¿Era Jiménez el responsable de la mala racha del Sevilla?
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A grandes males, grandes remedios. Eso es lo que debió pensar José María Del Nido tras el partido del Sevilla ante el Xerez. El equipo acumulaba siete partidos sin conocer la victoria y la eliminación en Champions y los dos últimos tropiezos ligueros han sido las gotas que han colmado el vaso.
No se va un entrenador cualquiera. Por primera vez en mucho tiempo, la afición pedía soluciones pero no apuntaba directamente al banquillo. Jiménez tomó las riendas del equipo en un momento muy delicado. Juande Ramos se acababa de marchar al Tottenham y la muerte de Puerta estaba muy presente en el ánimo de la plantilla hispalense.
Manolo Jiménez siempre defendió su trabajo y el puesto de cualquier entrenador se sostiene muchas veces por los resultados. Dos veces primero de grupo en la Liga de Campeones, finalista de Copa y semifinalista un año antes...son datos elocuentes para que algunos hubieran mantenido a Jiménez en su puesto. Pero en el otro lado de la balanza estaba un intangible, la exigencia que tienen los equipos grandes de jugar bien.
Cuando tu objetivo ya no es la permanencia, cuando te empiezas a codear por méritos propios con los más grandes, cuando algunos futbolistas fichan por tu club porque es una referencia internacional, la afición comienza a cansarse de la rutina de la victoria y pide algo más. En los últimos años, la solidez defensiva del Sevilla era envidiable, pero atrás quedó esa sensación de juego alegre que el equipo desprendió en la era Juande Ramos, la más laureada de la historia del club, una sombra demasiado alargada que, tal vez, haya sido el verdadero detonante de la salida de Jiménez.
Publicado el 24 de marzo de 2010 a las 21:00.