Archivado en: Globalización, Emigración
Criticar por criticar es tan contraproducente como el ‘peloteo’. Llevamos unos meses en los que todo vale con tal de hablar mal del Gobierno. Todos los datos estadísticos que aparecen se utilizan para tratar de hacer mella en Zapatero. Seguro que la mayoría de estos datos no pueden interpretarse de otra manera: el número de parados, los datos de IPC, los de morosidad, etc. Pero también los hay que no pueden servir para ello cuando estamos hartos de oir lo de la globalización.
Me explico, la otra mañana escuchaba una tertulia radiofónica en la que se lamentaban por la cantidad de jóvenes que se estaban yendo a trabajar al extranjero para poder poner en práctica sus titulaciones. Los ‘tertulianos’ manifestaban su pesar por esta nueva 'ola de emigración' que sufre España gracias a la nefasta gestión del Gobierno de la nación. ¡Pues no hombre, no! No podemos estar hablando de globalización, de internacionalización de los mercados de trabajo, de la necesidad de que las empresas empiecen a asumir que estamos en una economía global, de que los trabajadores tienen que asumir la necesidad de la movilidad laboral, de la liberación de los mercados, etc., etc., etc. y venir ahora con que estamos sufriendo un nuevo proceso de emigración.
Si todo es global, los trabajadores, titulados o no, también tendrán que hacerse globales y olvidarse de ocupar durante toda su vida laboral el mismo sillón en la misma ciudad.
Con la globalización, el concepto de trabajador emigrante ha desaparecido porque o somos globales para todo o no lo somos para nada.
Publicado el 13 de octubre de 2010 a las 09:15.