¿Exabruptos o precampaña electoral?
Archivado en: José Blanco, Fco. Javier León de la Riva, PP, PSOE
¿Cómo podemos pedir a nuestros representantes no sean vulgares cuando vivimos en una sociedad que ensalza la vulgaridad? ¿Cómo podemos pedírselo cuando las audiencias televisivas se disparan cada vez que se emite algún programa en el que aparece Belén Esteban? ¿Cómo, cuando algunos de ellos se prestan a formar parte de programas en los que el insulto y la puesta en duda de la honorabilidad de las personas son los argumentos para captar audiencia? ¿Cómo puede ser que no queramos políticos vulgares cuando una parte importante de la clase política se caracteriza por ‘no tener dónde caerse muertos’ o por carecer de formación?
Antaño, ya casi no recuerdo cuándo, la clase política se caracterizaba por ser gente preparada que arriesgaba su patrimonio o su currículo para pasar a formar parte de la ‘gestión pública’. ¿Y ahora qué? Pues resulta que la gente buena y preparada prefiere no acercarse a la política para que su honorabilidad y valía no se eche a perder porque lo que predomina es gente que llega a ella para poder vivir o medrar. Lo importante es tener secretaria, teléfono móvil de última generación gratuito, coche con conductor y cenas o comidas y viajes ‘por la patilla’ con un buen sueldo a final de mes.
También es cierto que hay muchísimos políticos cuyo objetivo es el bien común y el servicio público desinteresado. No hay más que ver los miles de alcaldes y concejales que tienen que poner dinero de su bolsillo cada vez que tienen que hacer alguna gestión municipal en su capital de provincia o en su propio municipio. También son miles los políticos de las Comunidades Autónomas y del Estado que ejercen sus funciones con responsabilidad. Todo esto existe, aunque no sea noticia en ningún telediario ni en ningún programa de ‘prime time’. Desgraciadamente, ésta no es la imagen que el ciudadano de a pie tiene de su clase dirigente.
Todo ha evolucionado, todo evoluciona siempre, lo que no sabemos es si a mejor o a peor. En esto también hay división de opiniones. Nuestra sociedad cambia continuamente. Ahora somos menos machistas (o eso aparentamos en público); somos más tolerantes; la igualdad entre hombres y mujeres es total en muchos aspectos y en otros evoluciona favorablemente; el matrimonio homosexual es algo que está totalmente aceptado, etc., etc., etc. Sí, todo esto es verdad, pero hay algo que no cambia en nuestra cotidianeidad, seamos de derechas, de centro o de izquierdas. Cada vez que hay que insultar lo hacemos refiriéndonos a la sexualidad de las personas. Los dos insultos más utilizados por ambos sexos son: maricón, puta o cualquiera de sus sinónimos.
Algunos de nuestros políticos han evolucionado hacia un insulto más sibilino y sutil que provoca más daño aún en la parte contraria. Ese insulto que sin decir dice, que sin decir produce distintas interpretaciones más o menos radicales. El tema de cabecera de todos los medios de comunicación esta última semana ha sido la frase del alcalde de Valladolid sobre la ministra de Sanidad, Leire Patín: "Leire Pajín, una chica preparadísima, hábil, discreta, que va a repartir condones a diestro y siniestro por donde quiera que vaya y que va a ser la alegría de la huerta. Tengo que decir que cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir aquí".
Ninguna de las palabras que aparece en sus manifestaciones es en si misma un insulto, ninguna. Sin embargo, todas en conjunto provocan en el oyente diferentes interpretaciones. Para unos, dígase socialistas y feministas, la combinación de las palabras “condones”, “alegría de la huerta”, “morritos” y “pienso lo mismo”, son una clara referencia a determinado acto sexual. Para otros, la palabras “alegría de la huerta”, “morritos” “pienso lo mismo” traen a su mente la imagen de la cerdita de dibujos animados ‘Peggy’ o bien a ‘Betty Boop’. Incluso a algunos puede recordarles la cara de l'a novia de Chucky,' el terrorífico protagonista de la película ‘El muñeco diabólico’.
