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El post que querría no tener que escribir

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Hoy llevé a Catita al colegio y después me quedé en la misa que celebran para los niños de todos los cursos. Terminé sentado en primera fila porque el resto prácticamente estaban tomadas por los alumnos. Llegó la hora de la Comunión y fueron pasando todos los niños delante mía, uno detrás de otro, bien para comulgar, bien para recibir una bendición por ser demasiado pequeños; unos con cara de sueño, otros con los pelos alborotados, unos ensimismados, cogitabundos, otros sonrientes, unos con paso ligero, otros arrastrando los pies… Y mientras los observaba, veía claramente lo que todos tenían en común: su alma, esa alma que Dios les entregó y que les da una infinita dignidad.

Al salir de la iglesia, pensaba en esta entrada que estoy escribiendo, y en el Día Universal de los Niños, y en la Blogcampaña contra la pornografía infantil. Y concluía que de los depravados que practican esta aberración no quiero hablar porque Alguien con mucha más autoridad ya dijo todo lo que se podía decir:

«A quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar».

Lo que el mundo nunca sabrá sobre el Nobel de la Paz

(Un grupo de malawinos, felices después de firmar el armisticio tras leer una de mis anacrónicas. Foto de Khym54)

La concesión del Nobel de la Paz a Barack Obama ha sorprendido a mucha gente, entre la que me incluyo. Y me explico. En un principio no pensaba contar esto, pero en vista de todo el revuelo que se ha montado prefiero confesar y ser transparente.

Durante la madrugada del viernes recibí una llamada que me sobresaltó en mis sueños. Era una voz ininteligible que trataba de comunicarme algo nerviosamente. Yo no entendía nada. Y así se lo hice saber al interlocutor, que le pasó el teléfono a otra persona que empezó a hablar en inglés (horas más tardé caí en la cuenta de que la primera voz me habló en noruego). Me dijo que era del comité del Nobel de la Paz, y que yo era el ganador del premio de este año.

Pensé que era una broma, pero luego me explicó que me concedían el honor por «haber contribuido a hacer del mundo un lugar más agradable a través del humor de las Anacrónicas de Allendegui; concretamente, se le distingue por haber evitado una guerra entre dos etnias de Malawi que firmaron un armisticio después de leer una de sus anacrónicas».

Aunque muy halagado, le contesté que declinaba el premio porque para mí eso no era mérito suficiente, y que quizás, cuando una anacrónica terminara con el conflicto en el Medio Oriente, entonces me lo pensaría. El individuo en el teléfono se quedó mudo, y me colgó.

Horas después leía en Internet que le otorgaban el premio a Obama. ¿Por qué no hizo lo mismo que yo?

¿Se ha perdido la serenidad en el deporte?

(Foto de Brett Marlow)

No sé qué pasa en el mundo del deporte pero en los últimos días está perdiendo su deportividad. Un deporte sin deportividad: habría que deportarlo. Primero fue la menor de las hermanas Williams olvidándose de su nombre en la final del Abierto de Estados Unidos y amenazando de muerte a una humilde juez de silla. Para mí ya dejó de ser serena.

Luego, en la final masculina, me decepcionó el tenista más elegante del circuito, el suizo Roger Federer, capaz de hacer cosas como éstas, pero que en su partido ante Del Potro perdió los estribos y la fe (se quedó en «derer») y menospreció al juez de silla.

Hoy leo que al árbitro de fútbol Massimo Busacca, famoso por dirigir la última final de la Copa de Europa, le han caído tres partidos de sanción por sacarle el dedo al público en un partido de la Copa Suiza. ¿Estaría pasado de copas?

En reciprocidad, los árbitros también son insultados, y veo que al entrenador del Inter, José Mourinho, le ha caído un partido de sanción por denostar a uno de ellos.

¿Quién será el siguiente deportista antideportivo?

Los mejores libros para leer en la cárcel

(Foto de Tim Pierce)

Leo a través del Huffington Post una entrada del blog de Juan Cole, Informed Comment, sobre la biblioteca del centro de detención de Guantánamo. Lo primero que me llama la atención es el gran fondo con que cuenta: 13.500 libros para 229 reclusos. Y lo segundo, que los tres más solicitados sean:

1. Las novelas de Harry Potter.

2. El Quijote.

3. Dreams of my Father, de Barack Obama.

¿Por qué esos tres? Me da que pensar. Mi intuición es que con el cambio de gobierno en Estados Unidos, Obama envió 13.492 copias de su libro a Guantánamo para cerciorarse que todos los presos se lo leían. Los siete libros de Harry Potter son para que los presos sigan soñando. Y el Quijote, para que se acuerden de Cervantes y lo que tuvo que sufrir preso en Argel durante cinco años sin biblioteca alguna, y así vean lo misericordiosos que son en Guantánamo.

Aprovecho y os lanzo la pregunta.Si tuviérais que ir a la cárcel, ¿qué tres libros os llevaríais?

