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Allendegui en los Premios 20Blogs

La primera vez que oí la palabra expatriado fue en un Telediario cuando era niño. Entonces me sonó a algo muy malo. Hoy se abrió el plazo de votación para los Premios 20Blogs, a los que me presento en la categoría de Blog Expatriado. ¿Será el momento de cambiar la connotación negativa que siempre ha tenido para mí la palabra expatriado?

PD: También participo, por lo que veo, en la categoría de Humor.

La mejor película más mala

(Foto de Striatic)

Iba por la calle y vi una fila de personas esperando para comprar su entrada en el cine. De repente, me entraron ganas de ver una película, pero una película mala, de esas que ves y te indignas de lo malas que son. De esas películas que atentan contra los derechos humanos. Hice la cola y cuando llegó mi turno le pregunté a la de la taquilla:

– Oiga, ¿Están pasando alguna película mala?

– Uy, sí señor, la de «Truenos en la torre», es nefasta.

– ¿Está segura? ¿La ha visto usted?

– Sí, la vi hace una semana y se lo puedo asegurar. Además todas las críticas la ponen a parir.

– Muy bien, entonces será dinero bien invertido. Déme una entrada para la próxima función.

– No le decepcionará señor, verá lo mala que es.

Entré en el cine y fui a comprar unas palomitas para disfrutar aún más de la nefandez de la película. Me puse en la fila siete y esperé con emoción a que empezara. Todos estaban cautivados, arrobados, aguardando impacientes el comienzo.

Empezó la película. La gente a mi alrededor estaba extasiada, disfrutando la maldad de la película. Yo jamás había visto nada peor. Cómo lo estaba disfrutando. Nadie quería levantarse ni siquiera para ir al baño. No se podía perder ni un detalle. Todo era tan malo que era digno de ver.

Al terminar, todos sin excepción nos quedamos a ver los títulos de crédito, llenos de faltas de ortografía y casi ilegibles, con una música espantosa. Qué regalo para el aficionado al mal cine. Al salir, había un señor vestido de uniforme cobrando un suplemento a cada espectador, un impuesto al mal cine que había que pagar religiosamente. Todos pagamos de buen grado, contentos, porque una película tan mala no se ve todos los días.

Blogsario

Blogcrastinar: Dejar para más tarde la redacción de un post esperando una mejor oportunidad que a veces nunca llega. Se corre el peligro de olvidar el post y que la idea se pierda como lágrimas en la lluvia cerca de la Puerta de Tannhaüser.

Verdasco, un atlante de verdad

Ahora entiendo por qué el tenista español Fernando Verdasco es un Atlante. Según El País, Verdasco sostiene a España… y también a Portugal. Y aunque su apellido diga lo contrario, no es un tenista que d´asco ver.

Corto y perezoso

(Foto de Phillie Casablanca)

Es verano, hace calor y ¡cómo cuesta escribir en el blog!

La lógica científica de Armstrong

Mi lógica ciclista es más agrícola que científica (Foto de WJarrettc)

Leo en A Topa Tolondro una interesante reflexión sobre lo ocurrido ayer en el Tour de Francia. El diario Marca publica unas explicaciones de Lance Armstrong sobre lo que fue la etapa.

El estadounidense Lance Armstrong, tercero en la general tras la etapa de hoy, en la que se produjo un corte en el pelotón que hizo perder tiempo al español Alberto Contador, señaló que «no hace falta ser un científico del espacio, un genio, para saber que con viento se pueden producir abanicos«.

Armstrong tiene apellido de astronauta y quizás por ello tenga una lógica de otro planeta, pero yo siempre pensé que era al revés, que eran los abanicos los que producían el viento.

Ser padre según Obama (dedicado a todos los papás)

(Foto de Qole Pejorian)

Este domingo se celebra el «Día del Padre» en Estados Unidos, un día doblemente especial para el presidente Barack Obama. Primero, porque es padre de dos niñas (como yo); y segundo, porque su padre lo abandonó cuando él tenía dos años. Quizás por ello tenga una sensibilidad especial para escribir el ensayo que publicará publicó el domingo la revista Parade. Algunos fragmentos del texto ya se han difundido. Estos son algunos fragmentos. Al leerlos, se me hace un nudo en la garganta.

«En muchas formas, he comprendido la importancia de la paternidad a través de su ausencia, tanto en mi vida como en las de otros. He comprendido que el hueco que deja un hombre que abandona su responsabilidad con sus hijos no lo puede llenar ningún gobierno. Podemos hacer todo lo posible por proporcionar buenos trabajos y escuelas, y calles seguras a nuestros niños, pero nunca será suficiente para llenar ese agujero».

