Chava Jiménez, el último romántico
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El 6 de diciembre es un día especial para el pueblo de El Barraco. Además de la festividad de la Constitución, esta localidad abulense recuerda en esa fecha la trágica muerte de uno de sus habitantes más ilustres: José María Jiménez, más conocido como el 'Chava'.
Cuando uno recorre las carreteras colindantes a El Barraco imagina con facilidad a un joven ciclista como Jiménez soñando con tocar la cima de las grandes vueltas como el Tour o la Vuelta a España. El Puerto del Pico, el de Navalmoral... la orografía de toda la comarca se presta para que desde muy pequeños se gesten grandes campeones.
Hablar del 'Chava' es hacerlo de un ciclista distinto. Lejos del conformismo y la excesiva planificación de la que hacen gala todos los corrredores más importantes del momento, Jiménez vivía por y para el espectáculo. Si había una etapa de alta montaña y en ella estaba el 'Chava' merecía sentarse delante del televisor porque el espectador sabía que allí iba a pasar algo emocionante.
Pero con él, muchos descubrieron la cara más amarga del deporte. Cuando un profesional como él acaba su carrera encuentra una realidad más dura, alejada de los elogios desmedidos cuando estás en la cima. Un 6 de diciembre de 2003 el corazón de Jiménez dijo basta.
El 'Chava' dejó huérfano al ciclismo de esos héroes anónimos que escapan a toda la lógica de los jefes de equipo. Para siempre quedará esa imagen de ciclista humano, capaz de arrasar a cualquiera en una etapa de montaña y al día siguiente dejarse una auténtica 'minutada' en una contrarreloj; esas gestas en el Angliru o en la estación de Pal.
El destino quiso que apenas dos meses después también dijera adiós otro de los mejores de la historia de ese deporte. Sin el 'Pirata' y el 'Chava' el ciclismo se quedó sin escaladores de raza. Ellos fueron los últimos románticos de un deporte que ahora agoniza por culpa del dopaje.
Publicado el 9 de diciembre de 2010 a las 15:15.