Feliz cumpleaños canino

El Canódromo cumple hoy tres años. Para los que no lo conocen, es el blog de J. quien se autodefine así:

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Recuerdo como si fuera ayer el día en que bautizó El Canódromo. Estamos sentados en el comedor de casa, con las rodillas clavadas en la silla y el trasero acodado sobre el respaldo. Mirábamos a través del cristal de la mesa hacia el suelo, tratando de excavar y descubrir un nombre apropiado como si estuviéramos perforando la capa freática. Pero la respuesta estaba arriba. Encima de nuestras cabezas, en el segundo piso de casa, en su habitación. Una habitación que el primer día que vimos bautizamos así, El Canódromo, por su gran longitud y estrechez. El Canódromo será. Y así fue. El Canódromo fue, es y será.

PD: Para celebrar su cumpleaños bloguero, J. lanza su nuevo website. Un deleite visual. Pena perdérselo.

Letrasenredadas.com

Hoy se cumplen dos años de la muerte de Peter de Miguel, y para rendirle homenaje, Leandro Pérez Miguel y yo lanzamos Letrasenredadas.com, una web de «humor para bajar los humos». No os cuento más detalles para que vayáis a verla cuanto antes. Espero que os guste y os quedéis enredados. Y sobre todo, que participéis. Por decirlo en palíndromos, que tanto le gustaban a Peter, esta web es para «asirnos a la sonrisa». Así, redada de risa.

PD: Nuestra mascota, Puppy, es de J.

Bajo persiana durante una semana

(Foto de MaryTClark)

Hoy parto rumbo a México, a desconectarme de la red. Volveré pronto con más anacrónicas. Echad un ojo de vez en cuando, no vaya ser que los ladrones me roben algún post o un link y luego tengamos un disgusto.

Flashback a 1984 en la etapa del Mount Ventoux

Este año no he podido seguir muy de cerca el Tour de Francia. He visto pocas etapas, aunque las que he visto, han valido la pena. Y tampoco he leído mucho al respecto, pero lo poco que leído ha sido muy deleitoso, a través de los posts de Ander.

Hoy me instalé en el sillón para ver la última etapa que podía desbarajustar la clasificación general. Final en Mount Ventoux, la montaña pelada. Un puerto mitológico. Escenario perfecto para el último gran drama del Tour. Contador, el titán de toda la carrera, estuvo donde tenía que estar. No hubo sorpresas. La carne se ponía de gallina al verlo pedalear con esa soltura trepando como ardilla rampas que desriñonan, rodeado por miles de aficionados jaleando a los ciclistas con una intensidad que nunca había visto en esa cumbre. El contraste de una montaña sin árboles con gente enarbolando banderas.

El que sí me sorprendió fue Lance Armstrong, que resucitó de sus cenizas después de cuatro años retirado y con casi 38 tacos a la espalda, y que, salvo tragedia, se subirá al podio de París. Me pregunto qué habría pasado si no se hubiera fracturado la clavícula en la Vuelta a Castilla y León en marzo. El año que viene volverá a competir, en un equipo nuevo, y con nuevas aspiraciones. ¿Podrá ganar el Tour 2010? Parecería misión imposible a su edad, pero esas proezas sólo están al alcance de astronautas como Armstrong… yo, por si acaso, no me juego más que una palmera de chocolate.

Pero bueno, todo esto no es de lo que quería escribir en este post, sino del flashback que tuve al ver al grupo de corredores escapados antes de la ascensión al Ventoux. La cámara de una de las motos se enfocaba en los fugados. Uno a uno iban cruzando por la lente hasta que reparé en uno de ellos, el 198…¡con el maillot del Skil!*

Por un momento, me pareció que la pantalla se emborronaba y el holandés Albert Timmer se transformaba en Eric Caritoux, pedaleando en la Vuelta a España de 1984, corriendo con el Skil-Reydel. Recuerdo mi frustración aquel año, cuando un francés con cara estirada le ganaba la Vuelta a Alberto Fernández por seis segundos insuperables (entonces Marino Lejarreta corría en el Alfa Lum, Giusseppe Saroni en el Del Tongo, el equipo de las trampas, Dietzen en el Teka y Moser y de Vlaemicnk en mi querida Gis-Tuc, entre otros).

Un año después, otro histórico, Sean Kelly, también con los colores del Skil, ganaba el verde de la regularidad en el Tour. Luego, Skil, una empresa de herramientas eléctricas, desapareció del pelotón… hasta que hoy lo vi reaparecer, quince años después, en las esquilmadas lomas del Mount Ventoux.

*Como queda demostrado no he seguido muy de cerca el Tour que ahora me doy cuenta de la existencia de la reencarnación del Skil.

Un pequeño error de cálculo

Terminaron de construir el hangar y… maldición, se dieron cuenta de que no les cabía el avión. Afortunadamente se pudo subsanar el error haciendo una chapucilla.