Roshni y Chandrika
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Hace varios días, estábamos sentados en unos bancos junto a la puerta de entrada de Matruchhaya, charlando y haciendo tiempo hasta la hora de la cena, cuando llamó mi atención una fotografía colgada en la pared, justo enfrente de mí, que no había visto hasta ese momento. Me levanté para acercarme a la imagen, e inmediatamente reconocí a mi hija Chandrika en el centro de la imagen, con unos tres años de edad. Seguí revisando la foto, suponiendo que no andaría muy lejos Roshní, mi otra hija, la hermana mayor de Chandrika, y rápidamente la descubrí. Las dos aparecían guapísimas, con una preciosa sonrisa que denotaba felicidad.
En la imagen también reconocí a otras niñas. Babika salió en adopción el mismo día que nuestras hijas; hicimos juntos de viaje hacia España, con ella y con sus padres. Usha ha estado viviendo en Matruchhaya hasta hace un año y medio. No fue dada en adopción, porque en realidad no era huérfana, sino hija de leprosos, y esa circunstancia le obligaba a vivir apartada de sus padres. Ahora vive en Ahmedabad, donde las monjas le encontraron un trabajo como secretaria en una oficina. Bali, con 22 años de edad, sigue viviendo en Matruchhaya. Tampoco salió en adopción, porque tenía padres, aunque no se podían ocupar de ella. Ahora estudia enfermería. Arpita fue adoptada antes que nuestras hijas, y ahora estudia medicina. Sumitra y Manju también viven en España. No fueron adoptadas, porque eran ya muy mayores, pero consiguieron un contrato de trabajo con alguna de las familias vinculadas a Matruchhaya.
Calculo que esa imagen se tomó hace unos 19 años. Chandrika ahora tiene 22 años y Roshní 23. Por aquella época, mi mujer y yo ya estábamos casados, pero Roshní y Chandrika no existían en nuestras mentes, ni siquiera como proyecto de futuro. No podíamos imaginar que a miles de kilómetros de nuestra casa, había dos niñas que serían nuestras hijas. Viendo esta imagen, y algunas otras que voy recuperando de su pasado, me da pena no haberlas conocido antes; a veces lamento habernos perdido esa etapa de su infancia; aunque sinceramente creo que nuestra historia estaba escrita con antelación, y todos los plazos se fueron cumpliendo siguiendo un guión predeterminado. Ahora resulta emocionante ir recuperando vestigios de su pasado, que repentinamente aparecen ante mi vista como por arte de magia.
Publicado el 21 de octubre de 2009 a las 09:15.