Archivado en: Editorial, Tomás Gómez, constitución Mesa Asamblea de Madrid
Tomás Gómez ha tenido un mal comienzo en su estreno parlamentario. Su debut en el pleno de constitución de la Asamblea de Madrid no ha podido ser más desafortunado. Después de cuatro años sin poder medirse en la tribuna con la peor de sus pesadillas, su primera intervención en el hemiciclo se ha saldado con una pataleta por el reparto de miembros de la Mesa, y el anuncio de recurrir en amparo al Tribunal Constitucional. Se ha quedado con un palmo de narices por el acuerdo alcanzado entre el resto de los grupos, PP, IU, y los novatos de UPyD, que ha hecho al PSM perder uno de los dos puestos de la Mesa que le corresponderían por sus 36 diputados, para dárselo a UPyD, y que en el principal órgano de dirección del Parlamento regional estén representados los cuatro grupos. Tiene todo el sentido que todos los grupos políticos que forman la cámara tengan representación en sus órganos directivos, por más que le pese a Gómez, cuyo talante ha demostrado a la primera de cambio. Sí sorprende lo lejos de la paridad que ha quedado la Mesa, en la que sólo hay una mujer, como bien ha denunciado el Grupo Socialista, aunque podía haber dado un paso en este sentido y haber designado a Matilde Fernández en lugar de a Juan Barranco, ya que no ha conseguido colocar a ambos. Pero no es sólo que el PSM no haya podido copar uno de los dos puestos; lo que más le escuece al flamante líder de la oposición es la cruda realidad: Izquierda Unida le ha dado calabazas a pesar de las innumerables declaraciones de amor que le profesó durante la campaña y a la primera de cambio le ha levantado la cartera. También UPyD le está saliendo rana. Confiaba en que la formación magenta impediría que el PP gobernara en Getafe, Leganés, Coslada y Alcalá de Henares, donde los populares han ganado sin mayoría absoluta, pero nada más lejos de su ánimo. Va a tener que compartir un escenario político con el que no contaba y está solo ante el peligro. Frente al PP, que le ha barrido en las urnas; frente a IU, que va a hacer valer su propio discurso, y frente a UPyD que ha demostrado que tiene mucho que decir en la política local y nacional. La novena legislatura se antoja dura y complicada, más a medida que se vaya acercando la fecha de las elecciones generales, y el tono con el que ha comenzado hace prever por donde van a ir los tiros, valga el desafortunado símil. Esperemos que el nuevo Presidente de la Asamblea, José Ignacio Echeverría, el hombre del metrobús, supere el elevado listón de su predecesora y sea capaz de sosegar a sus señorías.
Publicado el 10 de junio de 2011 a las 09:45.