«Necesitamos padres que actúen, que se den cuenta de que su labor no termina con la concepción; que lo que te hace hombre no es la capacidad de tener un hijo sino el valor de criarlo».

«Tenemos que apagar la televisión y empezar a hablar con nuestros hijos, y escucharles, y entender lo que pasa en sus vidas».

«Hubo muchos días en la campaña que sentía que mi familia estaba a millones de kilómetros, y sabía que me estaba perdiendo momentos de las vidas de mis hijas que nunca volverían. Es una pérdida que nunca terminaré de aceptar».

«En este día del padre, me acuerdo del día en que volví a casa con Michelle y con Malia recién nacida después de salir del hospital hace casi 11 años, conduciendo lentamente, muy por debajo del límite de velocidad, sintiendo en mis manos el peso del futuro de mi hija. Pienso en la promesa que le hice aquel día: que le daría lo que yo nunca tuve.. que si pudiera ser algo en la vida, sería un buen padre».

Cemento en el cementerio

Ahora que Ander anda hablando de muertos, funerales y batidos de coco, me fijo en que están remodelando el cementerio cerca de mi casa. Es un camposanto al borde de la vida, con vistas a la ciudad, asentado sobre una colina de hierba muy bien cortada y siempre fresca. Las tumbas, todas en el suelo, están adornadas con flores amarillas. ¡Qué estampa tan bucólica!, pienso cuando paso por delante.

Pero veo que las obras están paradas desde hace días. Diría que muertas. Empezaron a colocar un paredón con el nombre del cementerio en mármol pero se debieron quedar sin presupuesto y no lo han completado. Sólo pone «Mount (cemento) Memorial Gardens». Supongo que poner la palabra «Harmony» era un gasto excesivo y que los muertos no lo iban a apreciar.

También veo que en lugar de recubrir con yeso las paredes nuevas de cemento, las han dejado así, desnudas. Se han limitado a pintarle adornos cubistas con un spray negro. ¡Cómo se aprovechan de los muertos! Como no se pueden quejar… Pero los finados también tienen su corazoncito y su sentido de la estética, y no les gustan estas chapuzas. Quizás no lo expresen con mucha vehemencia, pero yo sé que se ofenden con estas cosas. Por eso voy a hablar con el capataz de las obras para decirle que se estire un poquito y termine el paredón, y así todos los inquilinos vuelvan a recuperar la paz que les quitó ese muro de cemento inconcluso y marchito.

Me tocó conocer a Valderrama

Hay figuras que han destacado en su disciplina pero han pasado a la historia por otros motivos. Quizás sea ése el caso del «Pibe» Valderrama, el futbolista colombiano con mejor toque de balón, pero al que en España se le recordará por otro tipo de toque.

El sábado tuve oportunidad de conocerlo en persona. Me saqué una foto con él y se la envié por e-mail a J. y a M. En mi mensaje, les decía:

«Me tocó trabajar este sábado… pero tuvo su compensación».

M. me respondió:

«jajaja, que guay! y no le tocaste los huevos?»

Y J., más sutil, también me contestó en esa línea:

«Te tocó trabajar, tocaste a Valderrama».

¿Hay alguna duda sobre por qué se le recuerda al «Pibe»?

El paraíso de Carpanta (cuando lo Mismo es tan diferente)

(Imagen SFI, de la Editorial Bruguera)

De haberlo conocido, posiblemente hubiera sido el lugar favorito de Carpanta. Yo me acabo de enterar de su existencia a través de Wisebread, un blog que os recomiendo. Se llama SAME Café, siglas en inglés de «Para que Todo el Mundo Coma» (So All May Eat), y está en Denver.  Lo abrieron Brad y Libby Birky, una pareja que trabajó durante ocho años en comedores de beneficencia.

La filosofía de esta cafetería es que todos, con independencia de sus posibilidades económicas, tienen derecho a comer sano y a ser tratados con dignidad. Por eso el menú, que cambia todos los días, se prepara con ingredientes orgánicos frescos.

Se financia con los aportes de la gente. En lugar de caja registradora, hay una caja de donaciones en la que cada cliente deposita lo que cree que vale su comida, o un poco más para ayudar a los menos afortunados. Los que no tienen con qué pagar pueden compensarlo prestando algún servicio, como lavar platos, fregar el suelo o pelar patatas.

Como dicen los Birkys en su sitio de Internet, el objetivo es «marcar una diferencia en todas las personas que cruzan la puerta, ya sea una persona que busca ayuda o una persona que busque ayudar».