrimientos.

Por ejemplo, el otro día dejé mis gafas, de las que tanto dependo para ver las cosas claras, en el almo suelo. Y un pie cruel las aplastó sin piedad, con tanta fuerza, que cercenó una de sus patillas, la izquierda concretamente. Apesadumbrado, ahíto de tristeza, alcé la montura amputada como quien recoge del suelo un pajarillo malherido. La miré con compasión y ternura.

Superado el estupor inicial, decidí adoptar una actitud positiva y acomodé los lentes maltrechos sobre mi nariz. ¡Se sostenían sin problema! Me miré en el espejo para constatarlo. No sólo se sujetaban con gran finura sino que además mejoraban mi aspecto, que se tornó moderno, tenue, fresco y remozado como por arte de magia. Ese lateral al descubierto era toda una innovación estética.

Con el paso de las horas he ido descubriendo más ventajas. Mi oreja izquierda se cansa menos. No tiene que sostener el peso de la patilla. Y ese esfuerzo que se ahorra la aurícula, lo emplea en escuchar mejor. Así, por primera vez en mi vida, puedo captar tonos agudos que sólo los perros son capaces de discernir. E identificar cada una de las notas de la novena sinfonía de Beethoven. ¡Qué maravilla!

La patilla huérfana, la llevo guardada en el bolsillo de mi camisa, y la saco cuando se tercia, para pinchar una aceituna en el aperitivo, para rascarme la oreja cuando me pica o incluso para embocar una pelotita de papel de aluminio en un hoyo ficticio, en un birdie imaginario.

En la calle, la gente se me queda mirando. Los más atrevidos me paran e inician una conversación, inquiriendo sobre la patilla mutilada. Pero después de las explicaciones iniciales y el rubor por mi torpeza supina, el diálogo enseguida deriva por interesantes vericuetos, y tenemos elevadas disquisiciones sobre física cuántica e iconoclastia, un nuevo procedimiento quirúrgico para ensanchar arterias utilizando iconos bizantinos.

Además, al minimizar el rozamiento de las gafas con la atmósfera, puedo caminar con más velocidad, a un paso más ligero y llegar puntual a todas las citas. Y al subirme en los atestados vagones del metro, un soplo de aire fresco me entra por el lateral izquierdo y me ayuda a sobrellevar mejor el calor humano.

Pero aún hay más. A la hora de irme a dormir, al borde de la extenuación, sólo tengo que doblar una de las patillas, en lugar de dos, un ahorro de energía considerable, que utilizo para cerrar más rápido el párpado izquierdo. En definitiva, todo son ventajas.

¡Estoy tan contento con mis gafas monopatilla!

votar

El iPad mató las revistas

Foto de Eric Drooker
Foto de Eric Drooker

Se termina el año y quién más quién menos (ya no sé si «quién» se debería acentuar o no, con estos cambios ortográficos) hace sus balances de lo que nos ha dejado el 2010. En nuestra profesión, el periodismo, el balance de este año tiene tintes casi apocalípticos. Han pasado muchas cosas que han sacudido los cimientos de este oficio. Creo que habrá un antes y un después de 2010. La explosión de las redes sociales y el llamado periodismo ciudadano, el fenómeno Wikileaks y las tabletas digitales, con el iPad a la cabeza, están transformando el concepto y el modelo de negocio de los medios.

En esta entrada me quiero concentrar en en el iPad porque cabo de tener una epifanía, y es que este dispositivo ha matado las revistas (todavía no me pronuncio sobre los diarios a la espera de lo que anuncien Murdoch y Steve Jobs en unos días con The Daily). Porque, ¿qué es una revista? Mi idea de revista hasta la fecha era: una publicación periódica (semanal, quincenal, mensual), enfocada en un tema, impresa a color y en papel de mayor calidad, y portátil.

