España sub-19, el triunfo contra la adversidad
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Echando un simple vistazo al triunfo de la selección española en el Europeo sub-19 se pueden sacar dos conclusiones: una, que ha sido relativamente fácil hacerse con el título si se tienen en cuenta las goleadas conseguidas en tres de los cinco partidos jugados; y dos, que estamos en un país en el que un hecho aislado como puede ser el quitarle una bandera a un jugador puede restar protagonismo de una manera excesiva a un triunfo tan importante.
Dejando a un lado debates estériles sobre nacionalismos, regionalismos y asuntos políticos, este post tiene como cometido desmontar la teoría de que esta victoria ha sido sencilla. El primer obstáculo llegó de mano de la meteorología. Tras ir ganando 1-0 a Bélgica, una decisión del colegiado y la presión de los belgas hizo que el partido se aplazara para el día siguiente empezando con 0-0 en el marcador. El equipo de Meléndez no se descompuso y superó a los 'diablos rojos' después de tener que rebasar otra adversidad: el empate inesperado de los belgas nada más comenzar la segunda parte.
Se disparó la euforia tras ese triunfo y el 4-0 ante Serbia, pero llegó Turquía para demostrar que cualquier relajación podría pasar factura. Llegaron las dudas, los temores a no cumplir las expectativas, pero el ahora criticado Ginés Meléndez hizo gala de una labor extraordinaria de psicólogo para preparar a este equipo para unas semifinales que rozaron la perfección: 5-0 ante Irlanda. Lo fácil en ese momento era pensar que la final sería coser y cantar.
En el partido decisivo, República Checa se encargó de cargar de más presión al equipo español al que dejó todo el peso del partido. A esto se le unión el lamentable estado del césped, otro lunar más en la pésima organización del torneo (increíble que se juegue una final en lunes) y la horrible labor arbitral que perjudicó a ambos equipos. Aún quedaban por llegar las pruebas más duras. Primero con el gol de Krejci nada más comenzar la segunda parte y después con el de Lacha en los primeros compases de la prórroga.
En ese momento lo fácil hubiera sido perder los nervios, encerrar a República Checa a base de pelotazos, pero la razón del triunfo de España radicó en mantener su estilo incluso en esos momentos. Rubén Pardo (sublime en la asistencia del tercer gol) y Campaña se echaron al equipo a la espalda e hicieron que el equipo español no echara de menos las intermitencias de sus mejores jugadores: Deulofeu, Sarabia y Morata. Alcácer también tomó el testigo para llevar a España a otro triunfo y mandar un mensaje a los clubes de Primera: las cosas en la cantera se están haciendo muy bien, sólo falta confiar un poco más en ella.
Publicado el 2 de agosto de 2011 a las 11:30.