Ronaldinho o el regreso del hijo pródigo al Camp Nou
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En el verano de 2003 la Barcelona futbolística miraba con cierta envidia lo que sucedía al otro lado del puente aéreo. Los mejores jugadores del momento (Zidane, Ronaldo, Beckham...) se juntaban en el Bernabéu formando toda una constelación de estrellas que amenazaba con acaparar todos los títulos posibles. Pero Joan Laporta, o mejor dicho Sandro Rosell, guardaba un as bajo la manga. El Barça consiguió arrebatar a los blancos a uno de sus objetivos en el mercado de fichajes: Ronaldinho.
Su rendimiento en el PSG levantaba algunas dudas en la afición culé. Bastaron un par de partidos para enviar todas ellas al limbo. Su fútbol de alta escuela y su espectacularidad hicieron que el Camp Nou encontrara un nuevo ídolo en ese brasileño que lucía el '10' a la espalda y que, casi sin saberlo, sería el encargado de iniciar una de las etapas más brillantes del club azulgrana.
Pero en este mundo del fútbol nada es eterno. El astro brasileño bajó su rendimiento de forma alarmante y el espacio que antes ocupaban sus regates y goles de fantasía ahora lo ocupaban sus salidas nocturnas. Un cuento tantas veces escuchado, la caída del ídolo. Guardiola fue el encargado de abrirle la puerta. Esa decisión y 25 millones llevaron a Ronaldinho a Milán, donde fue recibido con gran expectación.
No ha vuelto a rendir igual que en sus primeros años del Barça, pero sus botas siguen guardando magia. Tal vez, muestre algo de ella esta tarde en el Camp Nou, quién sabe. Lo único cierto es que el estadio azulgrana se prepara para rendir homenaje a un futbolista que, más allá de sus patinazos extradeportivos, puso los cimientos del actual Barça. La historia de este club no se entiende sin él. Este miércoles, como dice su himno, 'tot el camp será un clam'.
Publicado el 25 de agosto de 2010 a las 12:15.