Sevilla
Se acabó Sevilla. Nos referimos naturalmente a la feria de abril, que ha dejado un triunfador claro, Julián López "El Juli", que logró abrir la Puerta del Príncipe en la única ocasión que se ha abierto en esta feria y redondeó su actuación con dos orejas más en la corrida de El Pilar. No ha habido muchas sorpresas o más bien, nada fuera de lo esperado en cuanto a asistencia de público: pobres entradas desde la primera novillada de preferia el día 9 de abril (buena novillada de Espartaco) hasta los victorinos del día 15; aforos, en consonancia con los carteles y a partir de este día buenas entradas con algún lleno de "agotado el boletaje". A resaltar la paciencia del público sevillano, que aguantó estoicamente no solo los avatares del tiempo meteorológico, sino los petardos de toros y toreros.
En el apartado ganadero, más de lo malo que de lo bueno aunque se fueron toros aprovechables sin torear que toreros poderosos como El Cid o Perera hace algún tiempo los hubieran cortado las orejas. Petardo sin paliativos de las dos corridas toristas de Victorino Martín y Palha. Salvables las corridas de El Pilar, Torrealta, El Ventorrillo, Fuente Ymbro y El Torreón. El resto, más de lo mismo, falta de raza, de casta y sobra de mansedumbre. La presentación, en general, salvo excepciones, indigna de una plaza de primera.
Los toreros orejeados además de El Juli, lo fueron Morante el domingo de Resurrección, Oliva Soto (gran actuación la suya a quien la espada le privó de la Puerta del Príncipe), Sebastián Castella y Manzanares. No "estuvieron" El Cid ni Perera en tardes fundamentales para ellos tan necesitados de demostrar que han vuelto. Es imposible que figuras del toreo como ellos se hayan olvidado de torear; no estuvieron pero se los espera. Quienes tampoco estuvieron ni se los espera fueron El Cordobés, Daniel Luque y los hermanisimos Rivera. Lo de El Cordobés y Rivera Ordóñez ya lo habían anunciado los aficionados sevillanos quienes recomendaron a la empresa la no contratación de ambos. Cayetano lleva el mismo camino que su hermano -el de la medalla-; apunta pero no dispara como hiciera Francisco en sus comienzos; como él, acabará convirtiéndose en jornalero de los ruedos, pero, eso sí, con la bolsa repleta. Otro que no sabemos qué pinta cuatro tardes en el abono sevillano ni en ningún otro es Daniel Luque ni qué méritos ha hecho hasta la fecha. Como es un caso extraño a la par que curioso, nos referiremos a él en una próxima entrega de este blog. Y hasta San Miguel, que esperemos que una vez cesadas las lluvias y salido el sol, los ganaderos de siempre no puedan echar la culpa a los fenómenos atmosféricos; claro, que siempre habrá algún otro fenómeno a quien culpar.
Publicado el 26 de abril de 2010 a las 09:15.