Dentro de la decepcionante temporada que firmó el Real Valladolid el año pasado, una de las buenas noticias fue la campaña de captación de abonados llevada a cabo por el club blanquivioleta. En ella, el humorista leonés Leo Harlem, conocido por sus monólogos y apariciones en programas como 'La hora de José Mota' explicaba diversas razones por las que había que hacerse socio del conjunto pucelano.
Con vistas al próximo curso, el Real Valladolid se ha mostrado como objetivo regresar a la Primera División pero siempre contando con el apoyo de su afición desde las gradas. Por ello, de nuevo Leo Harlem ha vuelto a protagonizar una campaña de publicidad que tiene como objetivo mostrar las bondades de jugar en Segunda a través del diálogo con estatuas emblemáticas de la ciudad, como la de Cristóbal Colón o la de Rosa Chacel. Con este ejemplo, queda claro que en tiempos de crisis se agudiza el ingenio.
En el fútbol, como en la vida, hay entrenadores que nacen con un sino parecen condenados a vivir con él toda la vida. Por ejemplo, se piensa que Héctor Cúper no tiene suerte con las finales porque perdió dos europeas con el Mallorca y el Valencia; o se cree que Jose Mourinho es defensivo porque en una eliminatoria ante el Barcelona renunció al juego habitual del Chelsea. Dentro del grupo de entrenadores recurrentes en situaciones desesperadas aparece Javier Clemente.
A pesar de hacer campeón de Liga al Athletic en dos temporadas consecutivas, en una de ellas con doblete incluido, Clemente nunca ha gozado del prestigio que se las ha dado a otros entrenadores con un palmarés menor que el de Barakaldo.
Esto quedó en evidencia durante su etapa como seleccionador. Tomó las riendas de un equipo deprimido y sin rumbo tras quedarse fuera de la Eurocopa de Suecia en 1992. Rápidamente, Clemente hizo un grupo potente que rompió récords de imbatibilidad. Finalmente, una serie de malos resultados y la mala relación con la prensa precipitaron su marcha de la selección. El juego de la 'Roja' no era muy vistoso, pero la era Clemente se resume con un dato: sólo 6 derrotas en 62 encuentros.
Después llegaron unas temporadas de decepciones en varios clubes como el Betis o incluso el Olympique de Marsella, pero Clemente no lo dudó cuando en 2005 recibió la llamada de su Athletic. Los 'leones' eran últimos tras un comienzo de Liga paupérrimo. Al final de la temporada, Clemente no renovó su contrato a pesar de haber dejado a los rojiblancos en undécima posición.
Tras este trago amargo llegó la experiencia como seleccionador de Serbia. Clemente no logró clasificar al combinado 'plavi' para la Eurocopa de 2008, pero llevó a cabo un cambio generacional que ahora aprovecha Radomir Antic. Unos meses después llegó su famosa negociación con la federación de Irán:
Ahora llega el más difícil todavía. Su llegada a Valladolid parecía una medida desesperada, pero en dos partidos ha logrado que los blanquivioletas acumulen cuatro puntos de seis posibles. La salvación está lejos, pero con Clemente todo es posible. Su trayectoria le avala, porque tal vez sus equipos no sean el paradigma del juego atractivo para el espectador, pero el de Barakaldo siempre logra resultados, quizás lo más importante en determinados clubes.
Dos equipos que en temporadas pasadas brillaron por su juego, Valladolid y Villarreal, han decidido poner fin a sus penas destituyendo a sus dos entrenadores para dar la alternativa a los respectivos técnicos del filial, ¿será suficiente para volver a la senda de los buenos resultados?
El 'submarino amarillo' se ha instalado entre los grandes gracias a una gran dosis de paciencia y de confianza. Se fue Pellegrini y pocos duraron que su sustituto, Ernesto Valverde, era un recambio de garantías para el chileno. Los primeros resultados fueron nefastos, pero Roig no cayó en la tentación y mantuvo a Valverde. La derrota contra Osasuna y la sensación que hay de que los veteranos de la plantilla no confiaban plenamente en el técnico cacereño, han supuesto la destitución de Valverde.
Por su parte, el Valladolid tenía un sello propio gracias a Mendilibar. Él fue el encargado de guiar al equipo al ascenso a Primera donde lo ha mantenido las dos últimas campañas. Su apuesta por la cantera y por un juego sin complejos le hicieron ganarse el favor del público de Zorrilla, pero su rechazo a firmar la renovación de su contrato y los malos resultados han llevado al club blanquivioleta a tomar medidas drásticas.
El míster te mira. ¿Vas a salir?, dice. Desde el banquillo, uno también juega su particular partido. Hablas, organizas, gritas, sufres, encestas, tiras a portería, sueltas un revés o cambias de marcha al llegar a la curva más peligrosa del circuito. No eres el protagonista ante las cámaras, pero te sientes vivo porque eres un loco del deporte. El deporte mueve masas y es un gran espejo para el ser humano que busca emociones fuertes y no entiende de límites.