El pasado domingo, 20 de septiembre, comimos en uno de los apartamentos que tenemos alquilados, con cinco chicas ex Bal Mandir, a las que, desde principios de año, estamos ayudando económicamente para que puedan continuar con sus estudios. Indira (21 años), Laxmi (22 años) y Grishma (22 años) están estudiando Business, algo parecido a lo que en España sería Empresariales o Dirección de empresa. Sumitra (21 años) y Kamala (23 años) están estudiando Sociología y Psicología.
Las cinco tienen en común que se criaron en Bal Mandir y que, cuando se acercaron a la mayoría de edad, fueron trasladadas a la NGCC (Nepali Girl Care Centre). Allí vivieron durante tres años, tras los cuales, tuvieron que alquilar una habitación o compartir un apartamento con otras chicas, con ayuda de la propia NGCC durante el primer año. La intención de esta institución es que, pasado ese tiempo, las chicas sean capaces de vivir por sí mismas; pero lo cierto es que muchas de ellas encuentran grandes dificultades para poder sobrevivir a partir de ese momento, y al mismo tiempo finalizar sus estudios.
Indira, Laxmi, Grishna, Sumitra y Kamala nos pidieron ayuda a través de nuestro amigo Mahen, y fue él quien, después de entrevistarse con cada una de ellas, y evaluar el coste de ese apoyo, nos dijo hiciésemos todo lo posible por atender su solicitud, porque las cinco se encontraban en una situación muy delicada. Todas ellas van un poco retrasadas en los estudios con respecto a su edad, pero eso es algo muy habitual en los niños y niñas de Bal Mandir, y se debe a que han tenido una escolarización irregular, generalmente han empezado a estudiar más tarde de lo normal.
Pudimos enviar el dinero necesario para estas cinco chicas ex Bal Mandir continuasen con sus estudios, gracias a las aportaciones particulares de algunos amigos, y a un grupo de familias que se creó en Cabezón de la Sal, y posteriormente se ha ido extendiendo, que aportan mensualmente 10 Euros o más, dependiendo de las posibilidades económicas de cada cual.
Debemos de ser muy exigentes a la ahora de pedir cuentas, y todo tipo de explicaciones, en lo que respecta a este tipo de ayudas. El año pasado, con dinero de nuestros amigos, becamos a tres chicos recién salidos de Bal Mandir: Subas, Bharat y Narendra. Gestionamos la ayuda económica a través del propio orfanato. Corrimos con los gastos de alojamiento, manutención y escolarización de los tres. Aunque de todos ellos teníamos muy buenas referencias, lo cierto es que, con sólo 18 años de edad, pasaron de estar muy vigilados, a tener absoluta libertad de movimientos, sin tener que dar explicaciones a nadie.
Los tres suspendieron la primera evaluación. Entonces, tanto el director de Bal Mandir, como nosotros, nos dirigimos a ellos haciéndoles saber que si no mejoraban sus resultados, la ayuda terminaría. A partir de ese momento, no volvimos a tener información de su evolución académica, pero al poco de llegar a Kathmandu, nos reunimos con ellos y les pedimos explicaciones. Finalmente, con mucho dolor, hemos decidido retirar la ayuda a Subas y Bharat, pero mantenerla a Narendra, ya que es el único que ha podido justificar su bajo rendimiento, porque las fiebres tifoideas le obligaron a faltar a clase durante mucho tiempo.
No obstante, a partir de ahora, Narendra, al igual que las otras cinco chicas ex Bal Mandir, estarán bajo la vigilancia y tutela de nuestro amigo Mahen, que les obliga a rendir cuentas una vez al mes; y la continuidad de la ayuda, como en el caso de las chicas, estará condicionada a su resultado académico.
Publicado el 28 de septiembre de 2009 a las 09:15.