Más educación y menos recaudación
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Los datos de víctimas mortales provocadas por accidentes en la carretera han confirmado en octubre la tendencia negativa de los últimos meses. El puente de Todos los Santos se ha cobrado la vida de 24 personas, 13 más que en el mismo periodo de hace un año. Octubre cerró con 170 víctimas mortales, 21 más que en octubre de 2009. Un mal dato que se suma al de septiembre, mes en el que también se incrementaron considerablemente los fallecidos en la carretera. Son datos que rompen una racha de 34 meses consecutivos de descenso de fallecidos en accidentes de tráfico y que han provocado que el Partido Popular solicite la comparecencia en el Congreso de los Diputados del Director General de Tráfico, Pere Navarro. El efecto que en su día tuvo la implantación del carnet por puntos se ha diluido, y tampoco las campañas de la DGT provocan el efecto deseado, quizá porque la sociedad percibe de ellas más un efecto recaudatorio que la labor pedagógica que tratan de transmitir. Las organizaciones de automovilistas han denunciado de forma reiterada que los recortes presupuestarios han pasado factura e incidido negativamente en el mantenimiento de las carreteras. No hay más que circular en moto para comprobar el peligro que supone la conducción por ciertas vías a causa de su mal estado de conservación. La mejor medida disuasoria en la carretera, la presencia de patrullas de la Guardia Civil, se ha reducido notablemente, lo que se refleja en menos controles de alcoholemia e incrementos de la velocidad de los conductores. La administración tiene muchos deberes pendientes más allá del desmedido afán recaudatorio. Se han incrementado los radares en lugares donde el riesgo de accidente es menor y se puede circular a mayor velocidad. Pero no se hace el esfuerzo necesario para mejorar el estado de conservación de las carreteras, especialmente en la red secundaria, ni se trabaja lo suficiente en el refuerzo de la educación vial. Sigue habiendo numerosos puntos negros, mala o inexistente señalización, curvas mal peraltadas, peligrosos cambios de rasante, señalización insuficiente o inexistente... Y no hay que olvidar el binomio juventud-accidente. Gran parte de los siniestros más graves se producen en el segmento de los 20 a los 30 años. Las autoescuelas enseñan a aprobar el examen, pero no a conducir de verdad, a reaccionar ante imprevistos, frenadas, conducción con hielo o sobre mojado, etcétera. Tampoco hay una cultura de comportamiento respetuoso al volante. Urge incidir en la educación y no tanto en la recaudación.
Publicado el 4 de noviembre de 2010 a las 15:00.