La Roja en la Copa América, una locura desproporcionada
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La memoria es un bien cada vez más preciado en el mundo del fútbol. Si hace unos años la selección española no tenía casi adeptos siquiera dentro de su propio país, ahora es reclamada por todos para dotar de mayor prestigio o caché a un torneo. Esto es lo que ha sucedido con la Copa América.
En un principio, los organizadores apostaron por invitar a Japón. El combinado de Zaccheroni había disputado en meses recientes la Copa de Asia, por lo que llamar a sus mejores jugadores para otro campeonato de selecciones se antojaba complicado. La tragedia del tsunami ha precipitado los acontecimientos y ahora queda un hueco libre en el torneo, en lo que supone un ridículo organizativo mayúsculo. A menos de tres meses para el comienzo, todavía no se conoce si habrá doce u once equipos.
Alguien debió pensar que el mejor equipo para cubrir ese hueco era España. Con tirón en Sudamérica y campeona de Europa y del mundo, la Roja podría dar otro aire a la competición. Ángel María Villar ya dejó caer días atrás que la presencia de la selección en Argentina era algo factible. Supongo que a los jugadores no les hará nada de gracia, teniendo en cuenta que se preparaban para el único verano tranquilo en mucho tiempo. En 2008 jugaron la Eurocopa, en 2009 la Copa Confederaciones, en 2010 el Mundial y en 2012 comenzarán de nuevo ese mismo ciclo.
Parece evidente que trastocar los planes del equipo nacional con tan poco tiempo de antelación parece temerario, por lo que la otra opción podría consistir en llevar a jugadores menos habituales y con menor carga de partidos, con el riesgo que eso supone. Todos quieren ganar a la campeona del mundo y jugar ante Brasil o Argentina sin los mejores expone a la Roja a un riesgo de quedar en entredicho como en el amistoso ante la albiceleste de septiembre.
Pese a todo, Messi ya se ha apresurado a decir que España "no pinta nada" en la Copa América. Salvo que la hemeroteca me contradiga, no recuerdo que el '10' de Argentina dijera lo mismo de Japón. Vamos, que no le haría ninguna gracia que España les quitara la gloria en su propia casa. Eso supone un gran aliciente para los aficionados, pero no conviene olvidar que esa decisión debería corresponder a Del Bosque y los jugadores, nunca al presidente de la RFEF.
Publicado el 8 de abril de 2011 a las 08:45.