Archivado en: Editorial, comunidades autónomas, traspaso de poderes
El gran problema que atenaza en estos momentos a la economía española, más allá de la dramática situación que sufren los cinco millones de parados, es el descontrol financiero de las autonomías. El partido Popular ha estrenado su recién conseguido poder autonómico con graves acusaciones sobre el agujero real que existe en las cuentas de las autonomías que va a tener que gestionar. El Gobierno, por su parte, ha reclamado una dosis de sensatez, no sin razón, pues está en juego la credibilidad de todo el sistema en un momento especialmente delicado, a la espera de que Bruselas avale la estrategia de reducción del déficit y las reformas puestas en marcha por el ejecutivo, y con nuevos temores de contagio por la situación de Grecia y Portugal. Enfrascarse en acusaciones sobre el estado de las cuentas públicas no hace ningún bien, y contribuye a alimentar las dudas en los mercados sobre la solvencia de nuestro país. Ante esto, tampoco es de recibo el espectáculo que se está ofreciendo en Castilla La Mancha, donde los consejeros salientes han cancelado las reuniones con los populares para hacer un traspaso ordenado de poderes ante las denuncias del PP de que se van a encontrar un ejecutivo en quiebra total que no va a poder pagar ni las nóminas de los funcionarios. La imagen de las furgonetas cargadas de bolsas de documentos tampoco contribuye a serenar los ánimos y alienta la sensación de que se quiere ocultar la situación real de las cuentas. Por eso, el llamamiento del líder del PP, Mariano Rajoy, para que se hable "a calzón quitado" con las comunidades autónomas no debe interpretarse como un brindis al sol. El gobierno haría bien en recoger el guante, pues en el envite está en juego mucho más que una estrategia electoral o de desgaste al adversario. Es necesario poner, en primer lugar, negro sobre blanco en las cuentas, para conocer al detalle en qué punto estamos realmente, así como diseñar un plan riguroso de reducción del déficit en todas las administraciones para poder cumplir los objetivos marcados por la Unión Europea. La frase de Rajoy "se puede cumplir el objetivo si todos somos leales" debería ser suficiente para acabar con el espectáculo que unos y otros están dando. Pero al mismo tiempo exige un ejercicio de responsabilidad por parte de todos. Unos, midiendo sus declaraciones para evitar dañar la imagen exterior; otros, facilitando la transparencia de la gestión pasada. Y por último, el compromiso de todas las autonomías sin excepción para no romper el techo de gasto fijado por el Gobierno.
Publicado el 9 de junio de 2011 a las 12:00.