Reforma laboral, por un despido más barato
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El Gobierno ha asumido de una vez que el coste del despido es un lastre para la creación de empleo y ha movido ficha en esta dirección, en la misma línea que vienen reclamando los empresarios que son los que tienen la llave para la creación de empleo, y organismos tan poco sospechosos como el Banco de España. Entre la batería de propuestas que ha presentado a los agentes sociales en la mesa del diálogo social, y en contra de lo que ha defendido hasta ahora, el ejecutivo ha incluido medidas para flexibilizar el mercado de trabajo con el objetivo concreto de incrementar los índices de empleo fijo y facilitar la movilidad laboral con un despido más barato. La propuesta del Gobierno sugiere utilizar el vigente modelo de contrato de fomento del empleo, que contempla una indemnización por despido de 33 días por año trabajado en lugar de los 45 días de los contratos ordinarios, con la peculiaridad de que parte de esa indemnización, en concreto 8 días, correría por cuenta del Estado. De esta manera los empresarios verían reducida a casi la mitad la cantidad que tendrían que abonar por despido, sólo 25 días, lo que incentivaría la contratación indefinida. El Ministerio de Trabajo pretende con ello facilitar a las empresas la rotación de trabajadores no productivos sin que estos vean mermada su indemnización de 33 días potenciando esta modalidad de contrato. Junto a esta propuesta, con la que trata de romper la dualidad entre contratos temporales e indefinidos, los más vulnerables los primeros e intocables los segundos, se intentará favorecer la movilidad laboral mediante una especie de fondo constituido por las empresas para cada trabajador que se abonaría en caso de despido, similar al modelo que rige en Austria. Encima de la mesa del diálogo social está asimismo el modelo alemán de contrato que opta por las reducciones de jornada antes que el despido y en los que el Estado asume la remuneración de esas horas.
Las propuestas del Gobierno van a suponerle un fuerte desgaste social y un choque con los sindicatos, a los que tendrá que explicar muy bien el alcance de medidas que ha venido rechazando reiteradamente, pero que avanzan en la dirección adecuada para empezar a enfrentarse con posibilidades de éxito a una reducción de las cifras del paro. Es una buena ocasión para medir el coraje del Gobierno y comprobar si está dispuesto a llevar su reforma al Congreso con los sindicatos en contra. Con la que está cayendo.
Publicado el 15 de abril de 2010 a las 13:15.