La otra campaña de los ciudadanos
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La campaña electoral está eclipsando otra campaña más interesante en las redes sociales que ha provocado una revolución sin precedentes en el mundo audiovisual, y que ha llevado a miles de usuarios a forzar la reacción de los anunciantes contra una cadena de televisión exponente de la más deleznable telebasura. El programa La Noria de Telecinco entrevistó hace un par de semanas a Rosalía García, la madre del El Cuco, uno de los implicados en la muerte y desaparición de Marta del Castillo. Por sus declaraciones, la cadena le pagó 10.000 euros. El nauseabundo espectáculo de elevar la audiencia a costa del sufrimiento de la familia de la joven desaparecida, propicia la acción de un bloguero, Pablo Herreros, que lanza la iniciativa en las redes para movilizar a la ciudadanía contra las cadenas que albergan programas capaces de lucrar a delincuentes y familiares a costa de sus delitos. En su blog invita a presionar a los anunciantes para que no apoyen este tipo de programas. La respuesta ha sido tan masiva que empresas como Campofrío, Nestlé, Puleva, Bayer o El Corte Inglés, entre otras, han retirado sus anuncios de La Noria. Es posible que esto no suponga demasiada repercusión para Telecinco, porque la inversión publicitaria no se reduce sino que se migra a otras franjas de audiencia y perfiles de público similares, pero es un serio aviso a navegantes. Bien harán estas y otras compañías que han hecho de la excelencia su seña de identidad, grandes corporaciones que propugnan los valores de la responsabilidad social y la ética empresarial como parte indisoluble de su ADN, plantearse si pueden seguir vinculando su marca y con ella su reputación a empresas de comunicación que al amparo de la libertad de expresión ofrecen contenidos vergonzantes saltándose las más elementales normas de ética y deontología profesional. El paso que han dado estos anunciantes debería ser coherente y desligarse definitivamente de este modelo de televisión en el que todo vale con tal de obtener audiencia. En su descargo cierto es que Telecinco puede alegar que sus programas bazofia responden a las preferencias de sus millones de espectadores, que son libres de elegir qué quieren ver. También lo son los anunciantes para decantarse entre lo zafio y la calidad. Los ciudadanos en su papel de consumidores han mostrado en las redes sociales su capacidad de acción y su poder cuando el impulso colectivo se canaliza en la buena dirección, ganando por la mano a los políticos, que ni siquiera en campaña han mostrado la mínima sensibilidad.
Publicado el 11 de noviembre de 2011 a las 14:30.