El alcalde, según sus disculpas, a lo que se estaba refiriendo era a la segunda interpretación, al recuerdo de un dibujo animado. Pero para las/los ministros/as socialistas y parte de la clase mediática las declaraciones de Javier León de la Riva eran una clara referencia al acto sexual, diga lo que diga el alcalde.
¿Quién tiene aquí la mente calenturienta? Digo esto porque en la misma entrevista de la que salieron estas desafortunadas palabras esgrimió otros pareceres sobre otros ministros que podrían ser más graves y jugosos, desde el punto de vista de la interpretación, al incluir en la misma frase a Rubalcaba, los GAL y la respuesta ciudadana tras los atentados de Atocha. Pero, sin embargo, esto no es noticia porque no puede asimilarse a nada sexual.
Esto me lleva a pensar que lo único que política y mediáticamente vende en la actualidad es ‘lo sexual’, con lo cual no se muy bien quién es aquí el “enfermo”, “machista” o “misógino”, ¿Blanco o De la Riva?
De todo este ‘incidente’ lo que queda claro es que, coincidiendo con la publicación de las últimas encuestas sobre intención de voto, el PSOE ha modificado la estrategia de comunicación iniciada en 2004. Actualmente, observamos cómo sus discursos se radicalizan. Si antes todo era ‘dulzura’, ‘buenismo’, mensajes dedicados a la juventud y optimismo, ahora vemos cómo todo esto ha cambiado dando un giro para colocarse en la situación más opuesta. Muestra de ello son las declaraciones y manifestaciones que los dirigentes socialistas realizan cada vez que tienen delante un micrófono. José Blanco, tras una etapa de discreción y exquisitos modales verbales con su nombramiento como ministro, ha vuelto a emplear su lenguaje hiriente e incisivo de su etapa como número dos del PSOE.
Blanco se ha convertido en el abanderado de la lucha contra el PP y contra Javier León de la Riva, quien ya le dedicó algún insulto en el pasado por su comportamiento ‘desafortunado’ en un acto en Valladolid. El ministro no ceja en su empeño para que Rajoy reprenda al alcalde en público y que éste dimita de su cargo. José Blanco, que no deja de ser ministro nunca mientras el presidente del Gobierno no le cese o él dimita, ha entrado en el juego verbal que nos atañe. El domingo en Málaga dijo "se les ve el plumero, aunque a Mariano Rajoy no es difícil". Algún medio de comunicación que se hizo eco de su intervención publicó en su edición digital la siguiente frase “¿Qué doble sentido puede tener esa afirmación en un ministro sobre el que existen precisamente esos mismo rumores?”
¿Ven lo que les decía sobre cómo se acaba insultando? Ahora bien, si realizamos el mismo ejercicio de análisis que con las palabras del alcalde de Valladolid, obtendríamos el siguiente resultado: para los simpatizantes populares anclados en la discordia, estas palabras son un claro insulto al interpretar que el ministro Blanco les está llamando ‘maricones’ por relacionar “plumero” con ‘pluma’ en referencia a la homosexualidad. Sin embargo, para otros lo que el ministro manifiesta es la predicibilidad de las actuaciones del Partido Popular por conseguir ganar las elecciones nacionales.
El refranero castellano está plagado de máximas que podríamos aplicar a toda esta diatriba desarrollada por nuestros políticos: ‘piensa mal y acertarás’, ‘difama que algo queda’, ‘cuando el río suena, agua lleva’, ‘cree el ladrón que todos son de su condición’, etc.
¿Saben qué es lo peor de todo? Que al contrario de lo que algunos dicen, la exageración de esta polémica sólo conlleva a la radicalización de las posturas. Concluyo transcribiendo parte de la reflexión escrita por Jesús Cacho en El Confidencial.com:
“¿Va a ser ésta la tónica, ésta la calidad del agit-prop que el “Gobierno de comunicadores”, sedicentes artistas del micrófono, se dispone a desplegar para ganar las generales de 2012? Si la respuesta es sí, entonces pueden dormir tranquilos en la calle Génova. Una demonización tan chusca del adversario sólo conseguirá convencer a los convencidos y provocar la risa de los españoles sin partido, acostumbrados a caminar sin yugo de la demagogia uncido alguno”.
Publicado el 25 de octubre de 2010 a las 14:00.