Alberto Contador, un dictador sobre la bicicleta
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Exultante tras su triunfo en el Giro de Italia, Alberto Contador se apresuró a asegurar que no quería demostrar nada a nadie. Menos mal, pensarán sus rivales que no han podido más que sentirse afortunados por presenciar desde primera fila una exhibición de poderío y clase encima de una bicicleta.
Contrariamente a lo que dice Contador, el pinteño estaba ante una gran ocasión para despejar las dudas, para reivindicar su gran fuerza en vueltas de tres semanas. Subió al infierno del Etna para hacerse con la maglia rosa en la novena jornada. Eso suponía someterse todos y cada uno de los días controles antidopaje, es decir, colocarse en primera línea de fuego. No hay recursos jurídicos ni argumentos que ratifiquen su presunta inocencia de mejor forma.
Desde esa novena etapa, en cada puerto, en cada rampa en la que se podía poner en duda su liderazgo, surgía el de Pinto para dar un golpe encima de la mesa. Fueron tantas sus demostraciones que a los otros candidatos como Nibali o Scarponi se les quitaron las ganas de discutirle la maglia rosa. Lo suyo ha sido una verdadera lección de principio a fin y con ello ha logrado que se hable única y exclusivamente de ciclismo. Enhorabuena Contador.
Publicado el 30 de mayo de 2011 a las 20:45.