Archivado en: Botellón, Curso escolar, Limpieza
Todos los años, durante las Fiestas, me gusta darme un día un paseo por la zona centro y aledaños a primera hora de la mañana para ver cómo está la ciudad. Todos los años me sorprendo por lo mismo: por la limpieza y por el exquisito trabajo de los servicios municipales tras ver las toneladas de basura diseminadas la noche antes. También me hago la misma pregunta todos los años: ¿por qué hay tanto cerdo suelto?
Nuestros políticos se afanan en preocuparse por estas fechas en el botellón y en lo malísimo que es para la salud de los jóvenes. Este año se multa a quien lo haga fuera de Las Moreras porque la playa y su entorno es ‘territorio comanche’, que diría Pérez Reverte. Quizá podrían multar por ensuciar los espacios públicos en lugar de por consumir alcohol en la calle, porque visto la respuesta y las reacciones paternales, a sus progenitores les debe importar bien poco que sus hijos se beban hasta el agua de los floreros.
Lo de los que botelloneros en las familias es como los liberados sindicales de Fernández Toxo: no existen. No conozco a ningún padre con hijo practicante del botellón. Ahora bien, conozco a montones de hijos que hacen botellón, pero ¡cualquiera les dice nada!. Para ellos el problema es la sociedad que es la que les aboca al consumo de alcohol en la calle y ellos bastante tienen con aguantarles en casa. Menos mal que ya empieza el colegio y pueden tenerles recogidos, al menos, unas horas al día.
Con semejante situación no me extraña que los maestros y los profesores no quieran que les aumenten el número de horas de clase.
¡Feliz inicio de curso!
Publicado el 8 de septiembre de 2011 a las 18:45.