La descojonante historia del toro que me dejó para hacerse famoso

Ahora que se han terminado los Sanfermines y todos están distraídos empezando la cuenta atrás para los próximos, voy a contar la verdadera historia de «Torito», el bóvido que me abandonó en busca de la fama.

Todo se remonta a mi mudanza definitiva a Melocotown, cuando P. me regaló un toro de plástico en miniatura, un semental querido Watson, recubierto de pelo, astifino, con mucho trapío y sobre todo, unos atributos que harían palidecer a los del caballo de Espartero. Con este obsequio, P. quería que me acordara siempre de la piel de toro, de la que yo emigraba en busca de pan y cebolla.

Lo bauticé «Torito», y me acompañó durante años en mi escritorio. Acumuló mucho polvo en su epidermis, y fue objeto de befa y mofa por parte de indeseables antitaurinos, que le colgaron todo tipo de collares infamantes. Pero ninguna de estas vejaciones me previno de lo que ocurriría una fatídica noche de nocturnidad y alevosía. Cuando llegué a mi escritorio la mañana siguiente, me encontré a «Torito» castrado, desposeído de sus machos, humillado y ultrajado. ¡Alguien lo había capado! Organizamos una batida para encontrar el apéndice cercenado y así salir algún en los periódicos con el primer reimplante exitoso de testículos de toro, pero nunca apareció el miembro amputado. Incluso hubo un sospechoso, alias «Montpellier», pero nunca se demostró nada y salió impune de su atrocidad.

El tratamiento psicológico de «Torito» fue largo y complicado, pero logró salir adelante en su nueva condición decastada (más bien descastrada). Puedo decir que superó el trauma. Pero un día, en un momento de despiste imperdonable, Miguel Angel A. me lo arrebató. Nunca más lo volví a ver en persona (¿o sería «en toro»?). De vez en cuando el secuestrador me enseñaba pruebas de supervivencia, y me tranquilizaba diciendo que «Torito» estaba bien y que comía lentejas con chorizo.

Pasaron los meses y yo seguí mi vida hasta que recibí un correo electrónico de Miguel Angel con un bosquejo de cartel de San Fermín. Al principio no le presté mucha atención, pero después de fijarme bien reconocí la figura de «Torito» con nitidez cartesiana. Era «Torito» en un plano cenital persiguiendo a un remedo de Miguel Angel A. La falta de los dídimos no parecía ser un obstáculo para que el morlaco tuviera una brillante carrera profesional y se realizara plenamente como toro.

Lo que pasó después, ya lo conocen todos. Ese cartel ganó el concurso de San Fermín 2008 y hoy «Torito» es famoso en todo el mundo y parte del extranjero… aunque le falten sus partes.

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12 Respuestas para “La descojonante historia del toro que me dejó para hacerse famoso”

  1. Ander 2 agosto, 2008 a las 10:06 #

    ¡Dídimos!

  2. Bolonki 2 agosto, 2008 a las 16:53 #

    que grande el torito! claro ejemplo del «sí, se puede» y los finales felices. ojalá que al menos m.a. te haya regalado una de las famosas camisetas..

  3. J. 2 agosto, 2008 a las 18:58 #

    Jajajaja. Me he reido muchísimo. Genial.

  4. admin 3 agosto, 2008 a las 5:56 #

    Hay que hacer más camisetas… con los dídimos desaparecidos del toro.

  5. betttyboop 3 agosto, 2008 a las 16:25 #

    ohhhhh y M.A. no piensa devolverlo? pobre Torito…Por lo menos ha tenido su fama.

  6. berri_ondo 5 agosto, 2008 a las 23:09 #

    Aparición con vida de Torito YA!!! NO a la negociación!!! SÍ a la remoción del didímos del secuestrador!!!

  7. admin 5 agosto, 2008 a las 23:11 #

    Según las últimas noticias que he recibido, Torito está secuestrado en los estudios de Cuatro.

  8. bettyboop 6 agosto, 2008 a las 15:29 #

    en los estudios de cuatro? aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
    pobre Torito! nunca pensé que acabaría en condiciones tan duras.
    bettyboop

  9. Monpellier 7 agosto, 2008 a las 5:51 #

    Yo no Castre ese Torito, lo hice famoso, lo puse a leer noticias para CNN, el que lo castro fue Dany Saint Laurent, un productor de cine porno

  10. admin 7 agosto, 2008 a las 14:27 #

    Montpellier, este comentario podría dar un vuelco a las investigaciones sobre el castrador de Torito, que ahora es más famoso aún gracias al cartel de San Fermín.

  11. Danny Saint Laurent 8 agosto, 2008 a las 17:44 #

    Desmiento categóricamente cualquier insinuación sobre mi presunto papel en la desaparición de los dídimos del torito. Seremos degenerados y retorcidos, pero ante todo, respetamos el derecho a los animales. Es por ello que el torito ni mucho menos Montpellier nunca han sido invitados a unirse a nuestra industria. Sinceramente,

    Danny Saint Laurent.

  12. Montpellier 10 agosto, 2008 a las 12:47 #

    Mi estimado Admin, yo lo invito a que haga una nueva investigacion sobre el caso del Torito Castrado, asi mi nombre sera limpiado de ese horrible crimen, yo soy testigo de lo que paso aquella noche cuando ese sucio Productor de Cine Danny Saint Laurent se apropio de los organos mas intimos de el santificado Torito para venderlos a la Industria XXX en una Calle de montreal.