Chelsea y Mirandés, el fútbol siempre da otra oportunidad
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Uno es un club inglés multimillonario y el otro un modesto del fútbol. El primero soñaba con el máximo torneo continental tras unas eliminatorias de pesadilla y el segundo lo hacía con codearse con los clubes de la división de plata. Tan distintos, el destino ha querido sin embargo que los caminos del Chelsea y el Mirandés llegarán a un mismo punto, el de penalti, con apenas siete días de diferencia antes de alcanzar la gloria.
Nadie contaba con ellos, pero los Lampard, Terry, Drogba y compañía pudieron sacarse la espina que la Champions les había clavado con especial saña en anteriores ediciones. Ya lo hablamos aquí hace unas semanas cuando eliminó al Barça: al Chelsea no se le podía hablar de que tuviera buena estrella. Cuatro años después de aquel resbalón de Terry en una noche lluviosa de Moscú, el multimillonario equipo de Abramovich acababa conquistando el paraíso desde un punto que para los 'blues' había sido más fatídico que nunca en anteriores ocasiones.
Lejos del glamour y del ruido mediático que destilan las noches de Champions League, el Mirandés se hizo acreedor de la simpatía de muchos aficionados españoles con sus continuas gestas en la última edición de la Copa del Rey. Sólo el Athletic acabó por dar fin al sueño del modesto club que entrena Carlos Pouso, aunque sólo los seguidores más habituales de este equipo burgalés habían probado antes el amargo sabor de un ascenso frustrado. Fue ante el Guadalajara y en Anduva, ese campo que ha sido testigo de noches épicas en el torneo del KO. Era la última eliminatoria de ascenso a Segunda y el público mirandés se preparaba para una gran fiesta tras el 0-1 logrado en el Pedro Escartín. Al descanso, los festejos ya estaban preparados, ya que los locales ganaban por 1-0, pero aún faltaba por llegar el drama. Juanjo empató a falta de 20 minutos para el final y cuando el cronómetro se acercaba al 86 de partido, los nervios burgaleses se tradujeron en un penalti que anotaba Ernesto.
Tocaba hacer de tripas corazón, rearmar el proyecto y volver a intentarlo. A pesar de su excelente trayectoria copera, el Mirandés hizo los deberes en la liga. Acabó primero y además se llevó del partido de ida de la eliminatoria de ascenso un 1-0 que valía su peso en oro. El Atlético Baleares igualó la serie medida la segunda parte, pero cuando aparecían los fantasmas del pasado Pablo Infante los despejó del todo con un gol desde el punto de penalti. El partido terminó 1-2 y el Mirandés festejó su ansiado ascenso. A miles de kilómetros y con bastantes ceros de diferencia en su presupuesto, el equipo burgalés acababa constatando lo mismo que el Chelsea una semana atrás: el fútbol siempre acaba dando una nueva oportunidad, aunque sea desde el punto de penalti.
Publicado el 28 de mayo de 2012 a las 10:30.