Ahora, con las tabletas digitales, el papel de más calidad se borra de la ecuación: es una pantalla de alta resolución. El color ya no es patrimonio exclusivo de las revistas: todas las apps de diarios son en color, con fotografías y vídeos de alta calidad. La periodicidad se diluye ya que el contenido se puede actualizar en cualquier momento; basta con estar conectado a una red inalámbrica o de telefonía móvil. Y la portabilidad también la ha conquistado el iPad. Sólo nos queda el enfoque en un tema, pero este punto también lo comparten con los blogs. ¿Qué será entonces la revista en la era iPad, a medida que el papel pierde papel? ¿Cuáles serán sus señas de identidad? ¿Se quedará en un vestigio del pasado? Cuando leo información en el iPad, se difumina la división entre revista y diario: no siento una gran diferencia entre leer The Economist, Wired o El País y El Norte. Con la «appización» del periodismo, parece que el concepto de revista tiene las horas contadas.

votar

El café, la salvación del periódico de papel

Suena el teléfono. Es una hora extraña para que llamen. Contesto mientras pienso: «seguro que es alguien que me quiere vender algo». Pensamiento acertado.

– Buenas tardes, ¿es usted el señor de la casa?

– Sí, señor.

– Le llamo del Atlanta Journal Constitution, el periódico local, para ofrecerle un descuento único. Las ediciones del jueves, viernes, sábado y domingo por sólo 2,50 dólares. Regalado, señor.

Me quedo pensativo. El vendedor no se imagina todo el debate interno que me genera su llamada: la crisis de la prensa, la transformación del concepto de periodista, Internet, las redes sociales, etcétera. Son demasiadas cosas como para abrumar al infeliz que me ofrece la suscripción al periódico. Por un lado siento la necesidad de apoyar a mi profesión; por otro, el periódico en papel se me hace un concepto trasnochado, antiecológico y cada vez con menos sentido. Me gustaría que alguien me convenciera de lo contrario.

– Le agradezco mucho la llamada, pero es que leo el periódico en Internet, contesto sin piedad. Me duele responderle así, tan crudamente, pero no quiero prolongar inútilmente la llamada.

El vendedor trata de recomponerse y contraataca. Su argumento me desconcierta

– Pero señor, ¿hay algo mejor que leer el periódico con una buena taza de café?

No puedo creer que el individuo al otro lado de la línea se escude en el café para defender el periódico en papel. La cafeína es el dopaje de la prensa, pienso. La substancia que le va a ayudar a derrotar a Internet en la lucha por el lector. No, no creo. Vuelvo a la carga, otra vez con contudencia.

– Oiga, que yo leo el periódico en el iPad y eso no me impide disfrutarlo con una sabrosa taza de café…

Al vendedor se le acaban los argumentos. Se da por vencido y se despide.

– Que tenga una buena tarde.

Cuelgo el teléfono. No puedo creer que hoy día el único argumento para vender un periódico de papel sea una taza de café.

votar

Feliz Navidad: no os atragantéis, reflexionad

El misterio de la Navidad es tan grande que me siento incapaz de escribir. La grandeza de Dios se hace Niño en un humilde pesebre de Belén. El «Verbo se ha abreviado», una frase que recoge Benedicto XVI en su exhortación apostólica Verbum Domini y que no abandona mi cabeza. Por eso, prefiero subcontratar este post a dos autores reconocidos: el propio Benedicto XVI, con un fragmento de su homilía de la misa de Nochebuena de 2006, y Mariano José de Larra, uno de mis escritores favoritos, con un pasaje de su «Nochebuena de 1836». Creo que sabréis cuál es cuál:

La señal de Dios es la sencillez. La señal de Dios es el niño. La señal de Dios es que Él se hace pequeño por nosotros. Éste es su modo de reinar. Él no viene con poderío y grandiosidad externas. Viene como niño inerme y necesitado de nuestra ayuda. No quiere abrumarnos con la fuerza. Nos evita el temor ante su grandeza. Pide nuestro amor: por eso se hace niño. No quiere de nosotros más que nuestro amor, a través del cual aprendemos espontáneamente a entrar en sus sentimientos, en su pensamiento y en su voluntad: aprendamos a vivir con Él y a practicar también con Él la humildad de la renuncia que es parte esencial del amor. Dios se ha hecho pequeño para que nosotros pudiéramos comprenderlo, acogerlo, amarlo.

Y el segundo:

Hace mil ochocientos treinta y seis años nació el Redentor del mundo, nació el que no reconoce principio, y el que no reconoce fin; nació para morir. ¡Sublime misterio!
¿Hay misterio que celebrar? Pues comamos, dice el hombre; no dice: reflexionemos. El vientre es el encargado de cumplir con las grandes solemnidades. El hombre tiene que recurrir a la materia para pagar las deudas del espíritu. ¡Argumento terrible en favor del alma!

¡Feliz Navidad!

votar