La crisis, recesión, desaceleración o ruina, llámenlo como quieran, por la que atraviesa España amenaza con llegar también al mundo de los toros. No parece que haya afectado mucho en América- donde no hay épocas de crisis porque están siempre metidos en ellas- pues la asistencia de público a las plazas está siendo la misma de siempre con una alta ocupación en los tendidos, sobretodo en las ferias importantes. Excepción queda para la plaza de Cartagena de Indias en Colombia, donde tuvo que suspenderse la feria a mitad de ciclo por falta de espectadores. Los primeros síntomas son alarmantes y se reflejan en el escaso interés que hay por los empresarios para pujar por las plazas. Ejemplos claros los tenemos en Zaragoza donde sólo ha acudido dos empresas, Burgos donde tradicionalmente concurrían hasta más de seis empresas, lo han hecho también únicamente dos. En Palencia, solamente una. La de Calatayud ha quedado desierta al no haberse presentado ninguna plica y la han rehecho a la baja, reduciendo el número de festejos. Importantes empresarios como Matilla, Martínez Uranga, José Cutiño, José J. Cañas y Simón Casas coinciden en afirmar que en las condiciones actuales de adjudicación de las plazas es imposible esperar beneficios en el corto plazo. Un caso concreto el de Simón Casas que explota la plaza de Alicante, y ha solicitado la disminución del número de festejos que estaba obligado a dar en un intento de que los políticos, también aquí y como ocurre en otros campos adopten medidas extraordinarias o soluciones para atajar la crisis. Otro punto sangrante son las condiciones exageradas que se incluyen en los pliegos y aquí, los ganaderos Álvaro Núñez y sobretodo Victorino Martín da en el clavo pidiendo a los políticos que dejen de hacer el doble juego de decir públicamente que son aficionados a los toros y luego gravar el piso plaza, exigir un número desproporcionado de festejos, etc. etc.; que se definan claramente y decidan apoyar o no apoyar.
Pero no sólo las Administraciones deben de hacer el esfuerzo. Son los propios profesionales quienes deben de ayudar dejando de exigir contratos exageradamente altos para luego no justificarse en taquilla. Con los honorarios actuales, la mayoría de las "figuras" son deficitarias. Únicamente José Tomás es capaz de romper esa tendencia y esperemos que este año también lo haga Miguel Ángel Perera a quien todo el mundo quiere ver. El resto se han acomodado a una situación en la que se sientan a esperar contratos. Es igual triunfen o no; ya no hay orejas de Madrid o de Sevilla o de Bilbao o de Barcelona; de los doce primeros del escalafón, ni El Fandi, ni Finito de Córdoba ni Rivera Ordóñez ni El Cordobés han pisado Madrid en 2008 y están en todas las ferias con contratos injustificables. Ya todas las orejas valen lo mismo y los toreros comienzan la temporada con todo hecho sin tener que ganárselo en el ruedo. Y es aquí donde los empresarios podrían terminar con las bulas que poseen los de siempre. En fin, veremos como se desarrolla la temporada pero no pinta nada bien. Las primeras ferias importantes como Olivenza, Castellón y Valencia marcarán un poco el pulso de lo que va a ser la temporada. Los empresarios se decantan todos por la disminución de festejos pero no sabemos si solamente con esto será suficiente. Ajustar los honorarios de los toreros a lo que realmente generan sería una solución complementaria (vale lo mismo para los ganaderos) y rebajar las condiciones de adjudicación de las plazas ajustándose a la situación existente y revisando las condiciones de las ya concedidas son las medidas que, todas en conjunto, podrían ayudar a solucionar el problema y que no sea el aficionado quien pague las consecuencias.
Publicado el 5 de febrero de 2009 a las 23:45.