Un último servicio...o el primero
Archivado en: Delegada del Gobierno, Dolores Carrión, Okupas, indignados
Un último servicio...o el primero, es lo que le pedimos a la delegada del Gobierno en Madrid, María Dolores Carrión, un servicio a la causa para la que fue nombrada, aunque sea lo último -o lo único- que haga por mantener el orden público y la seguridad en Madrid. Le quedan unas pocas semanas de relumbrón y las alfombras del caserón de la calle Miguel Ángel pronto serán pisadas por un nuevo inquilino que esperemos que sepa ejercer el cargo con mayor autoridad. Pero entretanto llega su cese, podía dar alguna muestra de que aún sigue allí para que al menos supiéramos de su existencia. Porque anda más perdida que la Raimunda del Palacio de Linares, cuyas voces se escuchaban pero nadie la veía. A la delegada ni las voces, porque ha sido incapaz de alzar la suya, no ya para ordenar a la policía los desalojos, ni siquiera para defenderse de las críticas, que ya es tener cuajo. La pasividad con que ha caracterizado su efímero mandato es inversamente proporcional al incremento de ‘okupaciones' de edificios vacíos y espacios públicos que su estrategia de mirar para otro lado ha favorecido sin hacer nada para impedirlo. Esta semana ha sido especialmente productiva para la agencia inmobiliaria del 15-M, que se ha hecho por la patilla con dos bloques de pisos en el distrito Centro, el antiguo economato de Carabanchel y el centro de salud de Galapagar, a los que hay que sumar las okupaciones del Hotel Madrid y del Teatro Albéniz unas semanas antes. En este último espacio a punto se ha estado de rozar la tragedia con un aparatoso incendio provocado, según todos los indicios, por un violento okupa más indignado que sus indignados compañeros. Pero ni siquiera el incendio del histórico teatro, que obligó a salir de su encierro a los okupas, fue aprovechado por la delegada para desalojarlo definitivamente. Este primero de diciembre hemos visto a Dolores Carrión copresidir, junto con la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, la recepción adelantada con motivo del Día de la Constitución en la Real Casa de Correos, sede de la Presidencia. Todo eran sonrisas a pesar del rapapolvo que le ha echado Esperanza Aguirre instándole a que ordene de inmediato los desalojos. Pero ni por esas. Total, la delegada ya es interina y no se va a llevar un sofocón a estas alturas de la película, pudiendo pasarle el marrón al siguiente que llegue. Lo último que ha hecho por Madrid ha sido compartir un canapé con la presidenta a unos metros de la Puerta del Sol, el mayor escaparate de su desidia durante los días que fue tomada por el 15-M.
Publicado el 1 de diciembre de 2011 a las 15:45.