Balanca de la primera feria de invierno en Vistalegre
Fin de la primera feria de invierno en el palacio de Vistalegre organizada por Taurodelta. No sabemos si los empresarios habrán quedado satisfechos del resultado aunque imaginamos que no. Si el objetivo era quedarse con Vistalegre para evitar que la competencia pudiera llegar y reventar San Isidro, pues meta conseguida. Ahora bien, si el objetivo era llenar y dar espectáculo, el tema es otro y puede catalogarse como fracaso. De los cinco festejos, en tres de ellos hubo una asistencia de un cuarto de entrada, media plaza larga en otro y solamente se rozó el lleno sin llegar a él en el último. Para quien estuviera esperando algo distinto, decirle que Vistalengre no es Las Ventas, ni los aficionados son los mismos, ni el toro es ni parecido, ni las figuras tienen la misma actitud porque aunque dicen que es importante torear a las puertas de Madrid, no es lo mismo que torear en Madrid. El toro que ha salido ha sido un animal aborregado, en el tipo de plazas de segunda categoría poco exigentes (Vistalegre es plaza de segunda). No es, pues, de extrañar que el personal estuviese con la mosca detrás de la oreja y haya esperado hasta ver de qué iba el invento.
Ningún interés en la corrida de rejoneo, donde si faltan Hermoso o Ventura el espectáculo se desvirtúa; en la corrida de los mediáticos se cayó Jesulín con lo que se fue abajo el morbo de la reaparición. Aunque la causa fue una lesión en la mano, lo cierto es que se llevaban vendidas apenas 1000 entradas y ante el temor al ridículo prefirió quitarse de en medio e hizo bien pues sus colegas mediáticos bordaron el ridículo; solamente el sustituto Leandro hizo el poco toreo que se vió en la tarde. En el tercer festejo se esperaba con ilusión a los "nuevos" Rubén Pinar y Miguel Tendero y lo que hicieron fue dar una lección de cómo no se debe torear, utilizando todo tipo de trampas y ventajas, demasiadas para quien está empezando en esto; si esta actitud es la que van a traer a Las Ventas les esperarán días muy duros. Claro es que lo mismo hizo El Juli en el cuarto festejo y se llevó tres vergonzantes orejas (Ven como no es lo mismo Vistalegre que las Ventas?). Otras dos se llevó Manzanares en tarde de rebajas y una Perera; el público feliz y los toreros más, confesando que se habían sentido muy a gusto. Finalmente, el último festejo que fue el único que rozó el lleno y la "culpa" fue de Morante. Dos verónicas y media y una faena de misterio en su segundo toro al que cortó dos orejas protestadas fue su rédito. La sorpresa positiva por el toreo profundo y de verdad que ejecutó, fue Talavante y su poderosa mano izquierda: se marchó de vacío por culpa de la espada. Cayetano, con un lote complicado se le vio fuera de sitio, sin sentido de la colocación ni de la distancia y el público silenció su labor.
La empresa tiene que pararse a pensar qué es lo que no se ha hecho bien si quieren dar continuidad a estos festejos. Para empezar, más seriedad en lo que al toro se refiere, pensar que el rejoneo vulgar gusta poco, que las "figuritas" no interesan como antaño, que a los nuevos hay que leerles la cartilla y que quiérase o no, únicamente Morante es capaz de llevar al aficionado.
Publicado el 1 de marzo de 2010 a las 19:30.