Cine en Matruchhaya
Archivado en: Bal Mandir, Kathmandu, Nepal, Matruchhaya, orfanatos, cooperación, desarrollo, ONG
Queremos que nuestra estancia en Matruchhaya signifique para sus menores un tiempo excepcional de esparcimiento y diversión. Por eso, el pasado sábado 24 de octubre, por la tarde, decidimos irnos al cine con todos los habitantes del orfanato. Hicimos extensiva nuestra invitación al personal que trabaja aquí: cocineras, cuidadoras, jardinero, conductor, secretario y monjas. Un total de 74 personas, 50 niños y niñas y 24 adultos incluyéndonos a nosotros, con la peculiaridad de que algunas cuidadoras tuvieron que ver la película el domingo, para no dejar desatendidos a los bebés.
Pedimos a las monjas que nos ayudaran a elegir una buena película, aunque por la experiencia de otros años, sabemos que para ellas es más importante la limpieza de la sala, que la calidad de la película. En esta ocasión pudimos hacer coincidir ambas exigencias, porque la película resultó atractiva, y muy divertida, a juzgar por las carcajadas de los niños; y además el lugar estaba impoluto.
El cine, que fue inaugurado hace menos de un año, está a las afueras de Nadiad, por eso tuvimos que dar varios viajes en el pequeño autocar de Matruchhaya. No imaginé que en Nadiad existiera una sala como esta, que no tiene nada que envidiar a las más modernas de España.
Las películas en India suelen ser muy largas, esta duraba algo más de tres horas. Aprovechamos el intermedio para comprar refrescos y chucherías para todos en el propio cine, porque no permitían el acceso con ningún tipo de bebida o comida; para ello había unos vigilantes, que incluso llegaron a cachear a algunas personas. En total, entradas, refrescos y chucherías para 74 personas nos costaron 5.400 rupias, al cambio, unos 79 euros, poco más de un euro por persona.
La película era en hindi, sin subtítulos, pero por las imágenes, y algunas explicaciones en el intermedio, pudimos comprender su trama. Era una historia de amor con final feliz. Un chico y una chica se enamoran y deciden casarse, algo que contraviene las costumbres indias, ya que aquí la mayoría de los matrimonios son concertados. Lo curioso es que la protagonista se había criado en un orfanato, y por ello no fue aceptada por los padres del novio, de modo que tuvieron que casarse sin su consentimiento, y se fueron a vivir a Australia. Allí surgen problemas, y un divertido enredo, pero al final el amor de los protagonistas vence todas las dificultades.
Los niños y niñas de Matruchhaya salieron felices. Para muchos de ellos esta era la primera vez que veían una película en una sala de cine, para los más veteranos era la tercera vez, porque también en las dos ediciones anteriores fuimos con ellos al cine. Nos dio pena que Etka y Geeta no pudieran venir con nosotros. La primera porque es incapaz de fijar su atención en algo durante tanto tiempo; y Geeta porque esa misma mañana sufrió un ataque de epilepsia, y pasó el resto del día en cama descansando. La noche anterior había estado bailando con todos, y se la vio disfrutar muchísimo. Nada hacía pensar que pocas horas después sufriría una nueva crisis epiléptica.
Publicado el 29 de octubre de 2009 a las 09:00.