La sucesión, atada y bien atada
Archivado en: Editorial, José Luis Rodríguez Zapatero, remodelación del ejecutivo, cambios en el gobierno
A Rodríguez Zapatero no se le puede negar la capacidad de reinventarse. Apenas esperábamos un cambio en el ministerio de Trabajo, pero hemos desayunado con una profunda remodelación del Gobierno. Un golpe de efecto a la desesperada para tomar impulso y darle la vuelta a las encuestas. Lo ha hecho sacrificando el hacer por el convencer, y encumbrando a Rubalcaba, al que convierte en el hombre fuerte y de facto casi en el presidente en la sombra. Alfredo Pérez Rubalcaba asciende a la vicepresidencia, mantiene Interior y se convierte en el portavoz del Gobierno. La sustitución de Teresa Fernández de la Vega es el reconocimiento más explícito de que no hay quien venda la acción de gobierno. Zapatero está convencido de que sólo Rubalcaba es capaz de comunicar para atraer al electorado insatisfecho. y refuerza esta línea con Ramón Jáuregui, a quien recupera después de haberle enviado al destierro en Estrasburgo. El tandem Rubalcaba-Jáuregui da otra pista de que el final de ETA es uno de los ases que confía en sacar de la manga en lo que resta de legislatura. Pero el presidente, además, ha movido las fichas para controlar el el PSOE de cara a los elecciones, ante su propia candidatura y por si hay que pilotar la sucesión. Para ello necesitaba quitarse de encima a Leire Pajín, a la que hace ministra de Sanidad a cambió de quitarle el poder del partido. Lo que viene a ser una patada por elevación que muestra que su máxima preocupación es controlar el PSOE para que cese la disidencia, preparar el batacazo de Cataluña y de las autonómicas y de paso, quitarle un grano a José Blanco, que podrá coordinar a su gusto las próximas campañas. A su fiel Trinidad Jiménez le compensa por el mal trago que le hizo pasar al enviarla a medirse y perder contra Tomás Gómez y le pone un avión para viajar por el mundo, su gran aspiración por fin colmada. Esta vez sí. Ya no la esperan en Madrid, ni siquiera en la ejecutiva del PSM, a la que vuelve Beatriz Corredor tras ver desaparecer su ministerio, como el de Aído. Un retroceso para las políticas sociales sobre de las que tanto alardeó Zapatero. Otro de sus leit motives, la paridad, ha pasado también a la historia. Las circunstancias mandan. En definitiva, unos cambios para recuperar el favor del electorado, con guiños a la izquierda y a los sindicatos con las incorporaciones de Rosa Aguilar y Valeriano Gómez, que encumbran a Rubalcaba como el elegido para una hipotética sucesión, y que tranquilizan al PSOE con la vuelta de viejos pesos pesados. Todo queda atado, y bien atado.
Publicado el 22 de octubre de 2010 a las 11:00.