Archivado en: Villalar de los Comuneros, Día de la Comunidad, Castilla y León, 23 de abril
Ya se pasó el Día de la Comunidad. Un día nefasto en lo meteorológico, como de costumbre. Quizá debieran plantearse el cambio de fecha, como hizo en su día León de la Riva con las Ferias de Valladolid, para asegurarnos algún año buen tiempo. El alcalde vallisoletano decidió, un año más, no ir a hacer el paseíllo por las calles y la campa de Villalar de los Comuneros. ¡No me extraña! Bueno está que haya energúmenos que te insulten en tu municipio. Hay quien lo disculpa argumentando que va en el cargo, pero ir a un pueblo vecino para aguantar improperios es de bobos. Yo le entiendo señor alcalde.
A quien no entiendo es a aquellos adversarios políticos que van de adalides de la democracia y que en el momento en que arrecian los insultos en el municipio comunero a sus compañeros de trabajo, se esconden, desaparecen o algunos, incluso, se integran entre los pintorescos que insultan.
Tampoco acabo de entender por qué hay quien se disfraza para ir a celebrar el Día de Castilla y León a la conocida campa. Uno se encuentra por allí a gente con boina o con chapela (como si fuera lo mismo) y que se ponen exclusivamente ese día; otros se disfrazan de matanceros, de haraganes, de campesinos medievales, de pastores, etc. Hay momentos en los que Villalar más parece estar celebrando unos Carnavales atrasados que el Día de la Comunidad. Eso por no hablar de las tribus urbanas que se desplazan a emborracharse y a hacer alarde de sus conocimientos en historia de España con sus cánticos al más puro estilo futbolero: “Caña, caña, caña, Castilla no es España”, “PSOE, PP, la misma mierda es”, etc. Por no hablar, tampoco, de sus consignas democráticas integradoras contra partidos políticos que nada tienen que ver con la izquierda o, lo que es lo mismo, contra el Partido Popular: “Fuera fascistas de Villalar”. Ahora, eso sí, todos ellos pro-Palestina o pro-Sahara con el pañuelo en ristre.
A veces uno tiene la sensación de que la fiesta en Villalar de los Comuneros no es para todos los habitantes de Castilla y León. Más bien parece la fiesta de las organizaciones que son incapaces de obtener representación parlamentaria o sindical, excepción hecha de PSOE, IU, CCOO, UGT y pocos más.
Menos mal que cada día son menos y cada día abunda más la gente normal que va a disfrutar de un día festivo sin más pretensión que la de rendir homenaje a Bravo, Padilla y Maldonado y lo que ellos representaron o bien a pasar simplemente un día de campo o a comer un pulpo y unas costillas a la brasa en los chiringuitos que bordean la campa.
Supongo que cada día falta menos para que los partidos políticos que no instalan carpa lo hagan, aunque, faltando menos, aún deberán pasar unos cuantos años. También llegará un día, esperemos que pronto, en el que el presidente de la Comunidad no tenga que recorrer las calles de Villalar de los Comuneros y la campa a la carrera para evitar que algún energúmeno la líe. Espero, también, con ganas el día en que el presidente de la Junta esté presente en la lectura del Manifiesto en el escenario de la campa.
Recuerdo la canción que se inventaron para una campaña de turismo y cuya letra decía: “nueve provincias una Comunidad, un deseo, una identidad…”. Aún queda mucho para que esta Comunidad tenga identidad común. De momento prevalecen las nueve provincias. Entre todos habrá que seguir insistiendo en ello para que, gracias a la crisis, no volvamos al centralismo en detrimento de las autonomías.
Publicado el 26 de abril de 2012 a las 11:30.