Bolt, Cobo, Nadal... el día mundial del extraterrestre
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Si ustedes siguen puntualmente la actualidad informativa podrán comprobar que casi todos los días se celebra la jornada mundial de algo. Aprovechando la resaca deportiva que nos dejó el fin de semana, propongo que el 4 de septiembre pase a ser el día mundial del extraterrestre deportivo. Hubo, sin duda, varios protagonistas que pusieron mucho de su parte para que esta iniciativa tuviera algunos visos de realidad.
El primero en hacer méritos no fue otro que Usain Bolt, aunque en esta ocasión el hombre más rápido de la historia contó con la inestimable colaboración de tres compatriotas suyos (Nesta Carter, Michael Frater y Yohan Blake, éste último tiene el honor de ser el sucesor de Bolt en los 100 metros) para superarse una vez más a sí mismo con una marca global de 37:04 que vuelve a dejar claro el dominio jamaicano en las pruebas de velocidad en detrimento de Estados Unidos.
Pocas horas después, Juanjo Cobo, uno de esos viejos rockeros del ciclismo nacional, demostró que el trabajo y el esfuerzo son caminos inescrutables para llegar al éxito. El ciclista del Geox reventaba una Vuelta que parecía dominada hasta entonces por el Sky de Wiggins. La ronda española está ahora en manos del cántabro que aventaja en 20 segundos a Froome y en 46 a Wiggins, hasta ayer gran favorito.
Mientras la niebla del Angliru era testigo de la coronación de Cobo, el sol de justicia de New York reinaba en una nueva exhibición de dureza mental de Rafa Nadal en el US Open. El manacorí se rehizo de un break en contra en la primera manga y de las dudas de partidos anteriores para dejar en la cuneta al siempre complicado Nalbandián. Posteriormente, durante la rueda de prensa dejó una imagen para el anecdotario.
Pero lo mejor, al menos desde el punto de vista colectivo, estaba aún por llegar. Al igual que Nadal, los primeros partidos de la selección española en el Eurobasket habían dejado más sombras que luces, pero los hombres de Scariolo han vuelto a dejar en evidencia a los oportunistas que esperan que se abra un mínimo resquicio para cargar tintas. La magnífica dirección de Calderón, el liderazgo de Pau Gasol, la fortaleza de Marc, la valentía de Rudy y Llull, el acierto de un genial Navarro... fueron tantas y tan buenas las sensaciones que dejó la ÑBA que parece complicado no caer en la euforia. Los 62 puntos al descanso fueron el reflejo de una sinfonía digna de la mejor orquesta del mundo. Tal vez, ese (la euforia) sea su rival más complicado de aquí al 18 de septiembre.
Publicado el 5 de septiembre de 2011 a las 12:15.