El brasileño Ayrton Senna, un superhéroe al volante
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"Sabía de él por las revistas y como era piloto de karting y siempre algo tenía colgado en la habitación de éstos, Senna y Prost. El nombre de Senna era el que más escuchabas en la tele cuando ganaba campeonatos y carreras". Fernando Alonso tenía ocho, nueve o diez años. Ni siquiera se considera capacitado para ponerle fecha a estos recuerdos. "Empezaba a prestarle atención a esas cosas y Senna fue el primer piloto que me sonaba. No pensaba nada especial. Bueno, sí, que era un superhombre, porque todos los pilotos de F1 me parecían superhéroes". Así respondía Fernando Alonso a las preguntas de los periodistas en Australia sobre el legendario piloto brasileño, que habría cumplido 50 años el pasado 21 de marzo si su monoplaza no se hubiese estrellado contra la curva Tamborello del circuito de Imola durante el Gran Premio de San Marino aquel 1 de mayo de 1994.
No recuerdo exactamente si estaba viendo la carrera o cómo conocí el triste suceso, pero su muerte me hizo llorar porque la muerte se presentó sin avisar, de un modo injusto en la carrera de aquel deportista excepcional, un competidor nato. Con 24 años debutó en la Fórmula 1, donde comenzó 161 carreras con 41 victorias y 80 podios. Levantó el título de campeón mundial en tres ocasiones (1988, 1990, 1991), otras dos veces fue subcampeón (1989, 1993) detrás de Alain Prost, su gran enemigo sobre la pista, pero más allá de brillantes estadísticas, su pilotaje en los circuitos desprendía un atrevimiento, una épica que quienes le ha visto, ya sea por televisión o en directo, jamás podrán olvidar.
Quizá los entendidos en la materia automovilística discutan esta teoría personal, pero a finales de los 80 y principios de los 90 la dictadura tecnológica no había llegado al nivel actual. Debido a esta situación, el factor humano, desarrollado por los pilotos, tenía una importancia suprema en los grandes premios. El hecho de que Senna hubiese ganado 6 carreras con Lotus antes de pasarse a McClaren habla por sí solo. Una cierta igualdad técnica propiciaba duelos apasionantes sobre la pista y las exhibiciones de Senna han quedado grabadas en nuestras retinas, sobre todo cuando la pista se mojaba con la lluvia. Entonces, se comportaba como un 'kamizake'. Su motor cardíaco frenó en seco el 1 de mayo de 1994. Importan poco los motivos de aquel accidente. No hay vuelta atrás. Siempre observaremos a través del retrovisor el casco amarillo y verde de Senna, un superhéroe al volante.
Publicado el 25 de marzo de 2010 a las 14:00.