¿A quién le importa?
Hacía mucho que no sabíamos nada del ‘Caso Faisán’. Ha sido cerrarse la media veda y aproximarse la Semana Ibérica y, como si de asunto cinegético se tratara, el asunto del ‘Faisán’ vuelve a la palestra. ¿No se darán cuenta de que ya sabemos de requetesobra que el ministro responsable era Rubalcaba? ¿A quién le va a importar el asunto del pájaro si siempre dicen lo mismo? ¿Hay avances al respecto? ¡No!, pues a otra cosa mariposa.
Otra cosa que tampoco importa a nadie, y menos aún a los vecinos de Arroyo de la Encomienda, son las tremendas subidas de tasas e impuestos que el Ayuntamiento les va a aplicar: un 50% las basuras, un 26% el IAE, un 10% el IBI, un 45% las actividades extraescolares, etc. ¿Por qué les iba a importar si todo el mundo está tan contento con que el Ayuntamiento se endeude para comprar un campo de golf con el que quitar el muerto de encima al amigo de un amigo? La oposición se indigna porque aún no han asimilado que seis de cada diez vecinos ha elegido esta forma de gobernar.
Aquí lo que cuenta es que IKEA abra sus puertas y lo haga pronto, la faena es que filtró la noticia de su próxima apertura antes de que el gobierno de IPAE aprobase la subida de impuestos, así pues no pudo servir de bálsamo. Pero, ¿a quién le importa? Si casi nadie ha dicho nada de nada por miedo a quedarse sin publicidad institucional o lo que es peor: por miedo a que desde el consistorio se les marque con la cruz ante la multinacional sueca del mueble. Todavía hay quien pensamos que IKEA va por un lado y los de IPAE por otro.
El domingo se cerró para siempre, de momento, la plaza de Toros de Barcelona. No porque entrara en vigor la famosa prohibición parlamentaria catalana de celebrar corridas de toros en su Comunidad Autónoma, ¡no!, sino porque se acabó la feria taurina. La prohibición no llega hasta el uno de enero.
Ya hay quien aprieta al Partido Popular para que, si acaba consiguiendo mayoría absoluta en las elecciones del próximo 20 de noviembre, declare las corridas de toros 'Bien de Interés Cultural', o lo que sea con tal de abolir la prohibición en Cataluña.
Con esto de humanizar a los animales en detrimento de preocuparnos por nuestros vecinos, vamos a acabar mostrando más interés por las almorranas del cocodrilo del Nilo que por el síndrome de Diógenes del vecino del piso de abajo.
Desde enero, los catalanes que quieran asistir a festejos taurinos serios tienen dos opciones: cambiar de Comunidad Autónoma o cambiar de país. ¿Quién le iba a decir a aquellos que cruzaban los Pirineos para ver tetas, culos y felpudos en Francia que tendrían que hacer lo mismo para ver torear a José Tomás, Talavante o El Juli?
Cambian los tiempos pero siguen quedando dictadores empeñados en mantener la costumbre de atravesar la frontera para poder asistir libremente a espectáculos artísticos, ya sea cine, ya sea tauromaquia.
Publicado el 26 de septiembre de 2011 a las 11:00.
