Taurinos y antitaurinos siguen explicándose en Cataluña
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Mosterín no está solo. Primero fue el filósofo antitaurino el que patinó al comparar la ablación del clítoris con la lidia del toro en el ruedo y ahora es la ex eurodiputada de Los Verdes, Mónica Frassoni, la que se sube al carro de los comentarios anodinos. Durante su comparecencia ante la Comisión de Medio Ambiente para abogar en pro de la prohibición de las corridas de toros, Frassoni estableció la comparación entre "el torero y el hombre que mata a su mujer a patadas". Rafael Luna, diputado del Partido Popular, no pudo aguantar tanta sandez y mostró su enfado ante la Comisión.
Los abolicionistas dieron paso a los pro taurinos, representados en esta ocasión por los toreros Luis Francisco Esplá y el catalán Serafín Marín. El primero de ellos no se mordió la lengua y dijo que detecta "aromas inquisidores" en el debate y comparó al toro con el corredor de fondo, pues ambos resisten gracias a horas de entrenamiento. Esplá, que mantuvo un duelo poético con el diputado de ICV, Francesc Pané (aunque desde puntos de vista radicalmente opuestos), dijo que el toro «muere en actitud de arrogancia» y advirtió de que «jamás abrazaré algo que se me imponga desde la fe ajena. La piedad no puede ser administrada por imposición».
El siguiente en intervenir fue diestro de Montcada i Reixach, Serafín Marín, con una intervención en catalán y en castellano. Marín no pudo contener su rabia ante los ataques al sector taurino: «nunca me imaginé que tuviera que ir al Parlamento catalán a discutir si se prohíbe mi profesión».
«Los políticos deben ser conscientes -añadió- de que sus decisiones pueden afectar a miles de familias. Con un solo dedo, ustedes pueden decidir por ley si se prohíbe esta profesión o si son los propios ciudadanos quienes lo hacen».
Las palabras de Serafín Marín no gustaron en absoluto a la diputada de ERC, Patricia Gomá, quien regañó a Marín por entender que había cuestionado la legitimidad de la Cámara, mientras que por parte del PSC, David Pérez aplaudió la sinceridad del torero.
El propietario de la plaza de la Monumental de Barcelona, Pedro Balañá, se presentó como «catalán, empresario y aficionado a los toros» y lamentó que los antitaurinos traten a los aficionados como «éticamente inferiores». Balañá indicó que desde el año 2003 ha aumentado el número de espectadores y tras denunciar que esta actividad no recibe ayudas públicas, advirtió de que, en el caso de que se apruebe la ILP, «actuaremos en consecuencia», en alusión a las compensaciones económicas.
Juan Carlos Illera del Portal, director del departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, dijo que el toro sufre más estrés en el transporte que en la plaza. Precisó que en la lidia portuguesa, donde no muere el animal, también hay un enorme estrés y que el toro libera determinadas hormonas que mitigan el dolor, «lo cual no significa que el animal no sufra».
El biólogo y concejal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Portabella, que durante años fue el responsable municipal del Zoológico, criticó la «frivolidad» de que se pague con impuestos las subvenciones al sector taurino en época de crisis.
La Iniciativa Popular Legislativa sigue su curso. La tradición de determinados catalanes por acabar con la fiesta taurina viene desde antiguo. La diferencia es que hasta ahora sólo se habían metido con los símbolos que identificaban los toros con España, recuerden la pasión que puso el ministro Josep Borrell cuando era ministro y se empeñó en hacer desaparecer los ‘Toros de Osborne' de las carreteras españolas al considerar que vulneraban la Ley de Carreteras de 1988. Tuvo que ser el Tribunal Supremo quien los indultara definitivamente la silueta del toro en las carreteras ya que entiende que "ha dejado de ser el emblema de una marca, para convertirse en algo decorativo, integrado en el paisaje".
Esperemos que ningún alto tribunal tenga que devolver la cordura ante las actuaciones del Parlamento de Cataluña.
Publicado el 20 de marzo de 2010 a las 12:45.